ABECEDARIO ANDALUZ Vulgarismos
A. R. ALMOD?VAR Una chica inglesa, estudiante de espa?ol, que pasaba unos d¨ªas en casa de unos amigos, tuvo la curiosidad natural de saber qu¨¦ era aquello de Mojinos escoc¨ªos, que tanto sonaba. No sin un cierto engorro hubo que explicarle en qu¨¦ consist¨ªan las reconditeces del asunto por las que se proclaman esos estilistas del idioma, con apariencia de grupo musical. Y es que, por descontado, en el exquisito diccionario de los acad¨¦micos, ni sombra remota de ninguna de las dos palabras. Ya hace unos a?os, los del agropop iniciaron esa desenfrenada carrera de la desverg¨¹enza verbal, tan del agrado de cierto p¨²blico y tan reveladora de la buena salud democr¨¢tica. Algo impensable, por ejemplo, en cualquiera de las rep¨²blicas hispanoamericanas, Cuba incluida, donde es rigurosamente condenable escribir culo, y semejantes, so pena de cataclismos inimaginables. ?Vulgarismos? Qu¨¦ ser¨¢ eso. Sin duda una simple cuesti¨®n social. O quiz¨¢s no tan simple, puesto que ha estigmatizado al habla andaluza con una de las peores injusticias que pesan sobre ella: su identificaci¨®n con los vulgarismos l¨¦xicos, a m¨¢s de una forzada pronunciaci¨®n, en un c¨®digo artificial del gracioso para uso y abuso de sainetistas antiguos y modernos (l¨¦ase televisi¨®n). Cuando est¨¢ m¨¢s que probado que haiga, eneante, bujero, gabina , patatrapo, andalias, mondarina, paderes o entav¨ªa son vulgarimos del espa?ol general, y no del andaluz. Recuerden a la abuela de La familia Ulises, del TBO, que era catalana y empleaba esos mismos tropiezos para deleite de la chiquiller¨ªa. Lo malo es que muchas palabras de uso corriente en Andaluc¨ªa pasen tambi¨¦n por vulgarismos, y lo peor, que se las considere peculiaridades fon¨¦ticas, error que cometen incluso algunos ling¨¹istas, que nos aman poco. ?Dejar¨¢n por eso de tener cierta gracia las deformaciones que se siguen produciendo? Claro que no. Cualquiera puede contar an¨¦cdotas cotidianas de lo m¨¢s divertido, indicadoras de c¨®mo la poca instrucci¨®n contin¨²a generando maravillosos disparates ling¨¹¨ªsticos. La asistencia de unos vecinos asegura muy seriamente que unos extra?os males que padece se deben a una insuficiencia grave de "mormonas". Varios estudiantes sevillanos escrib¨ªan en ex¨¢menes de selectividad que un personaje hab¨ªa sido "embestido" doctor honoris causa. Una m¨¦dica que trabaja en C¨®rdoba me contaba el otro d¨ªa que un paciente se se?alaba el coraz¨®n, convencido que hab¨ªa sufrido un "torrefacto"; a lo que un colega guas¨®n que por all¨ª andaba, apostill¨®: -Pues habr¨¢ que hacerle un "catetismo". En ese mismo hospital otro enfermo afirmaba que un familiar suyo hab¨ªa muerto por "juntamiento de las pellas de arriba". A¨²n est¨¢n buscando en tratados de anatom¨ªa antigua o popular. Pero hasta la presente, la ¨²nica hip¨®tesis plausible es que eso debe andar por la parte contraria a los mojinos escoc¨ªos.
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