Aquellos sueldos de 2.000 pesetas

Lo de pasar m¨¢s hambre que un maestro de escuela fue en Espa?a, durante muchos a?os, algo m¨¢s que una frase hecha. Ahora vivimos tiempos de homologaciones salariales y pactos sociales por la mejora de la ense?anza, pero el gremio de los profesores conoci¨® en carnes, desde principios de siglo y durante largas d¨¦cadas, lo que significaba vivir con lo puesto. A t¨ªtulo de ejemplo, la ley de presupuestos generales del Estado de los a?os 1920-1921 inclu¨ªa una disposici¨®n del ministerio de Instrucci¨®n P¨²blica seg¨²n la cual los maestros disfrutaban "el sueldo de entrada de 2.000 pesetas y el ascenso m¨¢ximo a 2.500, mediante su escalaf¨®n de antig¨¹edad". Lo curioso es que, tres p¨¢rrafos m¨¢s arriba, esa misma disposici¨®n apuntaba: "En los establecimientos oficiales de ense?anza se conceder¨¢n matr¨ªculas gratuitas en beneficio de los que revelen capacidad para los estudios y carezcan de medios econ¨®micos (...). Se considera que carecen de recursos necesarios los que disfruten haber l¨ªquido inferior a 3.000 pesetas anuales o los hijos de familia cuyos padres disfruten haber no mayor a 3.000 pesetas". Es decir, los maestros y sus hijos ya disfrutaban t¨¢citamente de la gratuidad de sus matr¨ªculas hace 79 a?os, puesto que ninguno alcanzaba el list¨®n de los "recursos necesarios".

El 18 de mayo de 1923, el entonces ministro de Instrucci¨®n P¨²blica y Bellas Artes, Joaqu¨ªn Salvatella, promulg¨® un "estatuto general del magisterio" en el que ya se inclu¨ªan algunas ayudas al cuerpo, como complementos de destino (en funci¨®n de la poblaci¨®n de la localidad) y alojamiento subvencionado. Poco despu¨¦s, se hizo oficial la extensi¨®n de matr¨ªculas para los funcionarios y sus v¨¢stagos. Y as¨ª, en la Comunidad de Madrid, hasta el pasado 1 de julio.