Grass narra el siglo a trav¨¦s de cien cuentos
'Mi siglo' se publica esta semana en Alemania, con grandes expectativas de calidad y pol¨¦mica
Vuelve G¨¹nther Grass. Cierto que nunca se ha ido, que nunca ha dejado de ser noticia, por rega?ar a sus compatriotas por la reunificaci¨®n alemana, por descalificar al Estado alem¨¢n por su pol¨ªtica de inmigraci¨®n, por defender la intervenci¨®n militar en Kosovo o incluso por sus libros, los ¨²ltimos tan criticados en su pa¨ªs, pero tan imprescindibles para conocer la literatura alemana de este siglo, como aquel Tambor de hojalata que lo hizo famoso hace 40 a?os. Ahora, el reciente premio Pr¨ªncipe de Asturias vuelve con Mi siglo. Se publica esta semana y promete ser otro gran acontecimiento editorial.
La nueva obra de Grass tiene todos los ingredientes para convertirse en un fen¨®meno pol¨ªtico y cultural, seg¨²n han advertido ya intelectuales como Peter Glotz. Esta semana sale a la venta en Alemania y Austria su ¨²ltima obra, Mi siglo, que previsiblemente estar¨¢ en las librer¨ªas espa?olas, editada por Alfaguara, en oto?o, cuando G¨¹nther Grass reciba en Oviedo el Premio Pr¨ªncipe de Asturias de las Letras como primer escritor de lengua no espa?ola. Mi siglo son cien textos, cada uno referido a un a?o de este terrible siglo que termina. Cien relatos, cien im¨¢genes de cien a?os que trazan un bello, duro y reflexivo recorrido por la historia vista desde una perspectiva siempre distinta y particular.
Quienes han tenido la suerte de leer ya partes de este libro tienen la certeza de que ni los m¨¢s feroces cr¨ªticos vocacionales del Grass de las ¨²ltimas dos d¨¦cadas podr¨¢n evitar el gozo de la lectura de esta colecci¨®n de vi?etas que a trav¨¦s de situaciones inventadas, encuentros imposibles y an¨¦cdotas fabuladas explican po¨¦ticamente un pasado que a todos ata?e.
Los relatos van tejiendo una red de acontecimientos ficticios, en gran parte marcadamente irrelevantes, que acaban formando un caleidoscopio l¨ªrico y ¨¢cido en el que se reflejan los grandes dramas, las evoluciones y revoluciones, las luchas, los sue?os y las pesadillas del siglo XX.
Una cita de Ernst J¨¹nger con Erich Maria Remarque en un hotel de Z¨²rich recuerda el terror¨ªfico a?o 1916, en el que una generaci¨®n de j¨®venes europeos sucumb¨ªa en las trincheras de la gran guerra europea. El destituido kaiser Guillermo II se dedica en su exilio holand¨¦s a talar ¨¢rboles y a reflexionar -por boca de un criado- sobre su destino. Un voluntario alem¨¢n habla de las ejecuciones durante la guerra de los Boers; una madre, sobre la radicalizaci¨®n pol¨ªtica de su hijo con la llegada al poder de Hitler; un ni?o obrero rememora los discursos de Karl Liebknecht.
Las historias son todas veros¨ªmiles, la prosa escueta, las frases tersas y los localismos logrados, el vocabulario de los cien narradores ajustado a sus identidades: ese gran ejercicio de Grass de asumir cien identidades distintas supone una nueva demostraci¨®n de su virtuosismo literario.
Giro estil¨ªstico
El libro supone adem¨¢s un gran giro estil¨ªstico, despu¨¦s de sus ¨²ltimas largas novelas que tanta agria pol¨¦mica le causaron con la cr¨ªtica alemana y no pocos de sus lectores. Pero que no deduzca nadie por ello que Grass ha cambiado en nada lo esencial de su pensamiento. Todas las im¨¢genes son reflejo de su mente implacablemente cr¨ªtica, muchas veces hasta la injusticia, de su car¨¢cter irascible en ocasiones y muy ajeno a la iron¨ªa, pero ante todo profundamente libre.El pesimismo que G¨¹nther Grass se atribuye es, en su mayor parte, producto de las experiencias de este siglo tremendo que describe ahora, y por eso no es de extra?ar que una gran mayor¨ªa de los relatos dejen en el lector un sabor amargo. Pero tambi¨¦n es cierto que, como ¨¦l mismo ha dicho ahora en la presentaci¨®n del libro en el semanario Die Zeit, Grass es "un pesimista con alegr¨ªa de vivir". Y con un profundo amor al ser humano, al que rega?a continuamente.
Con sus 12 nietos puede aplicar ya la experiencia que ha acumulado haciendo de abuelo gru?¨®n y tierno del ser humano en general y del alem¨¢n en particular. Igual que los abuelos, de vez en cuando Grass aparece con un regalo bajo el brazo. Su nuevo libro es sin duda un magn¨ªfico presente.
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