Los lujos ineficaces
El turista sedentario, de tanto vagabundear por Internet, ten¨ªa dolorido el dedo ¨ªndice, y la mu?eca derecha mareada de girar el rat¨®n en su alfombrilla. En consecuencia juzg¨® que era menester tomar un descanso y, puesto a elegir, se decidi¨® por las camas m¨¢s caras de los hoteles andaluces. La Consejer¨ªa de Turismo ha puesto a disposici¨®n de los pobres con expectativas, en un acto de caridad que la honra, la posibilidad de irrumpir gratuitamente en las suites y en las piscinas de las residencias m¨¢s lujosas de la comunidad. Todos los hoteles de gran lujo est¨¢n reunidos en la p¨¢gina principal de la Consejer¨ªa de Turismo (www.andalucia.org). La pereza y la curiosidad condujeron al turista sedentario de una pieza de hotel a otra. Pas¨® en silencio, sin rechistar, para no conmover a los fantasmas de los afortunados que all¨ª durmieron. Gracias a la navegaci¨®n panor¨¢mica cualquier parado andaluz puede alojarse durante unos minutos en las habitaciones m¨¢s caras del pa¨ªs. El Partido Andalucista ha inventado el socialismo virtual, que es un socialismo m¨¢s suntuoso pero menos comprometido. El viajero, un poco acalorado, lleg¨® a la piscina de Puente Romano, en Marbella. Not¨® un ambiente sobrecargado de primavera y sue?o de mediod¨ªa. En el agua, a esa hora, s¨®lo hab¨ªa tres ba?istas, a quienes salud¨® con educaci¨®n. Sin embargo, el viajero prefiri¨® un lugar hist¨®rico para descansar su dedo ¨ªndice y se march¨® a Casa Carmona, en Sevilla, donde se tumb¨® en una cama con dosel digna de decorado de ¨®pera. En el sal¨®n hab¨ªa retratos de nobles y ventanas con grandes cortinajes. En Fuengirola, en el Byblos Andaluz, el viajero recorri¨® la piscina cubierta y descubri¨® a dos ba?istas chiquitos y a otro, en primer plano, que lo miraba con ojos acusadores, como si fuera un intruso. Cuando el viajero irrumpi¨® en la suite del hotel Col¨®n de Sevilla, por cuya ventana se colaba el azul del anochecer, hac¨ªa rato que ten¨ªa ganas de depositar su pip¨ª virtual. Los responsables del Turismo andaluz han autorizado a los pobres a recorrer los dormitorios m¨¢s caros y los salones m¨¢s sobresalientes pero han negado, no se sabe por qu¨¦, la visita a los cuartos de ba?o. El viajero sospecha que los responsables de los hoteles no se f¨ªan de la honradez de los visitantes y teman que les roben las pastillas de jab¨®n de olor o esos enigm¨¢ticos gorros de ducha que ponen a disposici¨®n de los mejores clientes. En el restaurante del Col¨®n el viajero descubri¨® el carro de los pasteles; un jam¨®n empezado, y coronas de ajos y pimientos secos. El viajero comenz¨® a comprender que aquel boato no iba con ¨¦l, puesto que ni lo autorizaban a orinar ni un camarero le ofrec¨ªa el aperitivo. El viajero sedentario abandon¨® de improviso aquel esplendor virtual y, en la misma p¨¢gina, busc¨® el listado de pensiones. M¨¢s de mil encontr¨®. La pensi¨®n El Family, de dos habitaciones, le produjo ternura. El viajero apag¨® el ordenador y se ech¨® a dormir la siesta en ella.Otras recomendaciones www.barbadillo.com La bodega sanluque?a por dentro. www.gran-poder.es Todo sobre la hermandad sevillana. www.almeria2005.org P¨¢gina oficial de la sede de los juegos mediterraneos.
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