Una infecci¨®n singular

Al margen de sus notables implicaciones comerciales, la enfermedad de las vacas locas y su supuesto equivalente en humanos, la llamada "nueva variante del mal de Creutzfeldt-Jakob", ha supuesto un desconcertante rompecabezas que ha desconcertado a los cient¨ªficos durante los ¨²ltimos veinte a?os. Hasta ahora, todas las infecciones estaban provocadas por bacterias o virus. Pero el agente infeccioso de las vacas locas no parece ser ni lo uno ni lo otro: se trata de una singular prote¨ªna (pri¨®n) que existe normalmente en el cerebro, que carece de informaci¨®n gen¨¦tica y que se vuelve da?ina cuando sufre un sutil cambio de forma. ?C¨®mo puede ser infeccioso un agente que carece de informaci¨®n gen¨¦tica y, por lo tanto, no puede replicarse? La mayor¨ªa de los cient¨ªficos acepta actualmente la teor¨ªa del bi¨®logo estadounidense Stanley Prusiner, que descubri¨® los priones en 1982 -entre el generalizado escepticismo de sus colegas- y recibi¨® por ello el premio Nobel en 1997, en pleno embargo del vacuno brit¨¢nico.

Seg¨²n Prusiner, cuando un pri¨®n con la forma alterada (por ejemplo, procedente de una vaca loca) alcanza un cerebro normal (por ejemplo, de un humano), entra en contacto con los priones normales humanos y les contagia la forma incorrecta. Los nuevos priones humanos alterados propagan el efecto a otros priones normales.