Una estatua con 40 a?os de censura
La evocaci¨®n art¨ªstica de un drama humano no es f¨¢cil. Las v¨ªctimas o sus familiares consideran a menudo que la pel¨ªcula, monumento o libro que evoca lo sucedido no lo hace de manera adecuada; los muertos son h¨¦roes y no admiten contradicciones o debilidades. De ah¨ª que pel¨ªculas, monumentos o libros tiendan a la hagiograf¨ªa, a la estilizaci¨®n acad¨¦mica, a borrar lo concreto y a situarse en una eternidad que casi siempre caduca una vez cortada la cinta de la inauguraci¨®n. El escultor catal¨¢n Apel.les Fenosa (Barcelona, 1899-1988), de quien ahora se cumple el centenario de su nacimiento, supo lo dif¨ªcil que resulta conciliar arte y homenaje expl¨ªcito a unos m¨¢rtires. En 1946, Fenosa, que viv¨ªa exiliado en Francia desde 1939, quiso donar una obra a la poblaci¨®n de Oradour-sur-Glane en memoria de la tragedia que hab¨ªa protagonizado el pueblecito dos a?os antes, el 10 de junio de 1944. Ese d¨ªa, una unidad de la divisi¨®n Das Reich lleg¨® a Oradour. Iba de retirada hacia el nuevo frente que acababa de crear el desembarco aliado en Normand¨ªa.
Los soldados alemanes encerraron a 642 habitantes de Oradour -entre ellos, 244 mujeres y 193 ni?os- dentro de la iglesia y le prendieron fuego. Tambi¨¦n destruyeron las casas y procuraron acabar con cualquier testigo de su haza?a. Hoy, en 1999, las ruinas de Oradour siguen recibiendo a no menos de 300.000 personas cada a?o, que puede que hayan perdonado, pero que no quieren olvidar.
Fenosa, un apasionado de la m¨²sica y la literatura, desarroll¨® una trayectoria creativa muy personal, fuera de las corrientes de la ¨¦poca. Trastornado personal y art¨ªsticamente por un drama que le recordaba su salida de Espa?a tras la guerra civil y su huida de Par¨ªs tras la invasi¨®n alemana, decidi¨® contribuir a mantener viva la memoria de la tragedia con su escultura. Cuando el obispo de Limoges -la principal ciudad vecina- descubri¨® el monumento puso el grito en el cielo. "Eso es un insulto a los m¨¢rtires, un ultraje al dolor de los vivos", dijo monse?or Rastouil, al tiempo que se indignaba ante la "est¨¦tica carnal" surgida del cincel de Fenosa.
El artista resum¨ªa lo ocurrido en el grito de dolor de una mujer embarazada. Desnuda. Para el obispo era inimaginable una campesina sin ropa, referirse a la maternidad al tiempo que a la tortura, pensar que el dolor y la muerte no siempre se aceptan con la sonrisa en los labios y la t¨²nica bien planchada. Como la presentan en las estampitas.
Monse?or Rastouil logr¨® que la obra de Fenosa purgase su atrevimiento con una pena de 30 a?os de almac¨¦n. Ahora, al mismo tiempo que se abre el Centre de la M¨¦moire d"Oradour, obra del arquitecto Yves Devraine, la escultura recupera su lugar, en el centro de un tri¨¢ngulo cuyos tres v¨¦rtices los ocupan ese flamante Centre, las ruinas intocadas del antiguo Oradour-sur-Glane y el nuevo pueblo, edificado poco despu¨¦s de acabada la guerra.
El pr¨®ximo d¨ªa 16, el presidente de Francia, Jacques Chirac, inaugurar¨¢ el Centre y el nuevo emplazamiento de la escultura. Quienes acudan a Oradour, gente que no ha vivido la guerra, tendr¨¢n ahora una triple explicaci¨®n de lo ocurrido. La iglesia y las casas incendiadas son las pruebas de los hechos, la escultura es su s¨ªntesis emocional y el Centre es el espacio de reflexi¨®n e informaci¨®n.
Oradour y Francia han tardado mucho en poder enfrentarse con ese pasado respetando la verdad. Entre los soldados de la divisi¨®n SS figuraba un buen n¨²mero de alsacianos. De franceses, pues, que hab¨ªan elegido ser alemanes. O de alemanes que no quer¨ªan ser franceses. Voluntaria o involuntariamente. Cuando, ya entrados los a?os cincuenta, se perdon¨® a esos soldados, el Ayuntamiento de Oradour-sur-Glane hizo saber que ninguna autoridad francesa ser¨ªa bien recibida en la localidad.
La locura criminal tiene una historia. Reconstruirla es saber que el comandante Heinz Barth, ese 10 de junio de 1944, no tuvo un ataque de locura, sino una nueva manifestaci¨®n de un odio que llevaba incubando desde mucho antes, quiz¨¢ desde 1933, desde que Hitler hab¨ªa accedido al poder y prometido un Reich de 1.000 a?os de duraci¨®n, desde que descubri¨® en Gernika que matar civiles proporcionaba tantas medallas y honores como luchar en el campo de batalla. Por eso asesin¨® a la campesina embarazada de Fenosa.
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