"Un acto de normalidad democr¨¢tica"

Esta vez no estaban s¨®lo los de siempre, los empresarios amigos de los socialistas, los incondicionales de todas las campa?as. Esta vez el candidato Pasqual Maragall logr¨® ensanchar el marco y reuni¨® a una amplia representaci¨®n de los industriales y comerciantes catalanes. 400 empresarios son muchos, como reconocen en las filas del propio Gobierno de la Generalitat. Entre los asistentes figuraban presidentes y consejeros delegados de las empresas m¨¢s destacadas del pa¨ªs, pertenecientes pr¨¢cticamente a todos los sectores, banca, cajas, alimentaci¨®n, comercio y servicios. Tambi¨¦n estuvieron presentes una docena de ejecutivos de sociedades radicadas en Madrid. Son directivos que incluyen entre sus actividades profesionales la asistencia a este tipo de actos. Igual aceptan una invitaci¨®n de los nacionalistas de Jordi Pujol, que de los conservadores del Partido Popular, como de Pasqual Maragall. Su responsabilidad es tambi¨¦n estar al tanto de lo que cambia, de lo que se mueve. La presencia de este segmento es quiz¨¢ el mejor indicador de las posibilidades reales del candidato. Su asistencia responde a un pragmatismo evidente: "Maragall lo tiene dif¨ªcil, pero tambi¨¦n puede ganar, vamos a ver qu¨¦ dice". Pero el grupo m¨¢s numeroso y quiz¨¢ m¨¢s representativo estaba formado por j¨®venes empresarios de compa?¨ªas medianas y peque?as procedentes en su mayor¨ªa de Barcelona y sus pol¨ªgonos industriales m¨¢s pr¨®ximos, pero tambi¨¦n de las comarcas de Tarragona, Lleida y Girona. Sin duda, este grupo fue el que mejor sintoniz¨® con los objetivos del acto: una reuni¨®n abierta en el mejor estilo norteamericano convocada para recaudar fondos para sufragar los gastos de la campa?a electoral. En el encuentro de anteayer, Maragall recaud¨® m¨¢s de 40 millones de pesetas. Y esta iniciativa de dotar de mayor transparencia a las finanzas de los partidos estuvo presente en las conversaciones de muchas mesas. "Esto es un acto de normalidad democr¨¢tica". Esta fue la frase m¨¢s repetida cuando se ped¨ªa un an¨¢lisis. Entre los asistentes hab¨ªa satisfacci¨®n por el solo hecho de participar en un acto de este estilo. Quiz¨¢ en todo caso los organizadores se quedaron un poco cortos. "Ha sido un acto magn¨ªfico, pero quiz¨¢ hubi¨¦ramos querido un poco m¨¢s de show". "Ha sido demasiado serio, demasiado a la catalana". Era el punto de vista de una empresaria que no ocultaba su simpat¨ªa por Maragall y esta nueva forma de encauzar la vida pol¨ªtica. Es cierto que el tono del discurso de Maragall fue sobrio, pragm¨¢tico y conciso. Pero este sentido pr¨¢ctico fue tambi¨¦n lo que agradecieron m¨¢s los asistentes. "No ha habido tensiones, no ha hecho ninguna referencia al pasado, s¨®lo ha hablado de proyectos y de futuro, y esto se agradece. No me han pedido nada extra?o", comentaba un joven ejecutivo entusiasmado por haber participado en un acto de este estilo. Un asiduo seguidor de las conferencias de Maragall destacaba los progresos del candidato en el dise?o de su programa. "Maragall ha hecho un discurso muy anglosaj¨®n, con ideas precisas y comprensibles. Ha hablado de lo que interesa a la gente y ha hecho propuestas de futuro. Adem¨¢s, lo dice de una manera que se le entiende y sin ofender a nadie".