Una joya en las bodegas del barco
Francis Obikwelu, medalla de bronce ayer, viv¨ªa un infierno cuando le encontr¨® Miguel ?ngel Mostaza, representante de Ferm¨ªn Cacho. A Mostaza le llegaron noticias de tres atletas nigerianos que se hab¨ªan quedado en Lisboa tras el Mundial juvenil en 1994. Viv¨ªan en la indigencia, de forma clandestina, gan¨¢ndose alg¨²n dinero en trabajos miserables. Los tres muchachos nigerianos s¨®lo dispon¨ªan de un cuartucho que les serv¨ªa de habitaci¨®n, cocina y retrete.Uno de ellos era Obikwelu.Trabajaba en la limpieza de las bodegas de un barco. "Se?or Mostaza, yo puedo correr los 100 metros en 10,50". "Venga ya", le contest¨® Mostaza. "Se lo puedo demostrar ahora mismo". Los dos se fueron al campo del Os Belenenses, que dispone de dos calles de ceniza.. "P¨®ngase all¨ª con un cron¨®metro", dijo Francis. "As¨ª, ?sin calentar? Est¨¢s loco", contest¨® Mostaza. "No se preocupe". Mostaza no pod¨ªa creer lo que vio: un chico de 16 a?os que corr¨ªa sobre la ceniza en 10,70. "Tienes la oportunidad de ganarte la vida en esto. S¨®lo hace falta que te lo tomes en serio". Obikwelu le hizo caso. Comenz¨® a participar en peque?as reuniones en Espa?a y lleg¨® a mandar una carta a la federaci¨®n para postularse como atleta espa?ol para los Mundiales juveniles de Sydney 96. Pero no sali¨® de Lisboa. Se integr¨® en el Sporting y comenz¨® a ganar algo de dinero. Ahora se anuncia como una estrella, pero su sue?o es jugar al f¨²tbol. "Se?or Mostaza, cuando pasen los Juegos, d¨¦jeme probar en alg¨²n equipo espa?ol. Ya ver¨¢ que soy mejor futbolista que atleta".
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