Aroma, veteran¨ªa y tablas
Luci¨® el sol en la segunda de la Feria de Alcal¨¢, que calent¨® los tendidos con tibieza. Unos tendidos que estaban medio vac¨ªos, a pesar de que en el cartel hab¨ªa una terna de toreros de curr¨ªculum, veteran¨ªa y renombre. Y de que los toros anunciados eran de cierta garant¨ªa comercial. Quienes acudieron pudieron ver entonces a un maestro en tauromaquia con aroma y torer¨ªa, a un veterano de t¨¦cnica bien aprendida, y a un torero con nombre que sabe llegar a los tendidos y tiene recursos variados, tablas y sonr¨ªe salga lo que salga al ruedo. En fin, una terna con aroma, veteran¨ªa y tablas.Los toros de Guadalest no fueron muy all¨¢, pero en alg¨²n caso desarrollaron casta, como el primero y el quinto, y en los otros se dejaron torear o plantearon dificultades. Como el cuarto, manso, tardo y reserv¨®n, y que Anto?ete supo lidiar con pundonor y extraer los pases que ten¨ªa.
Guadalest / Anto?ete, Espartaco, Cordob¨¦s
Toros de Guadalest, terciados, de juego variado, 1? y 5? con casta; 3? sospechoso de pitones; 6? devuelto por inv¨¢lido. Primer sobrero, de Manuel ?lvarez, devuelto por inv¨¢lido; segundo sobrero, de Maria del Carmen Camacho, chico y flojo. Anto?ete: estocada muy baja atravesada (ovaci¨®n); estocada (oreja). Espartaco:pinchazo hondo, otro bajo sin soltar y se tumba toro (silencio); estocada desprendida (dos orejas). El Cordob¨¦s: estocada desprendida (oreja); estocada (oreja). Espartaco y El Cordob¨¦s salieron a hombros.Plaza de Alcal¨¢ de Henares, 2 de septiembre. 2? corrida de feria. Un cuarto de entrada.
Una tarde por lo tanto para tomar apuntes, contrastar estilos, maneras de estar en el ruedo y de plantear la lidia. Algo m¨¢s que entretenida. Se pudo estudiar, es un decir, la lidia y sus secretos, divertirse con algunos pasajes curiosos o tremendistas, o saber de arte, tiempo y solera.
Anto?ete en su primero, al que de capote apenas pudo tocar, un toro encastado que repiti¨® por los dos pitones, le construy¨® una faena breve, medida, en la que hubo dos series al natural, dos con la derecha, y los pases previos de tanteo.
Comenz¨® Anto?ete por bajo su faena de muleta. Dos doblones hondos, y despu¨¦s, erguida la planta, un trincherazo mecido que el p¨²blico jale¨®. A continuaci¨®n un abaniqueo por la cara de recurso, el toro apretaba hacia afuera, un recorte torero, y la muleta a la mano izquierda.
La primera tanda al natural fue de tres muletazos rematados detr¨¢s de la cadera y por debajo de la pala del pit¨®n, qe es lo que hay que hacer, seg¨²n cuentan ciertos canones. Y la segunda m¨¢s corta y menos limpia. Siempre el aroma de Chenel.
Sobre la mano derecha hubo una primera tanda templada que abroch¨® con una cambio por la espalda y un pase de pecho sobre la mano izquierda pre?ado de color y enjundia. La segunda serie en redondo fue m¨¢s corta y rematada con una trinchera y abaniqueo, tras el cual se fue a por la espada, que enterr¨® al primer envite, ca¨ªda, algo que enfad¨® al maestro.
En el manso y reserv¨®n cuarto Anto?ete hizo una faena de muleta casi al completo por el pit¨®n derecho. Prob¨® el izquierdo, de oscuras intenciones, y desisti¨®. Las series por el derecho fueron en general limpias. Las primeras m¨¢s en corto y las ¨²ltimas a media distancia. Y tuvieron la virtud del temple y de que fueron realizadas, m¨¢s en concreto la primera, en un palmo de terreno. Se tir¨® a matar Anto?ete en el cuarto como con hambre de contratos, algo incre¨ªble. Y cobr¨® una estocada en lo alto de la que el toro rod¨® sin puntilla. Para que luego digan. All¨¢ alguna voz que aludi¨® a la edad, el tiempo y las facultades mientras el toro deambulaba libre y mansurr¨®n en el primer tercio.
Espartaco lance¨® en el saludo a su primer toro por ver¨®nicas suaves y de trazo limpio. En el tercio de muleta hubo una primera tanda en redondo ligada y despaciosa. Al natural tir¨® del toro, que empez¨® entonces a no querer saber nada de seguir una tela de franela de color rojo que le demandaba recorrido.
En su segundo Espartaco fue construyendo un trasteo de muleta al hilo del pit¨®n, por fuera, de encomiable trabajo, y no falto de t¨¦cnica, hasta que alguien dijo, desde un tendido alto, claro y sonoro, que cu¨¢ndo era de verdad. Y el torero de Espartinas par¨®, mir¨® al tendido, sonri¨®, dij¨® no s¨¦ qu¨¦, y se fue hacia el toro. El resultado fue de cuatro redondos por el pit¨®n derecho, cruzado y con la panza de la muleta planchada. Resonaron los ol¨¦s sinceros del respetable.
El Cordob¨¦s sufri¨® una voltetereta en el noble y flojo tercero, al pasar de muleta en la segunda serie por la derecha. Sin consecuencias. Faena larga y de altibajos, guerrera. En el ¨²ltimo de la tarde, de Maria del Carmen Camacho, flojillo y nobl¨®n, otra larga faena de vaivenes que, en el ¨²ltimo tramo, ribete¨® con un toreo de hinojos de tintes tremendistas: persegui¨® al toro de rodillas hasta las tablas y all¨ª tir¨® los trastos a la arena, se abri¨® la chaquetilla y desafi¨® al burel.
Tres escuelas, tres maneras de estar en el ruedo. Fue una tarde de sol c¨¢lido y hubo premios toreros de distinto calibre. Variedad, color y su aquel de torer¨ªa y arte.
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