POL?MICA DE LOS SUELDOS Pleno juliano, subida de salario
En v¨ªsperas de las vacaciones de agosto, en este mes de julio que acaba con toda actividad y preocupaci¨®n por el trabajo y por casi cualquier otra cosa que no sea el sesteo y la molicie, el Excelent¨ªsimo Ayuntamiento de Sevilla, ha iniciado su andadura de cuatro a?os con un nuevo gobierno de socialistas y andalucistas. Su primer Pleno municipal, con car¨¢cter extraordinario, un 20 de julio, quince d¨ªas despu¨¦s de su constituci¨®n, lo ha dedicado presentar y aprobar una propuesta de subida generalizada de salarios de los concejales, tenientes de alcalde y alcalde, aumento de las asignaciones econ¨®micas a los grupos municipales e incremento del n¨²mero de funcionarios de confianza de los cuatro grupos pol¨ªticos presentes en el Ayuntamiento hispalense. Ser¨ªa f¨¢cil caer en la demagogia si criticamos este acuerdo: nunca se ha visto bien en la ciudadan¨ªa cualquier subida salarial de sus representantes p¨²blicos. Algunos interesados todav¨ªa creen que el pol¨ªtico no deber¨ªa cobrar ning¨²n salario. De esa forma volver¨ªamos al siglo XIX: ?Para qu¨¦ cobrar si ya se cobra bajo cuerda las comisiones y los tratos de favor? Pero una cosa es eso y otra el porcentaje de la subida, el momento, las condiciones y la argumentaci¨®n que se ha utilizado por el gobierno municipal para avalar la necesidad de la misma. Casi me ha parecido m¨¢s desvergonzada la argumentaci¨®n utilizada por el nuevo gobierno de Sevilla que el hecho de que un portavoz o un teniente de alcalde se lleve bajo el ala casi 10 millones anuales, que no es moco de pavo. Decir que el alcalde debe cobrar m¨¢s que el funcionario municipal mejor pagado es una solemne tonter¨ªa, cuando no una estupidez. Siguiendo esa l¨®gica el Presidente del Gobierno de la Naci¨®n deber¨ªa cobrar una peseta m¨¢s que el notario mejor pagado de este pa¨ªs. Con dicha justificaci¨®n de la propuesta se cometen errores impresentables desde una visi¨®n democr¨¢tica de la pol¨ªtica y de la relaci¨®n de ¨¦sta con la vida civil. Pol¨ªtica y mercado Uno de ellos es concebir la pol¨ªtica exclusivamente en relaci¨®n con el salario que se cobra: es m¨¢s digno quien m¨¢s cobra; es m¨¢s responsable quien m¨¢s cobra. Eso vale en la empresa privada, as¨ª est¨¢ organizada, y no podr¨ªa ser de otro modo. Llevarlo al terreno de la "funci¨®n pol¨ªtica", del papel del "representante elegido por los ciudadanos" para organizar el bien p¨²blico es convertir la pol¨ªtica en un mercado y al pol¨ªtico en un ejecutivo o directivo empresarial. Uno sigue pensando que el pol¨ªtico debe estar en la actividad pol¨ªtica porque ¨¦sta tiene algo que no tienen las dem¨¢s actividades, y que desde luego no es s¨®lo el dinero. ?O s¨ª? La actividad pol¨ªtica democr¨¢tica, precisamente porque se genera desde el principio fundamental de que los votos de los ciudadanos asignan a una persona la capacidad de ejercer el poder para tomar las decisiones sobre el bien com¨²n, no puede estar pagada nunca con dinero suficiente. El poder pol¨ªtico se paga a s¨ª mismo de otra manera. Todo lo dem¨¢s pueden ser cosas de este fin milenario que a algunos les ha hecho disparatar, creyendo que la historia est¨¢ finita, y que m¨¢s vale pronto que tarde eso de subirse la asignaci¨®n. Y, finalmente, en oto?o, cuando los funcionarios digan que eso del 2% de subida anual, tarar¨ª que te vi: ?qu¨¦ dir¨¢ nuestro alcalde? ?qu¨¦ dir¨¢ nuestro gobierno municipal? Expectante quedo. Javier Aristu es profesor de Ense?anza Secundaria y fue concejal en el Ayuntamiento de Sevilla entre 1982 a 1987.
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