"Cre¨ª que eran tiros de fogueo"
"Creo que no deber¨ªa haberme enfrentado a los dos ladrones. Con un poco de mala suerte no lo podr¨ªa estar contando ahora". El joyero Luis G¨®mez M¨¦ndez, de 50 a?os, recuerda as¨ª el peor d¨ªa en sus tres d¨¦cadas de profesi¨®n. El pasado 5 de agosto atracaron su establecimiento, en Legan¨¦s (173.000 habitantes), y le descerrajaron tres balazos. Estuvo a punto de morir. Ahora, tras salir de la UVI , se recupera en el hospital Doce de Octubre y reflexiona. Sus tienda, entretanto, permanece cerrada.El atraco ocurri¨® a las 18.15. Luis G¨®mez trabajaba en su taller. Un joven de unos 20 a?os llam¨® al timbre. Su hija, Mar¨ªa del Carmen, le atendi¨®. Quer¨ªa ver una pulsera de oro. Tras mostrarle una delgada, el cliente pidi¨® ver otra m¨¢s gruesa. "Lo que quer¨ªa saber es d¨®nde guard¨¢bamos la mercancia y cu¨¢nta ten¨ªamos. En esos momentos no sospech¨¦ nada y segu¨ª con lo que estaba haciendo", recuerda.
Otro hombre, de unos 26 a?os, llam¨® instantes despu¨¦s. La hija del joyero le abri¨® la puerta, sin ninguna desconfianza. El primero le cuchiche¨® algo al segundo. Sin mediar palabra, dio un salto sobre el mostrador y sac¨® una pistola. Grit¨® a Luis que se agachara y que no se le ocurriera pulsar la alarma.
El otro atracador agarr¨® a la hija y la oblig¨® a que le diera toda la mercanc¨ªa del caj¨®n. No se interes¨® por los relojes de los mostradores ni el resto. Ella se neg¨®, por lo que el atracador se baj¨® la manga de la camisa para cubrirse la mano y no dejar huellas al abrir el caj¨®n. "Me puse muy nervioso y no les hice caso. Uno me dispar¨® a la frente, pero fall¨® y la bala me entr¨® por el cuello [con salida por debajo de la clav¨ªcula]. No sent¨ª nada. Es m¨¢s, llegu¨¦ a pensar que eran balas de fogueo. Si hubiera visto que eran de verdad, me habr¨ªa asustado y no habr¨ªa hecho nada", a?ade Luis G¨®mez.
"T¨² te callas"
La hija comenz¨® a gritar y pidi¨® que dejaran los cuatro muestrarios. El ladr¨®n que la sujetaba se encar¨® a ella: "T¨² te callas. Y no te muevas". El joyero, pese al disparo, cogi¨® a un atracador por el brazo para impedir que se llevaran las alhajas. Entonces, el delincuente se volvi¨® hacia el propietario de la tienda y le dispar¨® de nuevo. La bala le entr¨® por el abdomen y le sali¨® por la espalda. Alcanz¨® ri?¨®n e h¨ªgado.Los ladrones hab¨ªan aparcado un veh¨ªculo robado en segunda fila, delante de la joyer¨ªa. El due?o sali¨® a la calle y pudo agarrar a uno de los ladrones por el cuello. "Del impulso consegu¨ª tirarle las gafas y romp¨¦rselas. Comenc¨¦ a gritar, ya en la calle, que me hab¨ªan robado y ped¨ª auxilio. Su compa?ero se gir¨® hacia m¨ª y me dispar¨® por tercera vez. Entonces not¨¦ el calor de la bala cuando me atravesaba", afirma.
Los ladrones se montaron en el coche y huyeron a toda velocidad. G¨®mez se asust¨® al ver tanta sangre suya. Afirma que hasta ese momento no hab¨ªa notado nada a pesar de haber recibido dos disparos a bocajarro. "Intent¨¦ volver a la tienda para avisar a una ambulancia, pero comenc¨¦ a marearme y ca¨ª redondo. Despu¨¦s me han dicho que avisaron a la polic¨ªa y que una ambulancia me llev¨® al hospital Severo Ochoa de Legan¨¦s", comenta. Las balas tambi¨¦n le alcanzaron el pulm¨®n y la pleura. En el hospital leganense le hicieron las primeras curas y le trasladaron al Doce de Octubre, donde fue operado de urgencia. Su recuperaci¨®n ha sido muy r¨¢pida, seg¨²n los facultativos. En cuatro d¨ªas sali¨® de la Unidad de Cuidados Intensivos y ahora est¨¢ ya en la secci¨®n de cirug¨ªa general. Los m¨¦dicos le han dicho que, si no surge ninguna complicaci¨®n en alguna de las tres heridas, podr¨¢ recibir el alta m¨¦dica en menos de una semana. "Ahora ya se ha pasado lo peor, pero reconozco que ha sido un susto muy grande. La parte positiva es que, seg¨²n me han indicado los m¨¦dicos, no me quedar¨¢n secuelas.Ese es el mejor resultado que pod¨ªa esperar", confiesa la v¨ªctima. La polic¨ªa busca ahora a dos hombres de estatura media, con acento sudamericano y edades de entre 20 y 26 a?os, y que act¨²an con gran violencia durante el atraco. Los ladrones se llevaron cuatro muestrarios de joyas de oro. La familia calcula que su valor asciende a unos 30 millones de pesetas. Ahoran ser¨¢n los peritos de las aseguradoras los que determinen la cuant¨ªa exacta.
El joyero se hab¨ªa planteado cerrar el negocio y dedicarse a otra actividad. El principal problema que le surg¨ªa a Luis G¨®mez es que durante toda su vida profesional s¨®lo se hab¨ªa dedicado a eso. "Ha sido el primer atraco que he sufrido en estos a?os. Al principio, cog¨ª miedo de volver a trabajar. Luego lo he pensado y creo que son muchos a?os para dejarlo as¨ª, a la primera", explica.
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