Suspensi¨®n a medida

LA DECANA de los juzgados de Marbella, Pilar Ram¨ªrez, ha sido apartada cautelarmente de la actividad jurisdiccional por seis meses. La medida, adoptada ayer por la Comisi¨®n Disciplinaria del Consejo General del Poder Judicial, est¨¢ directamente relacionada con la apertura de dos expedientes informativos por otras tantas faltas muy graves: ejercer en una ciudad de menos de 100.000 habitantes en la que familiares directos tienen negocios y/o act¨²an ante los tribunales, lo que la Ley Org¨¢nica del Poder Judicial considera un supuesto de incompatibilidad legal, y actuar en casos relacionados con sus familiares, lo que contraviene una de las causas claras de abstenci¨®n que obligan a jueces y magistrados.Mientras dure la tramitaci¨®n de los expedientes, si es que no concluyen con su separaci¨®n definitiva de la carrera judicial, la juez Ram¨ªrez no podr¨¢ ejercer ni como titular del Juzgado n¨²mero 3 ni como decana de los juzgados de Marbella. La medida es congruente con la gravedad de los hechos que se le imputan y que afectan al n¨²cleo mismo de la funci¨®n jurisdiccional. Habr¨ªa sido un contrasentido que pudiera seguir dictando sentencias mientras se resuelven sus expedientes. La suspensi¨®n cautelar no prejuzga, desde luego, su culpabilidad, pero es coherente con las sospechas de infracci¨®n de obligaciones legales que pesan sobre la juez.

Cabe extra?arse de que se haya tardado tanto tiempo en acabar con una situaci¨®n que se remonta a sus inicios como juez de Marbella, hace m¨¢s de una d¨¦cada, sin que los ¨®rganos de inspecci¨®n de los tribunales- los del Poder Judicial y los de la Audiencia de M¨¢laga- se hayan dado por enterados. Es cierto que la situaci¨®n de la juez Ram¨ªrez se ha agravado con los a?os conforme los negocios y las actividades forenses de sus familiares crec¨ªan y se confund¨ªan. No era tanto la actuaci¨®n de una juez concreta la que estaba bajo sospecha, sino la justicia misma como poder independiente del Estado de derecho.