Historiadores e intelectuales defienden que se estudie m¨¢s el franquismo y la transici¨®n
Tusell manifiesta en la UIMP que es necesario rescatar valiosos archivos de esas ¨¦pocas
La Historia se puede entender como una sucesi¨®n de recuerdos encadenados o solapados que configuran la memoria colectiva y la memoria individual. El historiador Javier Tusell y su colega ?lvaro Soto han organizado esta semana, en la Men¨¦ndez Pelayo de Santander, el curso Memoria, memorialistas e historia con la idea de indagar en las relaciones entre estas tres materias al cumplirse un cuarto de siglo desde la muerte de Franco. Catedr¨¢ticos de Historia, Derecho, Filolog¨ªa o Literatura han defendido que se estudie m¨¢s el franquismo y la transici¨®n.
El valor de la cualidad llamada memoria es que permite almacenar recuerdos para recuperarlos m¨¢s tarde. A los 25 a?os de la transici¨®n, Javier Tusell defiende que ya es hora de hacer memoria sobre lo que sucedi¨® en esta etapa de la reciente historia espa?ola, y propone que el Ministerio de Educaci¨®n y Cultura acepte financiar una instituci¨®n que tenga como tarea rescatar la memoria viva de la transici¨®n, pero tambi¨¦n documentos y archivos personales que corren el riesgo de caer en el abandono.Entre esa documentaci¨®n que a¨²n no ha visto la luz est¨¢ el archivo personal del dictador, que permanece bajo siete llaves a buen recaudo de la familia. "Es un esc¨¢ndalo que el Ministerio no se ocupe de esto, que no haga absolutamente nada", clama Tusell. "En EEUU se pueden consultar los documentos de Kennedy o en Francia los de Pompidou", ejemplifica un historiador que no admite que el estudio de la guerra civil, el franquismo o la transici¨®n todav¨ªa levante ampollas. "Ya no remueve nada de nada. Saber ya no puede ofender a nadie", concluye.
Los art¨ªfices de la transici¨®n jugaron en buena medida con la necesidad que sent¨ªa parte de la poblaci¨®n de ponerse una venda en los ojos. "En otro tiempo utilizamos la amnesia, pero ahora hay que convertir esa amnesia en amnist¨ªa", razona Tusell, e insiste en que aquel principio de mutua comprensi¨®n se puede completar 25 a?os despu¨¦s con mayores conocimientos. "Es necesario, sencillamente porque nuestros signos de identidad y nuestra proyecci¨®n hacia el futuro pasan por la transici¨®n. Es la historia que m¨¢s hemos compartido los espa?oles", repite.
Cuentos y leyendas
De la visi¨®n desde Euskadi se ocup¨® el profesor de la Universidad del Pa¨ªs Vasco Jon Juaristi. "El primer libro de Sabino Arana, que se pretende hist¨®rico, es una mezcla de cuentos y leyendas locales de la ¨¦poca", empez¨®, y explic¨® que ¨¦sta es la t¨¢ctica nacionalista. Un ejemplo: "Para la memoria familiar nacionalista parece que lo ¨²nico que hicieron los dinamiteros asturianos fue derribar iglesias. La demonizaci¨®n de la izquierda lleva incluso al dicho popular de que el objetivo era acabar con la industria en Euskadi". Juaristi tiene claro que "el PNV ha creado" su propia historia para justificar su existencia.Otra memoria distorsionada es la que han legado al presente los ministros de Franco, que se ha ocupado de refrescar ?lvaro Soto, profesor universitario y secretario del curso. "Todos justifican la guerra como necesaria y todos pertenec¨ªan a organizaciones cat¨®licas, excepto algunos militares". Licinio de la Fuente, por ejemplo, recuerda en sus memorias c¨®mo los rojos asesinaban curas en su pueblo, y desarrolla toda una justificaci¨®n de la guerra a partir de este recuerdo. A los que les toca la transici¨®n negocian lo mejor que pueden. "Creo que los militares acordaron la amnist¨ªa a cambio de que no hubiera depuraci¨®n. En los pol¨ªticos, esta renovaci¨®n pas¨® por afiliarse a Alianza Popular", sostiene Soto, y a?ade que fueron la herencia y la memoria del franquismo las que impidieron durante muchos a?os que la derecha construyera partidos cre¨ªbles.Para conocer todos los detalles que a lo largo del tiempo se han escatimado a la memoria popular, los historiadores que han pasado por este curso defienden la necesidad de olvidar una t¨¢cita ley del silencio que ya no tiene sentido.
Babelia
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