So?ar 'La flauta m¨¢gica'
El protagonismo principal corresponde, una vez m¨¢s, al director de escena. St¨¦phane Braunschweig plantea La flauta m¨¢gica como un sue?o de Tamino y Pamina. Los dos se revuelven, inquietos, en las camas, ¨¦l con pijama, ella en camis¨®n, y van viviendo en sus sue?os al lado de Papageno, Sarastro y dem¨¢s personajes de leyenda oper¨ªstica. Es un sue?o y todo vale, medios audiovisuales incluidos. As¨ª, 42 monitores en seis columnas de siete prolongan la acci¨®n, desdoblan las im¨¢genes, las integran, permiten originales soluciones para las pruebas del agua y del fuego o multiplican los papagenos y papagenas. El sue?o est¨¢ m¨¢s cerca del blanco y negro que del color, de Dreyer que de Almod¨®var, de Calvino que de Els Comediants. Hay algunos hallazgos, pero tambi¨¦n momentos de tedio y monoton¨ªa por la necesidad de someterse a las exigencias de un gui¨®n estricto. Al final, la pareja se despierta sobresaltada instalada en el final feliz. O quiz¨¢ no, qui¨¦n sabe.Se presentaban anteayer, en un nuevo espacio musical recuperado al aire libre -Le Grand Saint-Jean, una especie de mas¨ªa a casi 20 kil¨®metros de Aix- la orquesta y coros de la Academia Europea de M¨²sica, dirigidos por David Stern. No pasaron de la discreci¨®n. La flauta es mucha ¨®pera para unos conjuntos biso?os. Sin embargo, el reparto vocal estuvo muy en su sitio. Trabajaron en 1998 con Regine Crespin y en 1999 con Gundula Janowitz. Son ense?anzas que repercuten favorablemente en el estilo. Lo de menos es que Sarastro le falten graves o que le falle el agudo final del aria del primer acto a la Reina de la Noche (su aria del segundo acto fue magn¨ªfica). Lo importante es que Papageno o Pamina o Tamino canten con naturalidad y buenas maneras y que la historia vaya fluyendo al menos vocalmente.
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