El c¨ªrculo
En el primer juicio al que asist¨ª, los acusados eran dos docenas de trabajadores ferrolanos, una parte de los muchos detenidos y procesados a ra¨ªz de los sucesos de marzo de 1972, cuando cayeron baleados por la polic¨ªa de Franco otros dos obreros que ten¨ªan hermoso nombre de personajes de un cuento triste: Rey y Niebla. Tengo un vago recuerdo, pues era poco m¨¢s que un cr¨ªo. Pero hay dos detalles n¨ªtidos en la memoria. Uno de los encausados ten¨ªa estravismo. Aquel hombre pr¨®ximo a la vejez, permanec¨ªa impasible y digno como una talla de madera, pero uno de los ojos bailaba por su cuenta, como un extra?o p¨¢jaro cristalino, ovoide e inquieto. El otro detalle es la voz del fiscal. Acerada y cortante, como afilada en una cuchiller¨ªa. Por su intervenci¨®n sever¨ªsima, cabr¨ªa pensar que en el banquillo se sentaba una hueste sat¨¢nica. De repente, se fij¨® en el bizco y bram¨® iracundo, como si quisiera abatir aquel ojo bail¨®n y rebelde. De aquella experiencia me qued¨® una pregunta: ?Qui¨¦n es peor, el dictador o sus esbirros?Las cosas han cambiado mucho desde el paleol¨ªtico. Incluso Pinochet encuentra ahora en Espa?a una fiscal¨ªa de Estado comprensiva. Debemos corregir la torcida suposici¨®n de que un ministerio p¨²blico dem¨®crata se frotar¨ªa las manos y aclarar¨ªa la voz ante la oportunidad de juzgar al principal responsable de un r¨¦gimen genocida. Como explica la etnolog¨ªa, hay quien extermina etnias y quien extermina un etnotipo que el propio genocida designa. Los jud¨ªos del pinochetismo eran los llamados subversivos. En este etnotipo a cazar, dentro o fuera del pa¨ªs, cab¨ªan todos los opositores, reales o posibles, extranjeros o nacionales, incluido la honra militar de Chile, Carlos Prats. Por el contrario, la explicaci¨®n de uno de nuestros Fiscales Rampantes, el Temible Fungairi?o, sit¨²a lo ocurrido en una especie de fatum biol¨®gico. Al fin y al cabo, y en verano, los murci¨¦lagos se comen a las mariposas.
Y el c¨ªrculo se cierra con la colaboraci¨®n inestimable de Mariscal de Gante. Deber¨ªa prodigar m¨¢s sus intervenciones jur¨ªdicas, pues tienen un alto efecto descongestivo, como aquel catedr¨¢tico de Derecho en la Compostela de los a?os cincuenta que propon¨ªa el siguiente ejercicio: "Si un ladr¨®n entra por una ventana, o viceversa..." y todav¨ªa m¨¢s: "Si un guardia civil tarda una hora en personarse en el lugar de los hechos, ?cu¨¢nto tardar¨ªa la pareja?".
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