5.000 kil¨®metros para hallar al padre
Movilizaci¨®n en Nueva York paraque un ni?o hondure?o, v¨ªctima del 'Mitch', localice a su ¨²nico familiar
Edwin Daniel Sabillon es un chico hondure?o de 13 a?os y un valor sin l¨ªmites. El domingo pasado, a las dos de la tarde, despu¨¦s de haber cruzado tres fronteras y recorrido 5.120 kil¨®metros en autoestop, en autob¨²s y a pie, lleg¨® a Nueva York, tom¨® un taxi y fue a buscar a su padre, al que s¨®lo conoce por fotograf¨ªas. Hab¨ªa salido 37 d¨ªas antes de San Francisco de Yojoa Cortez, cerca de Tegucigalpa, la capital de Honduras. Con la historia que ha contado a la polic¨ªa de Nueva York -y que nadie hasta ahora ha puesto en duda- se justifican la fascinaci¨®n y las l¨¢grimas que ha despertado. Por el momento, el alcalde neoyorquino, Rudolph Giuliani, siempre sensible a la capacidad electoral de las minor¨ªas, se ha conmovido hasta el fondo. "Haremos lo que podamos para ayudarle, porque es de justicia hacerlo", ha dicho, despu¨¦s de movilizar a la polic¨ªa y a los servicios municipales.
Edwin Daniel Sabillon viv¨ªa con su abuelo, su madre -?ngela Enamorado- y su hermano de 14 a?os en Colonia San Miguel, un suburbio de Tegucigalpa. El pasado oto?o, las furias del hurac¨¢n Mitch desencadenaron un aluvi¨®n de barro que se llev¨® por delante la casita familiar y la vida de abuelo, madre e hijo mayor. El chico sab¨ªa que su padre estaba en Nueva York y le escribi¨® pidiendo ayuda.
El padre, Grevi Sabillon V¨¢squez, le contest¨®. La polic¨ªa de Nueva York ha podido leer en su carta, que formaba parte del magro equipaje de Edwin, las instrucciones para ir a Nueva York e incluso una cita: los d¨ªas 25, 26 y 27 de junio, en la entrada del aeropuerto de La Guardia, "cerca del puente". "Llevar¨¦ una camisa blanca, pantalones negros, zapatillas blancas y un sombrero negro. Yo te reconocer¨¦", aseguraba. Como prueba de seriedad, y para ayudarle en los gastos del viaje, le mand¨® 200 d¨®lares (32.000 pesetas). El pasado 22 de mayo, Edwin sali¨® de la casa de los amigos con los que viv¨ªa y se ech¨® a andar.
La ruta que emprendi¨® es el mismo camino que decenas de miles de desesperados toman hacia Estados Unidos en busca de trabajo y dinero. A lo largo de la traves¨ªa se topan con coyotes especializados en contrabando humano que se ganan la vida exprimiendo los ahorros de los indocumentados. Edwin tuvo suerte: avanz¨® por la costa hondure?a, cruz¨® Guatemala y atraves¨® M¨¦xico. Gracias a su apariencia fr¨¢gil y sus ojos negros y serios, el chico se gan¨® la confianza de automovilistas y camioneros. En Matamoros, en la frontera con Tejas, cay¨® simp¨¢tico a los coyotes, que le cruzaron gratis a EEUU, en lugar de cobrarle los cuatro o cinco mil d¨®lares que acostumbran.
De ah¨ª, Edwin hizo otra vez dedo hasta Houston y luego se orient¨® hacia Miami. En el camino, la suerte le abandon¨® por un instante, porque perdi¨® su cartera con casi todo el dinero que le quedaba y el papelito donde ten¨ªa apuntadas las se?as de su padre. Pero en Miami, ya el s¨¢bado pasado, la fortuna le condujo hasta una caf¨¦ en el que pidi¨® cambio de un billete de cinco d¨®lares -todo su capital- para poder tomar un autob¨²s a las afueras y tratar de que alguien le llevara a Nueva York. Los asombrados y conmovidos cubanos que estaban en el local hicieron una colecta para comprarle un billete de autob¨²s. "Dijo que no hab¨ªa comido ni dormido gran cosa y que, aunque hab¨ªa perdido la cartera, estaba contento de que le quedara tan poco para ver a su padre", ha declarado a medios estadounidenses Emilio Jos¨¦ Jim¨¦nez, cliente del caf¨¦ cubano de Miami.
Edwin lleg¨® a Nueva York a la hora de comer del domingo. Asombrado y desconcertado por el espect¨¢culo, dio vueltas sin saber qu¨¦ hacer. Jos¨¦ Basora, un taxista dominicano, ha contado a The New York Times que estaba en la calle 149, en el Bronx, cuando el chico se le acerc¨® sonriendo y le dijo en espa?ol que si le pod¨ªa llevar al aeropuerto. Le cont¨® su historia y Jos¨¦ le llev¨® a La Guardia, pero no fueron capaces de localizar a Grevi. El taxista llev¨® al chico a su casa, le duch¨®, le dio de cenar y le llev¨® a la comisar¨ªa del barrio. A partir de ah¨ª, la noticia con la incre¨ªble y afortunada aventura salt¨® a los medios. La polic¨ªa de Nueva York, que necesita desesperadamente mejorar su imagen, le compr¨® hamburguesas y helados y no deja de buscar ahora al padre: "Nuestro objetivo prioritario es que se re¨²nan los dos", ha declarado Thomas Kelly, inspector de la comisar¨ªa a la que lleg¨® Edwin. El Servicio de Inmigraci¨®n no se queda atr¨¢s y recuerda que hay diversas posibilidades para legalizar la presencia de padre e hijo en territorio norteamericano.
Adem¨¢s, en caso de que Grevi estuviera indocumentado tiene de plazo hasta el 5 de julio para solicitar un permiso provisional al amparo de las medidas de ayuda para los damnificados del hurac¨¢n Mitch, el mismo que mat¨® a la familia de Edwin y que le oblig¨® a buscar al padre que jam¨¢s hab¨ªa conocido.
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