Justicia
Hace seis a?os, la juez de Marbella Blanca Esther D¨ªez denunciaba una trama de corrupci¨®n judicial. La juez fue inhabilitada, estuvo a punto de perder su trabajo e incluso de ir a la c¨¢rcel. Buena parte de los argumentos de D¨ªez -acompa?ados de nuevos elementos de sospecha- fueron recogidos de nuevo la semana pasada por la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n. El informe de la Fiscal¨ªa mostraba una realidad que no es secreto para nadie que conozca la Costa del Sol y el Campo de Gibraltar: a estas orillas vienen recalando, para ser blanqueados, dineros nada santos, procedentes de los m¨¢s s¨®rdidos tr¨¢ficos -drogas, armas, prostituci¨®n...-, que est¨¢n creando una red mafiosa que afecta a juzgados y polic¨ªas y pueden comprar votos y pol¨ªticos. Afortunadamente, hay cuerpos especiales de la Polic¨ªa, de la Guardia Civil y de los servicios secretos que se van tomando en serio el asunto antes de que llegue a m¨¢s. Dichosamente, existe tambi¨¦n la Fiscal¨ªa Anticorrupci¨®n. En cambio, es curioso que ning¨²n fiscal de M¨¢laga ni del Campo de Gibraltar haya tenido la m¨¢s m¨ªnima curiosidad de ponerse a mirar las cuentas corrientes de algunos polic¨ªas, ni trate de indagar sobre los promotores de convenios urban¨ªsticos que tienen sedes en ex¨®ticos para¨ªsos fiscales, ni tampoco le haya dado por investigar las fuentes de financiaci¨®n del GIL... Muchas veces nos puede nuestra memoria cinematogr¨¢fica y cuando o¨ªmos hablar de mafias pensamos en Al Pacino, en noches de San Valent¨ªn y en boxeadores de nariz rota que matan por encargo. Personajes as¨ª existen en la Costa del Sol y pueden encontrarse, bien rodeados de guardaespaldas, en alguna lujosa discoteca. Pero no se trata de eso: las mafias no son siempre tan fotog¨¦nicas. Actitudes mafiosas son tambi¨¦n la de aquellos que a cambio de peque?os favores son capaces de mirar para otro lado. Lo malo es que son tantos los que parecen haber recibido favores -un trabajo para un familiar, unas vacaciones, una noche en galante compa?¨ªa...- que resulta dif¨ªcil deslindar entre corruptos y gentes de moral demasiado amplia. En cuestiones de ¨¦tica hay para todos los gustos: hace poco, una juez rechaz¨® un libro sobre Jes¨²s Gil que, ir¨®nicamente, le enviaba un grupo de ciudadanos de Marbella. "No puedo aceptar regalos", dijo. En cambio, hace tres a?os, la asociaci¨®n mayoritaria entre los jueces -la conservadora APM- dec¨ªa que eran "normales" atenciones que hab¨ªan recibido un grupo de magistrados en unas jornadas jur¨ªdicas de Marbella patrocinadas por Jes¨²s Gil y organizadas por el exoficial de los juzgados Juan Ram¨ªrez, espejo, seg¨²n ¨¦l, en el que se mira su hija, la pol¨¦mica jueza marbell¨ª Pilar Ram¨ªrez. Entre esos magistrados estaba el entonces presidente del Consejo del Poder Judicial y la hoy ministra de Justicia. Fue tan atento el Ayuntamiento marbell¨ª que, adem¨¢s de varios millones en dietas, hoteles y viajes, se gast¨® 242.825 pesetas en una cena para 19 personas que inclu¨ªa caviar iran¨ª (40.000 pesetas), cigalas a la parrilla (65.800) y vodka ruso (10.200). En total, muy poco dinero para quebrar la voluntad de un juez honesto, pero demasiado para gentes que han de estar por encima de toda sospecha.
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