?Que no pare la m¨²sica!
Un joven se lamentaba profundamente por no poder dividir su cuerpo en dos (o, incluso, tres) partes para, as¨ª, no perderse ni uno solo de los actos programados el pasado s¨¢bado en el FIB. Descartado el don de la ubicuidad, la ¨²nica opci¨®n posible que se le ocurri¨® consist¨ªa en correr como un poseso de un escenario a otro para, de este modo, realizar una especie de zapping festivalero.A primeras horas de la tarde, eso s¨ª, el ritmo era mucho menos fren¨¦tico. Una posibilidad era la de penetrar en ese monumental microondas bautizado con el simp¨¢tico nombre de Viaje a los Sue?os Polares. Otra, la de instalarse en la sauna (perd¨®n, chill out) del FIB Club. No resultaba f¨¢cil -entre el calor, el tufillo a sudor rancio y el aroma de los canutos- aguantar mucho m¨¢s de 15 minutos en su interior. Los t¨®rridos ritmos de funk y latin jazz que se escuchaban ayudaban poco a sobrellevar las temperaturas registradas en la carpa.
El escenario peque?o de conciertos, al menos, ofrec¨ªa alguna de esas estimulantes alegr¨ªas que compensan (o casi) cualquier calvario. Tras la obligada raci¨®n de producto nacional -muy competentes y entretenidos los pases de Parade y Patrullero Mancuso-, los brit¨¢nicos Snowpony y Dark Star ofrecieron la necesaria dosis de riesgo que nunca debe faltar en un festival de estas caracter¨ªsticas. Los primeros por la v¨ªa del noise con llamativos pespuntes tecnol¨®gicos. Los indies de la vieja escuela que todav¨ªa recurren a My Bloodie Valentine para estimular sus sue?os m¨¢s h¨²medos disfrutaron de lo lindo. La presencia de la bajista Debbie Googe (s¨ª, ex My Bloodie Valentine) resulta fundamental para el sonido de la banda. La propuesta de Dark Star es a¨²n m¨¢s aterradora. En el buen sentido del t¨¦rmino, claro. El tamiz psicod¨¦lico de Levitation -de ah¨ª proceden los tres miembros del grupo- pasada por una potente batidora capaz de licuar la materia prima original con rabia, mucha rabia. La intensidad de los escoceses Arab Strap es de otro tipo. Mucho m¨¢s emocional, desgarradora, apabullante. Est¨¦ticamente, eso desde luego, Aidan Moffat es un puro desastre. Nadie pod¨ªa imaginarse al vocalista cantando lo que canta ataviado con un horrible pantaloncillo corto deportivo. Aunque, la verdad, detalles como ¨¦ste se perdonan pronto. No, en cambio, que Arab Strap fueran relegados por los organizadores al escenario peque?o.
Reconvertida la carpa Viaje a los Sue?os Polares en Galax Nitsa, poco a poco fue llen¨¢ndose de incondicionales de la m¨²sica electr¨®nica y los ritmos m¨¢s danzarines. Hacia las dos de la madrugada -y con Cassius bombardeando al personal con impresionantes trallazos de funk y disco setentero-, el p¨²blico de la carpa de baile ya hab¨ªa comenzado a adue?arse del territorio reservado al mercadillo alternativo y a mezclarse con decenas de cuerpos exhaustos desperdigados por los alrededores del FIB Club. Desolador paisaje el de despu¨¦s de la batalla. Tras el set de ?ngel Molina -consagrado al tecno m¨¢s decib¨¦lico y contundente-, el Galax Nitsa adquiri¨® cierta sensaci¨®n de petardeo discotequero y tintes a lo fiebre del s¨¢bado noche. A falta de un Tony Manero, Les Rythmes Digitales aportaron color y diversi¨®n a raudales. Jacques Loucont es puro nervio, como su m¨²sica. Cassius tom¨® el testigo y desde los platos termin¨® de poner patas arriba la carpa. A partir de aqu¨ª la calidad de la m¨²sica ya era lo de menos. Aunque el nivel, justo es reconocerlo, no decay¨® en ning¨²n momento. Don"t stop the music.
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