Amor de toro
Un 'guardiola' rezagado protagoniza los momentos m¨¢s intensos de un encierro limpio y r¨¢pido
?De d¨®nde vienen los ni?os? De Par¨ªs. ?Y los toros? De Pamplona. La se?ora vaca y el se?or toro ya no vienen a la capital navarra a hacerse arrumacos. Pero, cuentan las cr¨®nicas, una vez fue as¨ª. Por aquellos tiempos, un burel de buena planta y su amor corn¨²peta pac¨ªan amartelados en las riberas del Ebro. Un incierto d¨ªa decidieron consumar su alianza y se acercaron a saludar a San Ferm¨ªn. ?En qu¨¦ hora! Apenas vieron los mozos locales aparecer a la pareja, el recibimiento fue de esc¨¢ndalo. Por la ma?ana, los mozos los corrieron por el centro de la ciudad. Por la tarde, los sacaron a una plaza redonda y, para gran sorpresa de los animales, se vieron delante de unos se?ores vestidos de forma rara.
Luego cambiaron las tendencias. Los humanos dejaron la capital del Sena (ahora andan por las costas de Tenerife) y los toros eligieron destinos menos ajetreados. Fue cosa de las vacas. Las se?oras de los toros siempre pensaron que los trajines, mejor en casa. Eso s¨ª, en los corazones de los pamploneses se inflam¨® un amor sincero por aquellas riadas de toros enamorados. Es m¨¢s, fueron ellos los que se enamoraron de los animales.
Ayer, en el segundo encierro, se volvi¨® a resucitar un cap¨ªtulo m¨¢s de esta historia de amor. Con el recorrido algo m¨¢s despejado de turistas, los j¨®venes nativos se entregaron en aluvi¨®n a recibir a los guardiolas. A ¨¦stos les asiste fama de peligrosos. No fue as¨ª. Pese a que uno de los toros perdi¨® el rumbo de la manada al caer en la curva de Estafeta, la carrera transcurri¨® con celeridad y limpieza. El burel ca¨ªdo permaneci¨® cerca de 20 segundos panza arriba. Para cuando se levant¨®, sus hermanos andaban lejos. Un bravo sin gu¨ªa puede convertirse en el mayor de los peligros. Sin embargo, pendiente ¨²nicamente de su trote, sin fijarse en la nube de cuerpos que le rodeaba, el animal avanz¨® recto.
"Ha habido menos guiris, pero todos los corredores nos hemos lanzado como locos a coger asta", comenta V¨ªctor, un madrile?o con m¨¢s de diez a?os de experiencia sanferminera. La sobreabundancia de enamorados de los toros no impidi¨® que, en la larga calle que desemboca en la curva de Telef¨®nica, se pudieran presenciar brillantes recorridos firmados por incondicionales. Dani (que se llev¨® el ara?azo de un pit¨®n en la espalda), Juanpe, Gorka y muchos otros lucieron su buen hacer al hilo de los cuernos.
Tres minutos y medio despu¨¦s de las ocho se cumpl¨ªa sin heridos el primer y diario episodio de la historia que arranc¨® aquella jornada en que una pareja de toros enamorados pis¨® Pamplona. Luego, la corrida, y m¨¢s tarde... M¨¢s tarde, el acab¨®se, el no va m¨¢s, la pura pasi¨®n. No es ret¨®rica. Es un hecho que los pamploneses se comen a sus toros. Su cari?o entregado les nubla el sentido y analizan con esmero cu¨¢l es el m¨¢s jugoso y tierno de cuantos astados han pisado su adoquinado. De esto se encarga la sociedad gastron¨®mica Gazteluleku. El a?o pasado, el honor de ser el m¨¢s delicioso bocado fue para Villablanca, un toro del conde de la Corte. El cocinero Mois¨¦s Ler¨¢noz prepar¨® un rico estofado a los efectos (uno por cada primer toro de cada encierro). Este a?o ser¨¢ Koldo Rodero el que elaborar¨¢ carpaccio de morro con gelatina para tan trascendental decisi¨®n. A veces el amor no conoce fronteras. Las parejas de toros ya no vienen (culpa de las vacas y de esa pasi¨®n que mata). Pero queda el amor. El amor al toro. Buen provecho.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.