La historia vizca¨ªna, desde la Iglesia
El museo m¨¢s joven de Bilbao -inaugurado pocos meses antes que el Guggenheim- es testigo de una parte imprescindible y hegem¨®nica de la historia de Vizcaya hasta que llegaron esas vanguardias cuyas obras alberga el edificio de Gehry. Ubicado en Atxuri, uno de los barrios con m¨¢s solera de la capital vizca¨ªna, el Museo Diocesano de Arte Sacro es uno de los atractivos escondidos de la villa. Ya el mismo edificio que acoge las colecciones de ocho siglos de historia de la Iglesia en Vizcaya es una raz¨®n evidente para visitarlo. El viejo convento de la Encarnaci¨®n, que tiene sus or¨ªgenes en los primeros a?os del siglo XVI, encierra entre sus muros importantes retazos de la historia de Bilbao. Atxuri ha sido siempre un barrio animado en todos los sentidos de la palabra. Y si el barrio lo era, tambi¨¦n el convento: hasta fue utilizado como cuartel en distintas guerras -los relieves de la fachada de la contigua iglesia del mismo nombre son testigos de la punter¨ªa de la tropa- y sus muros han asistido al embate de las aguas del Nervi¨®n en sus crecidas. La ¨²ltima inundaci¨®n, la de 1983, fue el inicio del cambio de actividad para el convento, que acab¨® literalmente bajo las aguas. Despu¨¦s de aquella riada, el convento qued¨®, como el resto del Casco Viejo bilba¨ªno, necesitado de una restauraci¨®n total y urgente. Poco a poco, los alumnos de una escuela taller creada expresamente para esta rehabilitaci¨®n fueron recuperando el edificio, para el que no hab¨ªa un destino expreso. Hasta que en 1991, gracias a un acuerdo entre el Ayuntamiento de Bilbao, la Diputaci¨®n y la Di¨®cesis vizca¨ªnas, la que hab¨ªa sido casa de monjes pasaba a albergar obras de arte y artesan¨ªa, aunque en la mayor¨ªa de las piezas muchas veces no se distingan ambos conceptos. El hecho de que, mientras se rehabilitaba el edificio, se decidiera su funci¨®n llev¨® a que la distribuci¨®n de sus dependencias se hiciera con criterios muse¨ªsticos. La exposici¨®n est¨¢ dividida en dos plantas. En la primera, titulada La plater¨ªa al servicio del culto, se exhiben unas 300 piezas realizadas desde la Edad Media hasta nuestros d¨ªas que muestran tanto la riqueza de las iglesias vizca¨ªnas como la calidad del trabajo de los plateros de Bilbao, de cuyos talleres provienen buena parte de estos objetos. La segunda planta, que recibe al visitante con el lema Manifestaci¨®n de la fe de un pueblo, presenta una selecci¨®n de las distintas expresiones de arte religioso en Vizcaya. La muestra sobre plater¨ªa se abre con una sala dedicada a explicar al visitante la funci¨®n de cada pieza en el culto. Denominada Introibo ad altare Dei recrea un altar con cada objeto en su lugar correspondiente, adem¨¢s de varios paneles que muestran otras piezas imprescindibles para la liturgia. No pod¨ªa faltar una referencia al jocalero, la persona encargada de la conservaci¨®n del ajuar lit¨²rgico, del que algunas de las representaciones m¨¢s interesantes son la campanilla de Vi¨¢tico de la iglesia de San Miguel de Iurreta, el c¨¢liz barroco procedente de Zenarruza o el incensiario de la iglesia de los Santos Juanes de Bilbao. El recorrido sigue con una parada en los talleres bilba¨ªnos, que funcionaron entre los siglos XV y XIX. De este gremio, cuyas producci¨®n y calidad eran casi desconocidas hasta hace poco -los centros plateros eran Sevilla, M¨¦xico y hasta Burgos-, se pueden apreciar joyas como la Cruz de Busturia, renacentista aunque todav¨ªa con ecos g¨®ticos, o el cop¨®n con funda de plata barroco de la catedral de Santiago. En la siguiente sala se presenta una excelente selecci¨®n de objetos lit¨²rgicos realizados en plata: ah¨ª est¨¢n el busto relicario de la Catedral de Santiago o el c¨¢liz de la iglesia de Santa Mar¨ªa Magdalena de Plentzia, uno de los mejores ejemplos de la plater¨ªa en tiempos de los Reyes Cat¨®licos, que estuvo expuesto en la Expo 92 en el Pabell¨®n de la Santa Sede. Tambi¨¦n se ofrece al visitante una atractiva pieza de plater¨ªa mexicana: la custodia antigua de la catedral de Potos¨ª en M¨¦xico, que acab¨® en Busturia, despu¨¦s de que la comprara un indiano de este pueblo al ver que la iban a cambiar por otra nueva. Esta planta se cierra con una muestra de vestiduras sagradas, ornamentos que, con su variedad de colores, formas y materiales, son una muestra m¨¢s de la simbolog¨ªa que rodea el culto cristiano. Pero no s¨®lo eran los objetos lit¨²rgicos o las vestiduras: los fieles tambi¨¦n contaban con cuadros e im¨¢genes que acompa?aban sus rezos, recordaban las gestas, milagros y sacrificios de sus santos, m¨¢rtires y v¨ªrgenes. Esto es lo que se muestra en la siguiente planta, en orden cronol¨®gico, con una salvedad: la primera sala, que ofrece una selecci¨®n de figuras de Andra Mari recogidas en las iglesias vizca¨ªnas. Destacan la del templo arratiano de Arantzazu y otra g¨®tica de piedra, de procedencia italiana, reflejo ideal del intercambio frecuente entre las distintas escuelas de Europa. As¨ª, un poco m¨¢s adelante se puede disfrutar de un fragmento del retablo de alabastro de Plentzia, procedente de Nottingham. El segundo piso es tambi¨¦n un reflejo de la evoluci¨®n tanto del gusto art¨ªstico como de los distintos estados por los que ha pasado la Iglesia en ocho siglos: la calidad y la cantidad de las obras que se muestran no son sino una forma m¨¢s de apreciar la presencia de la religi¨®n cat¨®lica en la vida cotidiana de los vizca¨ªnos y, por extensi¨®n, del resto de los europeos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.