Ignorancia en guisa de religi¨®n: la teor¨ªa de la evoluci¨®n en Kansas
La Junta de Educaci¨®n (Board of Education) del Estado de Kansas vot¨® el 11 de agosto, seis a cuatro, a favor de eliminar toda referencia a la evoluci¨®n de los programas de estudio de los colegios y escuelas estatales. La ense?anza y la raz¨®n han sido sacrificadas en el altar de la ignorancia y los prejuicios religiosos. El conflicto entre religi¨®n y ciencia tiene sus ra¨ªces hist¨®ricas en los or¨ªgenes mismos de los Estados Unidos. A los primeros colonizadores de Boston y Nueva Inglaterra, llegados a partir del a?o 1620, se les conoce como los peregrinos (the pilgrims); eran fugitivos de Inglaterra y Holanda, donde les persegu¨ªan por sus creencias religiosas fundamentalistas. El fundamentalismo sigue arraigado en los Estados Unidos, sobre todo en los Estados del sur, a pesar del liberalismo de la Declaraci¨®n de Independencia de 1776 y de la Constituci¨®n de 1787, fruto del racionalismo iluminista de Jefferson, Franklin, Adams, Madison y otros Fundadores de la Rep¨²blica (Fathers of the Republic).Los fundamentalistas cristianos mantienen que la Biblia debe ser interpretada literalmente y que el mundo fue creado hace unos seis mil a?os. Su oposici¨®n a la ciencia se agudiz¨® a partir de 1859, con la publicaci¨®n de la teor¨ªa de la evoluci¨®n de Darwin, un paso m¨¢s, seg¨²n lo ven, hacia una visi¨®n materialista del mundo, contraria a los valores morales y religiosos del cristianismo.
De poco sirve que te¨®logos y obispos, tanto cat¨®licos como protestantes, prediquen que no hay conflicto radical entre la ciencia y la fe cristiana. Juan Pablo II afirm¨®, en octubre de 1996, la validez cient¨ªfica de la teor¨ªa de la evoluci¨®n en un discurso a la Academia Pontificia de Ciencias. (No es pura coincidencia que ese discurso fuera pronunciado despu¨¦s de una reuni¨®n, en la que yo particip¨¦, de veinte cient¨ªficos y te¨®logos, que tuvo lugar ese verano en Castelgandolfo y que termin¨® con una audiencia privada del Papa. Los documentos de esa reuni¨®n han sido publicados por la editorial del Observatorio Vaticano en un libro del que yo soy codirector). El Papa hab¨ªa dicho ya en 1981 que el prop¨®sito de la Biblia no es ense?arnos sobre astronom¨ªa y el origen del universo, sino c¨®mo llegar al cielo.
La Constituci¨®n de los Estados Unidos afirma que el Estado no puede ni propugnar ni prohibir la ense?anza de ning¨²n credo religioso. No obstante, los fundamentalistas han buscado subterfugios para promover la ense?anza de la Biblia y excluir la evoluci¨®n del curr¨ªculo escolar. Durante las primeras d¨¦cadas del siglo XX, los Estados de Tennessee, Arkansas y otros promulgaron leyes prohibiendo la ense?anza de la evoluci¨®n en las escuelas y colegios estatales. En 1968, el Tribunal Supremo de los Estados Unidos dictamin¨® que tales leyes eran contrarias a la Constituci¨®n. Una nueva estrategia de los fundamentalistas fue entonces promulgar leyes que mandaran que la teor¨ªa evolucionista se ense?ara juntamente con la teor¨ªa creacionista, pretendiendo que ¨¦sta era tambi¨¦n una hip¨®tesis cient¨ªfica. La primera de tales leyes fue promulgada en Arkansas en 1981 y fue declarada anticonstitucional por un tribunal federal, en un juicio al que fui llamado a comparecer como testigo "experto".
El Estado de Luisiana promulg¨® una ley semejante, que fue apelada hasta el Tribunal Supremo, que la declar¨® igualmente contraria a la Constituci¨®n. Mi papel en este caso fue participar en la preparaci¨®n de un documento oficial (Amicus Brief) presentado al tribunal por la Academia de Ciencias. Los fundamentalistas alegan que la evoluci¨®n es una teor¨ªa, no un hecho. La ciencia se basa en la observaci¨®n, dicen, pero nadie ha observado el origen y evoluci¨®n del universo o de las especies.
Pero lo que se observa en ciencia no son las proposiciones de las teor¨ªas, sino sus consecuencias. La teor¨ªa helioc¨¦ntrica de Cop¨¦rnico afirma que la Tierra gira alrededor del Sol. Nadie ha observado tal cosa, pero s¨ª sus numerosas consecuencias. Aceptamos que la materia se compone de ¨¢tomos, aunque nunca los hemos visto.
La teor¨ªa de la evoluci¨®n afirma que los humanos y chimpanc¨¦s descienden de antepasados comunes que vivieron hace s¨®lo unos millones de a?os. Se sigue de tal proposici¨®n que las dos especies deben ser muy semejantes gen¨¦ticamente, como se comprueba al observar que el 98% de nuestro ADN es id¨¦ntico al de los chimpanc¨¦s.
La palabra "teor¨ªa" tiene significado diferente en la ciencia y en el lenguaje com¨²n. En lenguaje ordinario, "teor¨ªa" significa algo con poco fundamento, como cuando digo a mis amigos que "tengo mi propia teor¨ªa sobre qui¨¦n fue el asesino del presidente Kennedy". En ciencia, "teor¨ªa" se refiere a una explicaci¨®n cient¨ªfica de amplia envergadura y consecuencias importantes apoyadas por la evidencia. As¨ª, la teor¨ªa at¨®mica explica por qu¨¦ ox¨ªgeno e hidr¨®geno se combinan de una manera particular, con arreglo a la f¨®rmula H2O, que es el agua.
"Darle a cada uno su oportunidad", el sentido de lo que los americanos llaman fair play, es algo profundamente arraigado en la personalidad americana. Esta inclinacion a ser fair, o imparcial, predispone a los americanos a tolerar la ense?anza de ideas contradictorias.
No es raro o¨ªr, de quienes no han pensado en serio sobre el asunto, que lo razonable ser¨ªa que se ense?en en las escuelas tanto el creacionismo como el evolucionismo.
Pero en la ense?anza cient¨ªfica, tal imparcialidad est¨¢ fuera de lugar. Vivimos en un mundo completamente penetrado por los avances precisos de la ciencia y la tecnolog¨ªa; autom¨®viles y aviones, puentes y rascacielos, tel¨¦fonos y ordenadores, medicamentos y cirug¨ªa. Cuando tomamos un antibi¨®tico, subimos a un avi¨®n o cruzamos un puente, contamos con que est¨¢n construidos con arreglo a principios cient¨ªficos: la evoluci¨®n en vez del mesmerismo, el heliocentrismo en vez de la astrolog¨ªa, la mec¨¢nica newtoniana en vez de la teor¨ªa humoral.
La ense?anza religiosa tiene su lugar apropiado en la familia, la Iglesia y los centros religiosos, pero no en las asignaturas cient¨ªficas. En los colegios estatales americanos, donde debe mantenerse la imparcialidad religiosa, es posible estudiar la Biblia y las doctrinas religiosas cuando se ense?a la historia de las religiones o de las ideas.
La Biblia y el cristianismo han jugado un papel crucial en la historia del mundo occidental. Pero ense?ar la descripci¨®n del origen del universo narrada en el G¨¦nesis como si fuera una teor¨ªa cient¨ªfica es un insulto tanto contra la religi¨®n como contra la ciencia. Como dec¨ªa Juan PabloII, el prop¨®sito de la Biblia no es ense?arnos astronom¨ªa, sino el camino virtuoso para llegar al cielo.
Si el caso de Kansas terminar¨¢ o no en los tribunales, depende de lo que pase en los meses pr¨®ximos. El gobernador de Kansas, el republicano Bill Graves, ha anunciado que tomar¨¢ pasos apropiados para corregir en el Parlamento del Estado la decision de la Junta de Educaci¨®n.
Francisco J. Ayala
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