Vida de un hombre bueno
S i Jos¨¦ Moratalla, el alcalde socialista de Granada, llegara a reinar, podr¨ªa adoptar el nombre de Pepe Primero El Bueno. Moratalla es, en efecto, un buen tipo. A los conocidos, que son muchedumbre, no s¨®lo los saluda sino que los pellizca en la mejilla, los besa, les palmea el hombro, les acaricia el cogote y les tienta el codo. Una persona as¨ª no puede ser mala. Pero Moratalla fue malo, y mucho. Es cierto que sus maldades pertenecen al pasado, la estaci¨®n, dice Borges, m¨¢s propicia a la muerte, pero quienes compartieron en la casa de la Carrera del Darro sus juegos infantiles a¨²n les resuena en la cabeza el grito recurrente: "?Mam¨¢, mira a Pepe!". Pepe, un d¨ªa le cort¨® las piernas a toda la colecci¨®n de indios de pl¨¢stico que compart¨ªa con su hermano Antonio. "?Mam¨¢, mira a Pepe!", grit¨® Antonio y Pepe respondi¨®: "No tienen piernas porque est¨¢n pasando un r¨ªo". Pepe s¨ª ten¨ªa piernas, pero, con seis meses, la polio le dej¨® malparada una. Gracias a este accidente, hoy puede decir con orgullo: "La gente sabe de qu¨¦ pie cojeo". La enfermedad no fue un impedimento en su infancia y Pepe, como no quiso renunciar a jugar al f¨²tbol, se hizo portero, que era el puesto m¨¢s adecuado a sus posibilidades. La casa familiar de la Carrera del Darro rebosaba de gente. No s¨®lo resid¨ªan en ella sus padres, sus hermanos y abuela, sino incluso un acogido, Vicente Le¨®n. Este Le¨®n era un tipo solitario que viv¨ªa en uno de los pisos superiores de la casa en donde los abuelos del alcalde eran porteros. Una noche, un poco bebido, se derrumb¨® en la escalera; el abuelo lo recogi¨®, lo meti¨® en su casa y ya no sali¨® nunca de ella. Pepe lo veneraba. El abuelo, un camarero del caf¨¦ Suizo con inclinaciones sindicales, muri¨® fusilado durante la guerra. Un d¨ªa sali¨® a por la paga y no volvi¨®. El padre de Moratalla obtuvo el indulto, pero cuando lo mostr¨® a los carceleros le contestaron que era tarde. Hab¨ªa muerto esa misma ma?ana al despuntar el d¨ªa. En aquellos tiempos confusos, al padre no le qued¨® otro remedio que hacerse militar. Lleg¨® a coronel. El coronel Moratalla, otro gran tipo. A su hijo Jos¨¦, que ha cumplido los 50 a?os, no se le conocen grandes inclinaciones, aparte de la medicina. De adolescente se hizo guitarrista de un conjunto que imitaba a Los Brincos, pero su carrera fue moment¨¢nea: s¨®lo compuso una canci¨®n que se llamaba Qu¨¦ siento yo. Moratalla sent¨ªa pasi¨®n por la cirug¨ªa. La hab¨ªa heredado de su t¨ªo Manolo. El t¨ªo Manolo tuvo una muerte atroz. Un d¨ªa se dispuso a sacar una foto; como lo que pretend¨ªa abarcar no entraba en el cuadro dio varios pasos para atr¨¢s. El ¨²ltimo, sobre el vac¨ªo y se precipit¨® por un despe?adero. En la Universidad se hizo neurocirujano y vendi¨® apuntes. Su vinculaci¨®n con la pol¨ªtica fue tard¨ªa. Hay que remontarse a la ¨¦poca en que ya trabajaba en el hospital. Se present¨® a las elecciones sindicales por Comisiones Obreras. En 1987 se afili¨® al PSOE y comenz¨® una carrera mete¨®rica que lo ha apartado, salvo temporadas, de la medicina. Fue nombrado director de la residencia sanitaria Virgen de las Nieves y m¨¢s tarde delegado de la Consejer¨ªa de Salud en Granada. En la corporaci¨®n municipal que presidi¨® el socialista Jes¨²s Quero fue responsables de las finanzas municipales. Las deudas eran muchas y Quero se preguntaba con admiraci¨®n de d¨®nde sacaba el dinero Moratalla para pagar las n¨®minas los finales de mes. El PP dijo que la contabilidad en aquella ¨¦poca fue un desbarajuste formidable. Hab¨ªa una caja ¨²nica, esto es, no se respetaba la finalidad de cada partida sino que se destinaba a lo m¨¢s necesario. Moratalla, en el fondo, siempre ha tenido m¨¢s esp¨ªritu de entrega que san Juan de Dios. En los ¨²ltimos a?os, Moratalla ha ido acaparando poder dentro del partido. Su nombramiento como secretario provincial del PSOE zanj¨® las viejas rencillas entre renovadores y guerristas. Ahora, en contra de cualquier suposici¨®n, es alcalde de Granada y bueno como el pan. Se levanta a las 6.30 y comienza una jornada que siempre es intensa. Moratalla est¨¢ casado y tiene tres hijos. Cuando alguien le pregunta por sus aficiones, dice que la lectura y la m¨²sica cl¨¢sica. Pero es un decir. Salvo el primer concierto de piano de Chaikovski, la familia y la alcald¨ªa, lo dem¨¢s le importa poco.
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