El sofocante verano ruso
Sofocada por una can¨ªcula sin precedentes, Rusia tampoco logra descansar en el plano pol¨ªtico. En lugar de partir, como suele hacer, a la fresca Carelia, su presidente est¨¢ pasando el verano en dachas no demasiado alejadas del Kremlin. Seg¨²n los rumores, ha decidido sacrificar sus vacaciones para preparar un golpe de efecto. El tiempo presiona: la nueva Duma debe ser elegida el mes de diciembre y seis meses m¨¢s tarde tendr¨¢n lugar los comicios presidenciales. Ning¨²n partido favorable a Bor¨ªs Yeltsin tiene la m¨ªnima posibilidad de ganar las legislativas, y, lo que es peor, el Kremlin sigue sin tener un candidato con credibilidad para la presidencia de la Rep¨²blica. Todos los sondeos indican que la hora de la alternancia est¨¢ a punto de sonar en Rusia. Pero los que desde hace diez a?os gobiernan el pa¨ªs parecen no querer aceptarlo: incapaces de rendir cuentas de su gesti¨®n, saben que, si pierden el poder, corren el riesgo de ser acusados de enriquecimiento il¨ªcito. Incluso el alcalde de Mosc¨², Yuri Luzhkov, en tiempos fiel a Yeltsin, no para de lanzar acusaciones desde que tiene ambiciones presidenciales: "Los ladrones que est¨¢n en el poder han dilapidado la riqueza nacional y provocado que Rusia pierda diez a?os de desarrollo econ¨®mico".Desde que comenzaron sus problemas de salud, el presidente se comunica con su pa¨ªs m¨¢s por gestos y m¨ªmica que por discursos. El mes pasado, furioso porque la investigaci¨®n judicial sobre el Partido Comunista no hab¨ªa dado ning¨²n resultado, la emprendi¨® amenazante contra el ministro de Justicia, Krachenikov, un protegido del primer ministro, Sergu¨¦i Stepashin. Ninguno de los dos dimiti¨®, pero la mayor¨ªa de los comentaristas dedujo de ese incidente que Yeltsin hab¨ªa decidido ilegalizar el Partido Comunista de Guennadi Ziug¨¢nov. "En marzo, los comunistas no lograron destituir al presidente, ahora es el presidente el que prepara la destituci¨®n de los comunistas", titulaba, ir¨®nico, el semanario Argumenty i Facty. Con ese fin, Yeltsin habr¨ªa concebido una operaci¨®n, bautizada con el nombre de Telo (el cuerpo), que consistir¨ªa en provocar a los comunistas, ordenando por decreto que el cuerpo de Lenin fuera sacado del mausoleo de la plaza Roja para ser inhumado en un cementerio de San Petersburgo. El mismo tratamiento ser¨ªa aplicado a los otros dirigentes sovi¨¦ticos que reposan al pie de las murallas del Kremlin. El facs¨ªmile del decreto -no firmado- ha sido ya publicado en la prensa. Las manifestaciones populares que provocar¨ªa ese tratamiento brutal de un grave problema de memoria hist¨®rica suministrar¨ªa a Yeltsin un pretexto para prohibir el Partido Comunista. Para ello evocar¨ªa el punto 5 del art¨ªculo 12 de la Constituci¨®n, que pena a los organizadores de manifestaciones ilegales cuyo fin sea acabar con el orden establecido. Argumentos dif¨ªciles de defender ante el tribunal que deber¨ªa pronunciarse en ¨²ltima instancia, pero como la justicia rusa es muy lenta, dicho juicio no tendr¨ªa lugar antes de un a?o, por lo que el zar Bor¨ªs lograr¨ªa su objetivo: impedir que el PC participe en las pr¨®ximas elecciones a la Duma. Este plan, si bien responde al deseo de venganza de Yeltsin, que no ha perdonado a los comunistas sus insultos cuando intentaron en vano destituirle, parece poco sensato.
Seg¨²n los sondeos, el partido de Ziug¨¢nov cuenta con un 22% a 24% de los votos, y sus aliados, con un 15% a 18%. ?Es posible pensar que cerca del 40% del electorado se vea privado de expresar su voto por una disoluci¨®n decidida en tales condiciones? La operaci¨®n s¨®lo tendr¨ªa sentido si Yeltsin tambi¨¦n hubiera decidido cambiar por decreto la ley electoral optando por el sistema mayoritario a una vuelta (de tipo brit¨¢nico) y ordenando la inhabilitaci¨®n de los candidatos miembros de los partidos prohibidos. Pero actuando as¨ª violar¨ªa su propia Constituci¨®n y provocar¨ªa sin duda una fuerte reacci¨®n de todos los ¨®rganos constituidos, desde la Duma hasta el Tribunal Constitucional, pasando por el Consejo de la Federaci¨®n (Senado).
En Mosc¨², algunos est¨¢n convencidos de que Yeltsin, movido por su temperamento combativo y su deseo de entrar en la historia como destructor del comunismo ruso, ir¨¢ hasta el final. Otros estiman que la cosa no merece la pena. Como Rusia no es una Rep¨²blica parlamentaria, lanzarse a tal aventura para impedir que los comunistas ganen unos cuantos esca?os en la Duma ser¨ªa est¨²pido. Y Bor¨ªs Yeltsin no es est¨²pido. Su verdadero problema es su sucesi¨®n al frente de Rusia. En 1996 gan¨® la batalla contra Ziug¨¢nov gracias a una campa?a de un anticomunismo caricaturesco, financiada con generosidad por los nuevos ricos rusos. Pero la ley no le permite presentarse a las presidenciales del a?o 2000 y su eventual pupilo no podr¨¢ utilizar las mismas armas contra Luzhkov, Primakov, Yablinski o L¨¦bed.
La mayor¨ªa de los observadores considera que Yeltsin, obsesionado por asegurar su futuro y el de su entorno -La Familia, como se dice en Mosc¨²-, no puede permitirse el lujo de que los rusos elijan democr¨¢ticamente a su sucesor. Pero como no es el zar, tampoco puede elegir un heredero en el seno de La Familia y proclamarle presidente sin pasar por las urnas. Cuando era primer ministro, Primakov presinti¨® este problema y propuso que se otorgara al presidente saliente cierta inmunidad: por ejemplo, el cargo de senador vitalicio y diversas prerrogativas materiales; entre ellas, la de viajar gratis en los transportes p¨²blicos. Luzhkov ha hecho suya esa propuesta, de suerte que Yeltsin podr¨ªa abandonar el Kremlin dentro de diez meses sin correr ning¨²n riesgo. Pero ni Primakov, ni Luzhkov, ni ning¨²n otro candidato conocido han tenido jam¨¢s la intenci¨®n de ampliar la inmunidad a todo el entorno del presidente. El problema es que la situaci¨®n judicial de La Familia no deja de agravarse. Tras haber intentado en vano destituir a Yuri Skuratov (v¨¦ase EL PA?S del pasado 21 de mayo), el fiscal general que hab¨ªa abierto diligencias judiciales contra altas personalidades, el Kremlin dej¨® involuntariamente que se creara en el Senado una comisi¨®n anticorrupci¨®n, cuyos 12 miembros, que se re¨²nen a puerta cerrada, se han comprometido por escrito a no revelar su trabajo. Sin embargo, todo el mundo sabe hoy en Mosc¨² que la hija -y consejera- de Bor¨ªs Yeltsin, Tatiana Diatchenko, est¨¢ implicada en la desviaci¨®n de los fondos otorgados a Rusia por el FMI, y que su yerno, Valeri Okulov, se habr¨ªa enriquecido con los beneficios de Aeroflot. Otro miembro de su entorno, Alexandr Bolochin, jefe de la administraci¨®n presidencial, arrastra de su pasado en medios financieros una docena de negocios punibles. Pero la palma se la lleva el inamovible administrador de los bienes de la presidencia, Pavel Borodin
Hombre de confianza de Yeltsin, Borodin ha acompa?ado discretamente a Yeltsin a Versalles, a Buckingham Palace, al Vaticano y a otros ilustres palacios antes de emprender la renovaci¨®n del Kremlin. Borodin ha gastado cerca de medio millar de d¨®lares (oficialmente, 335 millones de d¨®lares, aunque muchos ponen en duda esta cifra) en muebles antiguos y en obras confiadas a una empresa suiza de Lugano, Madetex. S¨®lo con lo que ha costado el sill¨®n
presidencial, confeccionado en Mil¨¢n con incrustaciones de piedras preciosas, se podr¨ªan haber pagado las pensiones atrasadas de buena parte de la Rusia europea. Intrigada, la justicia suiza ha investigado las actividades de Madetex, y debido a que iba a utilizar las informaciones suministradas por su colega suiza, Carla del Ponte, el fiscal Skuratov estuvo a punto de ser destituido. La semana pasada, otro magistrado suizo, el fiscal de Ginebra Bernard Bertossa, ha vuelto a abrir el caso bloqueando las cuentas suizas de Pavel Borodin, de su esposa y de otros 22 ciudadanos rusos sospechosos de blanqueo de dinero. En Mosc¨², donde se ha desmantelado el equipo que trabajaba con Skuratov -su mano derecha, el fiscal Katuchev, incluso ha sido destituido-, esto ha causado gran revuelo. El abogado de Borodin, que asegura que su cliente jam¨¢s ha estado implicado en tr¨¢fico de drogas o armas, se considera ultrajado por la acusaci¨®n de blanqueo, pero no niega la existencia de las cuentas suizas del matrimonio Borodin. El Kremlin ha respondido a esta avalancha de malas noticias revelando los resultados de una investigaci¨®n del FSB (ex KGB), en la ciudad de Vlad¨ªmir, que acusa a la mujer de Yuri Luzhkov, Elena Baturina, de exportaci¨®n ilegal de capital. Acusaci¨®n negada por el alcalde de Mosc¨², que acusa a su vez al poder de utilizar al FSB con fines privados y que afirma ser objeto de vigilancia y escuchas telef¨®nicas ilegales.La pol¨¦mica ha llegado a la televisi¨®n. Por primera vez, la cadena ORT, del irritable hombre de negocios Berezovski, ha atacado a la cadena NTV, favorable a Luzhkov. ?sta ha replicado desvelando los proyectos del entorno de Yeltsin, dispuesto a todo para evitar la alternancia: "Si esa gente permanece otros cuatro a?os en el poder, Rusia pasar¨¢ a ser una Rep¨²blica bananera despreciada por el resto del mundo", resumi¨® el editorialista de NTV. Es la guerra: las espadas se han desenvainado ante un pa¨ªs boquiabierto.
Para mantener su prestigio en el mundo, Rusia ha hecho un sacrificio notable enviando 3.500 paracaidistas a Kosovo en una misi¨®n tan delicada como costosa. Pero ?c¨®mo salvar una reputaci¨®n destruida por el hundimiento de las costumbres pol¨ªticas y la conducta de la ¨¦lite econ¨®mica? Si Bor¨ªs Yeltsin decide ma?ana cargarse el mapa pol¨ªtico del pa¨ªs prohibiendo el PC o si aplaza sine die las elecciones presidenciales para proteger a La Familia, el mal podr¨ªa ser irremediable.
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