Sacando casta?as del fuego
?Dios santo, cu¨¢ntos frentes es preciso cubrir! Todo el mundo se?ala la paradoja de que, a juzgar por las consecuencias y el debate sobre el estado de la naci¨®n, parecer¨ªa que el PSOE va ganando y el PP perdiendo cuando es evidente, por los n¨²meros desnudos, que no es cierto. ?O s¨ª? Lo que sucede es que este Gobierno no sabe comunicar, no sabe "vender imagen" ni siquiera cuando gana unos comicios que habitualmente pierde el partido en el poder, como se ha visto con Blair y Schr?der, seg¨²n se?alan refinados analistas que quisieran echar una mano centrista al PP sin significarse mucho. Sobre todo ahora que empiezan a venir mal dadas.
No cabe estar a todo, caramba. Con un Gobierno tan torpe en cosas de imagen, algunos medios privados est¨¢n llegando a cotas de adoctrinamiento pintorescas; tanto, que m¨¢s parecen folletos del gabinete de prensa de La Moncloa. Con articulistas de izquierda incluidos, que pasan el d¨ªa dici¨¦ndole a Aznar lo que tiene que hacer, sin resultar sospechosos, porque, bueno, para eso son de izquierda. Y as¨ª es dif¨ªcil sobrevivir. Mucha gente se trag¨® lo del pu?ado de valientes periodistas frente al Behemot del poder durante el infame felipismo, por lo que esto de verlos hoy todo el d¨ªa al servicio incondicional del poder siguiente como asesores program¨¢ticos y t¨¢cticos est¨¢ provocando una oleada de deserciones. Ya hasta los m¨¢s pedantes cr¨ªticos de la "teor¨ªa conspirativa de la historia" reconocen que hubo una conspiraci¨®n en su d¨ªa. Porque en la "teor¨ªa conspirativa de la historia" no cree nadie que est¨¦ en sus cabales; pero conspiraciones ha habido much¨ªsimas desde el origen de los tiempos y seguir¨¢ habi¨¦ndolas; muchas m¨¢s que leyes de desarrollo de la historia, pongamos por caso, de las que no consta que haya alguna.
Mira por d¨®nde, a lo mejor esta situaci¨®n explica el desastre electoral de IU; esos 1.300.000 votos que ha perdido el compa?ero Anguita. Es posible, pero -Jes¨²s, qu¨¦ cruz- no conviene decirlo. Hay que remachar la tesis oficial, la propiciada en la generosa cobertura de la televisi¨®n p¨²blica, con acaramelada entrevista a?adida: el gran enemigo de Anguita no es la inexistente pinza con la derecha (perd¨®n, el centro), ni su huero sectarismo carente de toda idea, ni su antisocialismo irracional, ni sus err¨®neos c¨¢lculos electorales; es decir, no es ¨¦l mismo. El gran enemigo de Anguita es Jes¨²s de Polanco y el Grupo PRISA, porque aqu¨ª, en realidad, los ¨²nicos conspiradores de verdad son los que denunciaron la conspiraci¨®n del sindicato del crimen. Justo ser¨¢, por tanto, compensar tanta inquina alabando a mansalva el car¨¢cter estricto, ¨ªntegro, recto, y las grandes convicciones del coordinador general de IU, aunque suene a halago barato. Todav¨ªa puede dar para otras elecciones, aunque su mordida, helas, parece ya la del le¨®n sin dientes. Del ¨¢rbol ca¨ªdo, le?a. Alg¨²n felipista ha hecho correr la especie de que es una verg¨¹enza que quienes durante la transici¨®n se opusieron a la legalizaci¨®n del PCE sean ahora los que se valen de IU para los mismos fines. La m¨¢quina de insidias no ceja.
Son muchos frentes, en efecto, y no cabe esperar milagros. ?C¨®mo es posible que, con la magn¨ªfica marcha de la econom¨ªa y la severa tunda que est¨¢ recibiendo el PSOE desde hace tres a?os, la diferencia de votos siga siendo tan enteca que mueve a risa? La citada incapacidad del Gobierno para comunicar sus logros es patente. Claro que tampoco sus ecos medi¨¢ticos son mejores. La gente es obstinada. Conozco a alg¨²n ciudadano que no se cree las cifras del paro, de la inflaci¨®n y del d¨¦ficit p¨²blico y dice que todo son invenciones de un Gobierno h¨¢bil s¨®lo para la enga?ifa y el escamoteo. Es el virus felipista. Tiene bemoles: controle usted los medios p¨²blicos de comunicaci¨®n a extremos que parecer¨ªan exagerados a Arias-Salgado, ministro de Informaci¨®n y Turismo (o sea, de propaganda) de Franco y padre del actual ministro de los aeropuertos, tenga a su disposici¨®n a todos los guerreros medi¨¢ticos que tanto hicieron por reconquistar las libertades en la segunda transici¨®n y, al final, la gente, erre que erre, sigue votando socialista y el "hombre normal" de La Moncloa no despega con la elegancia con que le vaticinan una y otra vez sus asesores y le pronostican, fracaso tras fracaso, los sondeos. Son los mismos que votaron al PSOE en 1996 (ya saben, el partido de la corrupci¨®n y el terrorismo de Estado) y que no parecen haberse enterado de los ep¨ªtetos que les dirigieron ya entonces muy refinados/as analistas.
Muchos, muchos frentes. ?Qu¨¦ ser¨¢ del pa¨ªs en marzo del 2000? ?Es serio que los hacedores de la opini¨®n p¨²blica palidezcan cada vez que suena el nombre de Felipe? Ya no saben qu¨¦ hacer si no es parar el sol como hizo Josu¨¦ en Jeric¨® y aguardar un a?o m¨¢s, a ver si la "lluvia fina" acaba calando. El frente medi¨¢tico ha cumplido con su obligaci¨®n en estos tres a?os. No han dejado respirar a la oposici¨®n, han hecho maravillas con los procesos judiciales y hasta alguna foto de antolog¨ªa, se han cebado en Gonz¨¢lez cuando hablaba y cuando callaba, y cuando ni hablaba ni callaba, y han mantenido viva la llama de la famosa retah¨ªla que tantos dividendos les dio hace a?os: Filesa, Malesa, Time Export, Rubio, Rold¨¢n, Salanueva, Urralburu, GAL, fondos reservados, Cesid, terrorismo de Estado, AVE; han enganchado lo de los 200.000 millones de la Begun y est¨¢n dispuestos a seguir, aun corriendo el riesgo de que mucha gente crea que hablan de las guerras carlistas. Con todo, resultar¨¢n m¨¢s dignos de cr¨¦dito que el Gobierno que culpa a Gonz¨¢lez de la guerra de Kosovo, sin darse cuenta, adem¨¢s, de que lo hace culpable de una victoria.
La conciencia de la propia estulticia genera rencor. Hasta la oposici¨®n se ha dado cuenta y habla de ello sin empacho. Se est¨¢ perdiendo el sano miedo que inspiraban gentes agresivas como el anterior portavoz del Gobierno, sustituido por un hombre afable pero sinuoso, de escasa pegada y elegantes h¨¢bitos tributarios. Y ello es un error, porque, como dec¨ªa Marx, hay que golpear con pu?o de hierro en guante de terciopelo. De lo contrario, nadie se creer¨¢ la historia de que la derecha espa?ola se ha transmutado en centro y, en consecuencia, habr¨¢ que empezar a insultar a los electores, no indirectamente (como cuando se dice que el electorado del PP es m¨¢s exigente que el socialista), sino de forma clara y de frente, como hacen los comunistas. Demasiada pinza.
Aunque, bien mirado, ese rencor es comprensible. Basta considerar lo que viene sucediendo con el mosaico nacional/ nacionalista en Espa?a. Hay una injusta diferencia de trato. El presidente del PP dec¨ªa tener un "proyecto nacional" en las elecciones de 1996; proyecto del que nunca m¨¢s se supo, anegado en las conveniencias de los pactos parlamentarios con los nacionalistas que impusieron sus criterios al Gobierno de Espa?a. Ahora, los socialistas pactan con todo tipo de grupos y fracciones m¨¢s o menos regionalistas o independentistas sin que se les caiga la cara de verg¨¹enza. Al contrario, siguen diciendo que tienen un proyecto de Estado del que el PP carece. Lo m¨¢s irritante es que sea el partido m¨¢s buscado para pactar y que ¨¦l s¨®lo se digne hacerlo con el PP para acabar con Gil, que, en ¨²ltimo t¨¦rmino, es otro representante de la derecha, quiz¨¢ del centro-derecha.
El panorama para el 2000 es turbio porque ya no quedan casta?as que sacar y es imposible seguir reduciendo 14 a?os de Gobiernos socialistas a una historia de corrupci¨®n y crimen de Estado, como si no hubiera habido la entrada en la UE, la universalizaci¨®n de la Seguridad Social, la mejora de la ense?anza, la modernizaci¨®n general del pa¨ªs y la consolidaci¨®n de una democracia que tolera a todos, incluso a los que quisieran eliminar al adversario.
Ram¨®n Cotarelo es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la Universidad Complutense.
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