Mill¨®n y medio de j¨®venes bailan en Berl¨ªn
La Love Parade bati¨® ayer su propia marca de participaci¨®n en la gran fiesta del 'tecno'
"La mayor y mejor fiesta del mundo", "la discoteca total", "la gran org¨ªa de los superlativos". Los organizadores y participantes de la Love Parade en Berl¨ªn no escatimaban calificativos ante el impresionante ¨¦xito que, de nuevo, en su d¨¦cimo aniversario, fue ayer la convocatoria del mayor festival de m¨²sica tecno del mundo. Seg¨²n las primeras estimaciones, fueron entre 1.200.000 y 1.500.000j¨®venes y no tan j¨®venes, llegados de toda Alemania y gran parte de Europa, los que se dieron cita ayer en la larga avenida del Diecisiete de Junio, eje principal del viejo y nuevo Berl¨ªn unido. El viernes ya hab¨ªan comenzado a llegar a Berl¨ªn columnas de veh¨ªculos, trenes especiales y aviones repletos de ravers, entusiastas bailones discotequeros de la m¨²sica que, seg¨²n ellos, refleja como ninguna el esp¨ªritu del fin de milenio.
Pero fue ayer, a las dos de la tarde, con puntualidad alemana, cuando estall¨® la locura al ponerse en marcha, uno tras otro, desde los dos extremos de la avenida —la Puerta de Brandenburgo y la plaza de Ernst Reunter—, los m¨¢s de cincuenta camiones convertidos en escenarios y en plataformas para decenas de miles de decibelios. Una inmensa masa apenas permit¨ªa avanzar a estas carrozas cargadas de altavoces y de centenares de ravers, con el pelo te?ido en multicolor o la cabeza afeitada, desnudos o semivestidos, muchos con piercings en la lengua o en la cara, en el ombligo o los pezones, y adornados con boas de plumas fosforescentes o pinturas met¨¢licas.
Prohibido enfadarse
Los invitados que bailaban desde las plataformas m¨®viles —m¨¢s privilegiados, que no m¨¢s exhibicionistas que los que les acompa?aban el ritmo desde el asfalto— eran, por lo general, los habituales de los grandes templos de la m¨²sica tecno que participan organizadamente en la Love Parade. Algunos de Berl¨ªn, otros de diversas ciudades alemanas y tambi¨¦n de ciudades europeas hasta hace pocos a?os tan lejanas como Praga o Varsovia. Los m¨¢s resistentes se distribuyeron en m¨¢s de sesenta grandes fiestas por toda la ciudad para seguir con el ritmo hasta la tarde del domingo.
Est¨¢ claro que la Love Parade de Berl¨ªn ha logrado un ¨¦xito impresionante, y no s¨®lo en cuanto al n¨²mero de gente que logra convocar, sino con el mensaje de que est¨¢ poco menos que prohibido estar enfadado. La convocatoria en nombre del amor y de la fiesta parec¨ªa haber desactivado ayer cualquier s¨ªntoma de agresividad en aquel inmenso mar de individuos, muchos de ellos nada serenos, por cierto. Esto es lo que ayer llev¨® a presentadores de las televisiones alemanas a hablar de un fen¨®meno de armon¨ªa. En todo caso, muchas de las televisiones privadas y p¨²blicas de Alemania retransmitieron en directo la totalidad de la fiesta, pese a la reconocida poca variaci¨®n de la m¨²sica tecno y las escasas incidencias que se pueden esperar del espect¨¢culo de centenares de miles de j¨®venes bailando lo mismo todo el rato.
Berlineses de todos los rincones, alemanes del Este y del Oeste, japoneses y valencianos, sicilianos y daneses, much¨ªsimos j¨®venes de todos los antiguos Estados comunistas del este de Europa, pobres y ricos, derechas e izquierdas, hab¨ªan estado llegando durante toda la ma?ana en una interminable marea humana de color y de decibelios a la cita en aquella gran avenida que durante todo el siglo XX ha sido escenario de las grandes manifestaciones multitudinarias de la revoluci¨®n proletaria de 1919 y del nazismo hasta 1945. La Love Panade (el desfile del amor) es ya un fen¨®meno social, seg¨²n muchos de sus art¨ªfices, tanto o m¨¢s que aquellas citas reivindicativas. A los partidos pol¨ªticos no les ha pasado inadvertido, y hasta los j¨®venes cristianodem¨®cratas de la Junge Union y las Juventudes Liberales, los yuppies protot¨ªpicos de la sociedad alemana, estaban ayer en el desfile, con menos plumas, desnudos y alusiones gestuales a la fornicaci¨®n que los grupos m¨¢s coloristas del omnipresente movimiento gay.
Poca intervenci¨®n policial
La polic¨ªa de Berl¨ªn, que con la Love Parade tiene ya una fecha fija para su mayor despliegue anual, mantuvo durante todo el d¨ªa una presencia masiva y evidente, aunque discreta, en el gran bosque urbano del Tiergarten, que se extiende a ambos lados de la avenida del Dieciesiete de Junio. Tan discreta como parec¨ªa ser el consumo de las inevitables drogas de dise?o, vinculadas habitualmente a este tipo de m¨²sica.
Algunas organizaciones repart¨ªan, adem¨¢s de condones y tapones para los o¨ªdos, unas pastillas de az¨²car con el mensaje "Consume energ¨ªa, no ¨¦xtasis". Algunos de los muchos que no parec¨ªan hacer caso a estos consejos y ten¨ªan ya al mediod¨ªa un aspecto m¨¢s bien perjudicado se adornaban con unos cartelitos de "Drogas, no", al parecer, distribuidos por la Iglesia. Esta tampoco quiso estar ausente de una fiesta cuyo lema es el amor. Otro de los carteles colocados en las farolas a lo largo del recorrido rezaba: "Dios tambi¨¦n es amor. M¨¢s informaci¨®n, en cualquier iglesia cat¨®lica".
Centenares de m¨¦dicos y enfermeros hac¨ªan guardia a lo largo del recorrido. Sus intervenciones a ¨²ltima hora se hab¨ªan limitado a colapsos por calor y agota miento, excesos en el consumo de drogas y alguna herida de poca importancia
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