Buenas sensaciones espa?olas
Cacho, Est¨¦vez y D¨ªaz se clasifican para la final de 1.500 a la estela de El Guerroj y Ngeny
Dos d¨ªas de batalla han transcurrido. La guerra de los 1.500 s¨®lo est¨¢ a falta de la jornada final, ma?ana, por la noche. Y nada ha pasado. Bueno, ha pasado de todo, pero tampoco nada. Todo est¨¢ como todos quer¨ªan. Con tres espa?oles en la final, que es lo que todos anticipaban, y con los tres emitiendo buenas vibraciones. Nervioso e inquieto como una lagartija, como de costumbre, Ferm¨ªn Cacho. Tranquilo e imponente desde su altura, como una torre, Reyes Est¨¦vez. Trist¨®n y preocupado Andr¨¦s D¨ªaz. Los tres exhibieron sus armas en las dos semifinales. Vieron tambi¨¦n mostrar las suyas a los rivales, a los que se intentar¨¢n interponer entre su senda y las medallas. No se mostraron impresionados. Bueno, s¨ª, un poco, pero es lo que se esperaban.Reyes Est¨¦vez es un corredor imponente e impetuoso. Encuadrado en la primera semifinal, la que algunos llamaban final anticipada porque tambi¨¦n conten¨ªa a Ferm¨ªn Cacho y a Hicham El Guerruj, el barcelon¨¦s no tard¨® nada, apenas 150 metros, en aparecer como un torpedo, abri¨¦ndose paso implacable, en la primera fila. Y desde esa posici¨®n se dedic¨® a marcar el ritmo. "Es que no quer¨ªa que la cosa decayera", dijo. "Y tantos tropezones, tantas ca¨ªdas". La cosa, sin embargo, fue lenta. 1.00.42 en los 400 metros; fueron m¨¢s lentos todav¨ªa los segundos 400 (62.43). Pero, claro, la cosa no iba mal. Todos esperaban que la habitual silueta, ligera como alada, soplo sutil que apenas tocaba el suelo, de puntilla y econ¨®mica, la zancada de los elegidos de los dioses, tomara el mando. O sea, todos sab¨ªan que El Guerruj, a quien le gusta cambiar de ritmo (esto es, casi demarrar) a falta de 600 metros, iba a hacerlo tambi¨¦n en la serie. Claro que lo hizo. La cosa se aclar¨® como por encanto. El pesado pelot¨®n, engrosado al trote, se aclar¨®, adelgaz¨® instant¨¢neamente hasta convertirse en una l¨ªnea larga y salteada. Como ya lo sab¨ªa, Cacho, que hab¨ªa corrido hasta entonces escondido y encerrado, con paso y zancada experta, se puso inmediatamente pegado a las zapatillas del marroqu¨ª. Adonde El Guerruj quisiera llegar all¨ª ir¨ªa el soriano. Y Est¨¦vez, inteligente y sobrado de fuerzas ("me he gustado mucho a m¨ª mismo", dijo el barcelon¨¦s), tras los dos. Sin perder en ning¨²n momento el paso. En 54.03 cubrieron los terceros 400 metros, tirados por el incre¨ªble El Guerruj sin aparente esfuerzo. Menos de 53 segundos en la ¨²ltima vuelta al estadio, y una carrera que promet¨ªa irse por encima de los 3.40 se qued¨® en 3.37.34. Y todos transmitiendo una sensaci¨®n de perfecta tranquilidad, de relajaci¨®n casi.
A Andr¨¦s D¨ªaz le gusta hacer sufrir a la gente. Fue el gallego y se descolg¨® la v¨ªspera, tras la primera serie, que lo ve¨ªa todo oscuro, que si segu¨ªa as¨ª que nadie pensara en ¨¦l para una plaza en la final. As¨ª que aprensivos estaban los aficionados vi¨¦ndole correr ayer la segunda semifinal. ?Qu¨¦ sorpresa deparar¨ªa el campe¨®n espa?ol? Respiren, que todo fue bien. Magn¨ªficamente bien, de hecho. Modificando sobre la marcha la t¨¢ctica prevista y saliendo del trago perfectamente. "Esperaba que otro cogiera la cabeza, porque al ser la segunda serie muchos desear¨ªan que fuera m¨¢s r¨¢pida , pero al no ponerse nadie a tirar, lo tuve que hacer yo", explic¨® D¨ªaz. "Adem¨¢s, como tengo la zancada larga corr¨ªa m¨¢s peligro si me quedaba en el grupo, donde los codazos y los tropezones..." Los percances los sufrieron Silva, Mayock y Liefers, porque D¨ªaz iba el primero, aunque a los 600 de carrera le relev¨® en la cabeza el nigeriano Ngeny, la gran esperanza.
La prueba, que ya iba r¨¢pida (59.97 en los primeros 400), se aceler¨® (1.58.95 en los 800, es decir, 59.02 en los segundos 400). D¨ªaz, que se sent¨ªa bien, volvi¨® a relevar a Ngeny en los 1.100 y la selecci¨®n deseada se produjo, ayudada por la ca¨ªda portuguesa. Por puro prurito, Ngeny le disput¨® la victoria a D¨ªaz en la ¨²ltima curva, ya cuando todos echaban el resto. Y por detr¨¢s, tras los dos tranquilos, el agobio. Y el sufrimiento de Morceli. El ganador de tres mundiales lo pas¨® mal. Sin fuerzas perdi¨® uno de los cinco primeros puestos en los ¨²ltimos cinco metros. Pas¨® por tiempos.
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