Venecia dedica una nueva mirada a la pintura de la ¨¦poca del Renacimiento
200 obras muestran la relaci¨®n de la ciudad italiana con los Pa¨ªses Bajos y Alemania
ENVIADA ESPECIALEl Renacimiento surgi¨® en Florencia, pero la recuperaci¨®n de la est¨¦tica del arte cl¨¢sico fue un fen¨®meno totalmente europeo. Las relaciones m¨¢s estrechas se produjeron entre los pintores venecianos y los de los Pa¨ªses Bajos y los del sur de Alemania. ?sa es la tesis de la exposici¨®n que ayer present¨® la Fiat en el palacio Grassi, de Venecia, y que se abrir¨¢ al p¨²blico ma?ana. Son 200 obras maestras de 90 artistas, procedentes de colecciones particulares y grandes museos, aseguradas en 80.000 millones de pesetas.
El t¨ªtulo de la exposici¨®n es El Renacimiento en Venecia y la pintura del Norte en tiempos de Bellini, Durero y Tiziano. Los comisarios, Bernard Aikema y Beverly Brown, explicaron ayer a los periodistas que su trabajo ha consistido en descifrar uno de los temas que m¨¢s han interesado siempre dentro del mundo del arte: las relaciones culturales entre Flandes y la Alemania meridional con Venecia desde la segunda mitad del siglo XV hasta finales del XVI.Bernard Aikema resumi¨® que el intercambio pict¨®rico fue intenso en ambos sentidos. Los n¨®rdicos llevaron a la pintura veneciana su minucioso realismo en los paisajes y en los objetos de la vida cotidiana, mientras que los venecianos aportaron su impresionante dominio del color y la monumentalidad cl¨¢sica de los personajes. Nombres como Tiziano, Durero, Savoldo, Paolo Fiammingo o Tintoretto son unos pocos ejemplos de ese intercambio.
Brown especific¨® que, si hubiera que destacar un punto de uni¨®n entre los dos colectivos de intelectuales, forzosamente habr¨ªa que hablar de Tiziano, de quien, por cierto, el Museo del Prado aporta el sobrecogedor retrato de FelipeII. Los pintores del Norte se desplazaron en masa a los talleres de Tiziano y su forma de crear fue la m¨¢s solicitada en todos los salones europeos.
Austero montaje
La famosa arquitecta Gae Aulenti ha sido la responsable del austero montaje que envuelve a esta exposici¨®n, que permanecer¨¢ abierta al p¨²blico hasta el pr¨®ximo 9 de enero. "La ¨²nica gran dificultad que he tenido", se?al¨® Aulenti, "para trabajar ha sido la emoci¨®n. No exagero si afirmo que cada vez que llegaba una de las 200 obras me quedaba paralizada por su belleza. He intentado que la impresi¨®n que se lleva el visitante sea la de que no hay ninguna clase de montaje. La pintura manda".La exposici¨®n ocupa tres plantas del edificio del palacio Grassi y est¨¢ dividida en siete apartados: Pintura veneciana del siglo XV y Ars Nova de los Pa¨ªses Bajos, Durero y Venecia; Alemania y Venecia a comienzos del siglo XV; Del infierno al para¨ªso, paisaje y figura en la Venecia de comienzos del siglo XV; Tiziano y el Norte; Animales, b¨¢rtulos y pueblos: La pintura inferior en Venecia a finales del XV; Alemania y Venecia, los ¨²ltimos a?os del siglo XV.
Adem¨¢s, los organizadores han dispuesto una secci¨®n especial dedicada al dibujo, con cinco salas en las que exhiben 100 obras entre grabados, manuscritos y dibujos.
Entre las obras m¨¢s espectaculares para el visitante se encuentran el San Jer¨®nimo de Antonello de Mesina; el Cristo entre los doctores de Durero, prestado por la colecci¨®n Thyssen de Madrid; Flora y Felipe II, de Tiziano, y El bautismo de Cristo, de Elsheimer. Atenci¨®n aparte merece una tabla de Carpaccio que siempre se ha visto dividida en dos partes y que ha podido ser por primera vez recompuesta tal como el artista la hab¨ªa concebido; las dos obras eran La casa en la laguna y Dos damas venecianas.
Mapa gigantesco
El itinerario de la exposici¨®n arranca con un mapa gigantesco que atraviesa las tres plantas y se?ala las principales ciudades donde se desarroll¨® toda esta pintura. Pero la primera obra que el visitante encuentra es el gran tr¨ªptico Virgen con el ni?o y ¨¢ngeles entre los santos Gregorio, Jer¨®nimo, Ambrosio y Agust¨ªn, de 5 metros de alto y 3,5 de ancho, fechada en 1446 y firmada por Antonio Vivarini y Juan de Alemania.Despu¨¦s de contemplar la obra completa recuperada de Carpaccio, el visitante entra a una sala dedicada a piezas en las que se representa la muerte y crucifixi¨®n de Cristo. Ah¨ª se pueden comparar las diferentes versiones que sobre el tema hicieron Bellini, Van Eyck o Roger van der Wyden. Pero, puestos a comparar, nada m¨¢s impresionante para el visitante que la sala dedicada a las Venus seg¨²n las imaginaban los artistas de la ¨¦poca.
Babelia
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