Absuelto el acusado del incendio del Puerta de Hierro por falta de pruebas
El tribunal considera "poco cre¨ªble" el testimonio del sospechoso
Los dos incendios que calcinaron en 1993 parte de las instalaciones del hospital Puerta de Hierro -ocasionaron da?os tasados en m¨¢s de 400 millones de pesetas- han quedado de momento impunes. El principal sospechoso, el vigilante de la cl¨ªnica Jos¨¦ Manuel R. R., juzgado a comienzos de julio, ha sido absuelto ahora por la Audiencia de Madrid por falta de pruebas. La absoluci¨®n ha sido fallada, como se?alan los jueces, pese al testimonio "contradictorio y a veces inexplicable" del sospechoso.
Declara probado el tribunal que el 7 de noviembre de 1993, "persona o personas desconocidas" prendieron fuego, "con intenci¨®n o por descuido", en el tercer s¨®tano del hospital Puerta de Hierro. La llamas arrasaron "gran cantidad de papeles y cartones" y calcinaron por completo tres plantas de la policl¨ªnica del Puerta de Hierro (en la calle de San Mart¨ªn de Porres). Instalaciones que, aunque carec¨ªan de pacientes, eran frecuentadas por m¨¦dicos y utilizadas como consultas.El otro incendio, seg¨²n el relato de hechos probados, se declar¨® la noche del 16 de diciembre de 1993. Afect¨® a unos m¨®dulos prefabricados, situados en la parte trasera del hospital, habilitados para sustituir las tres plantas ya incendiadas. Este siniestro fue intencionado, ya que los bomberos hallaron un acelerador de combusti¨®n cuando lo extingu¨ªan.
Dentro de los m¨®dulos se hallaba esa noche Jos¨¦ Manuel R. R., vigilante de seguridad de la empresa ITS Seguridad, SA. Seg¨²n el tribunal, los pir¨®manos le esposaron a un armario para inmovilizarle. Fue rescatado por los bomberos, que tuvieron que romper el armario al que estaba sujeto.
La sentencia analiza los indicios a favor y en contra de la autor¨ªa del vigilante y determina que no hay pruebas suficientes para incriminarle. A favor de su culpabilidad pes¨® que, tras sendos incendios, aparecieron en el hospital pintadas hechas por ¨¦l, como revelaron los peritos cal¨ªgrafos. Tambi¨¦n, el hecho de que el "acusado estuviese en los lugares en que se produjeron los siniestros, as¨ª como sus "contradictorios y, a veces, inexplicables" testimonios exculpatorios. El acusado declar¨® que, cuando vigilaba el interior de los m¨®dulos, lugar con el que se ceb¨® el segundo incendio, vio a una persona saltar una tapia y hacer una pintada. Y que oy¨® gritar que "arder¨ªan con o sin el vigilante dentro". A?adi¨® que, tras dar cuenta de ese incidente, alguien golpe¨® la puerta de los m¨®dulos y que, al abrirle, varios individuos encapuchados irrumpieron dentro y le esposaron a un armario. Prendieron fuego y se marcharon. Fue cuando ¨¦l logr¨® tirar al suelo el tel¨¦fono que hab¨ªa sobre una mesa y marc¨® el cero con el tac¨®n de la suela de su zapato, n¨²mero que comunicaba directamente con la centralita del hospital, a la que pidi¨® ayuda.
Esta versi¨®n se contradice, admite el tribunal, con la expresada por el testigo Emilio Aceituno, otro vigilante jurado. Seg¨²n Aceituno, tras recibir el aviso de la centralita, telefone¨® a los m¨®dulos y nadie le contest¨®, aunque daba se?al (es decir, que no estaba descolgado). Luego agreg¨® que, al entrar en los m¨®dulos, observ¨® al acusado esposado frente al armario y de pie, y no de espaldas y agachado como hab¨ªa declarado Jos¨¦ Manuel R. R.
Uno de los puntos que oscurecen la versi¨®n del acusado es, a juicio del tribunal, la llamada telef¨®nica a la centralita. La acci¨®n de marcar con el zapato el n¨²mero cero resulta "muy poco cre¨ªble", dada "la dificultad" que implica "marcar el cero con el tac¨®n de la suela del zapato".
De todas formas, algunas de sus contradictorias declaraciones las prest¨® el acusado ante el juez instructor sin estar imputado, "por lo que no deben tenerse en consideraci¨®n". En favor de su inocencia, destaca el tribunal, figura el hecho de que a la saz¨®n exist¨ªa una alta conflictividad laboral en el Puerta de Hierro, con pintadas por doquier, que no afectaban a los vigilantes de seguridad del centro, lo que obliga a no descartar una vinculaci¨®n entre ambos incendios y los sectores afectados.
La absoluci¨®n ha librado al acusado de una petici¨®n fiscal de 11 a?os de c¨¢rcel, y de otra, del Insalud de 16 a?os de prisi¨®n por dos delitos de incendio.
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