Bolero
Pide que lloren las estrellas, pide que el sol no alumbre m¨¢s, pero hay un par de cosas en la vida que, ¨¦sas, seguro, ¨¦sas no, no las conseguir¨¢s. A saber. Que el deseo de llegar a miss de belleza abandone los corazones de ciertas hermosas ciudadanas, por castigado que su entorno haya resultado por la historia (ejemplo: una estudiante palestina de Gol¨¢n acaba de ganar el concurso de belleza de la paz y el amor en Ramallah, Israel, donde suelen caer chuzos de punta contra sus compatriotas). La otra cosa imposible de desterrar del reiterativo bolero de la vida es que los representantes m¨¢s ¨¢ureos de la Iglesia verdadera por antonomasia eleven su protesta cada vez que alg¨²n invento relacionado con el sexo amenaza con hacer m¨¢s llevadera la existencia de quienes tienen la suerte de practicarlo. No es que se lo cuenten a sus feligreses, que ser¨ªa lo suyo, y all¨¢ ellos. Es que no paran de abrumarnos incluso a los tibios, helados, congelados y no sabe no contesta.
Sin embargo, don Antonio Rouco Rouco, cardenal presidente de la Conferencia Episcopal Espa?ola, incurre en tremenda contradicci¨®n al asegurar, en una su carta pastoral, que la p¨ªldora abortiva RU-486 trivializa el aborto y pone en peligro la dignidad humana. Eso equivale a reconocer que tambi¨¦n es trivializador el arrepentimiento soluble e instant¨¢neo que la religi¨®n cat¨®lica otorga a todo el que, al palmarla, consigue agenciarse un cura para irse de rositas al otro mundo despu¨¦s de haber maltratado durante lustros a sus semejantes. Si se permite pecar a todo plan contra los diez mandamientos, en la seguridad de que una buena bendici¨®n a tiempo asegura el perd¨®n y libra del averno, ?por qu¨¦ no soltarse un poco la melena con el sexto, en la tranquilidad de saber que, adem¨¢s, para el inmediato presente dispondr¨¢n de una RU-486 que remiende su descosido?
Me parece bastante m¨¢s grave lo del perd¨®n asegurado que ha cobijado bajo su manto a tantos desalmados, incluido Pinochet y las aducidas razones humanitarias. Se vive solamente una vez, hay que aprender a prevenir y gozar (que tampoco les gusta). Mas si se te escapa un renuncio, superpildor¨ªn instant¨¢neo, y a vivir. Mi amol.
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