Grazalema, el pueblo que se hizo famoso por sus ovejas y mantas de lana, vuelve a tejer
Esta localidad de la Sierra de C¨¢diz intenta vivir de algo m¨¢s que el turismo tirando de los oficios laneros que se perdieron y con la ayuda de una fundaci¨®n creada por un fil¨¢ntropo holand¨¦s
Teresa de la Rosa estaba ¡°quemada¡± hasta que la profesora Beatriz P¨¦rez le puso en las manos dos agujas para tejer lana. Despu¨¦s de toda una vida dedicada a gestionar un hotel en el bello pueblecito de Grazalema, en la Sierra de C¨¢diz, su marido falleci¨®, luego cerr¨® el negocio y se qued¨® sin ingresos. As¨ª llevaba dos a?os, hasta que el pasado mes de septiembre, entr¨® en contacto con la lana por primera vez. ¡°Pas¨¦ del blanco y negro al color¡±, explica entusiasmada la mujer de 58 a?os. De la Rosa es una de las 30 mujeres que el Ayuntamiento de la localidad forma con el objetivo de crear una futura cooperativa de tejedoras. Ellas son la avanzadilla de un plan mucho m¨¢s ambicioso con el que el consistorio y una fundaci¨®n creada por un fil¨¢ntropo holand¨¦s enamorado del pueblo buscan recuperar los oficios perdidos de una lana que lleg¨® a ser motor econ¨®mico de buena parte de la comarca.
Tan potente lleg¨® a ser la lana en Grazalema que sus ganaderos moldearon hasta una oveja local para que produjese la mejor materia prima: la oveja merina grazaleme?a. Al calor de ese polo textil que produc¨ªa las renombradas mantas de Grazalema, la localidad lleg¨® a tener 9.000 habitantes, antes de que la industrializaci¨®n del sector del siglo XIX acabara por extinguir casi al completo la actividad en la zona. As¨ª que, en el presente, los 2.000 vecinos del pueblo ¡ªel municipio pierde unos 15 vecinos al a?o¡ª subsisten gracias al turismo y los ganaderos hace a?os que reorientaron sus ovejas a producir quesos, afamados gracias al tir¨®n de la cabra payoya, otra raza aut¨®ctona. Hoy, la lana solo habita en el recuerdo de los grazaleme?os que la usaban como sustento econ¨®mico, abrigo y relleno de sus colchones y es motivo de incordio para el sector primario que ve c¨®mo, tras esquilar sus ovejas, los vellones son considerados residuos que le generan un coste de destrucci¨®n.
¡°Era necesario un zamarreo, agitar a la gente¡±, avanza Carlos Javier Garc¨ªa, alcalde de la localidad (PSOE). As¨ª que en el Ayuntamiento han ideado el programa Horizonte Lana, con la idea de ¡°explorar todos los usos posibles de la lana¡±. ¡°Todo nace en el romanticismo y el gui?o al sector primero, pero tambi¨¦n para diversificar m¨¢s all¨¢ del turismo¡±, a?ade el regidor. Bajo ese paraguas penden hasta tres proyectos ya en marcha: la fundaci¨®n de una cooperativa de mujeres tejedoras, la construcci¨®n de un lavadero ecol¨®gico de lana ya en marcha y que ser¨ªa el ¨²nico de Andaluc¨ªa, y una f¨¢brica de pellets de lana como fertilizantes que ya se inaugur¨® el pasado mes de diciembre con el impulso de la fundaci¨®n Grazalema Regenerativa. La idea de Grazalema tambi¨¦n ha convencido al Ministerio de Reto Demogr¨¢fico, del que el Consistorio ha conseguido una subvenci¨®n de 550.000 euros.
Garc¨ªa a¨²n recuerda la primera vez que el empresario holand¨¦s Fred Guelen, fundador de Grazalema Regenerativa, entr¨® en su despacho, dispuesto a invertir de forma altruista en el pueblo que le hab¨ªa acogido en 2007 como refugio de toda una intensa vida de abogac¨ªa, fusiones y adquisiciones de compa?¨ªas. Guelen se subi¨® al proyecto de la lana con las ganas de revertir ¡°la apat¨ªa¡± que advert¨ªa entre la gente joven, abocada solo a emigrar o a dedicarse a la hosteler¨ªa. ¡°Siempre he estado involucrado en lo que pasa en el mundo, estuve a punto de ir a la pol¨ªtica. Pero en Grazalema me plante¨¦ que, en vez de empezar desde arriba, desde abajo puedes hacer mucho m¨¢s, hacer que algo crezca¡±, explica Guelen. Y as¨ª es como el empresario puso en marcha una fundaci¨®n que da trabajo a seis profesionales en ¨¢mbitos como la biolog¨ªa, la ingenier¨ªa o la arquitectura o el derecho que desarrollan proyectos relacionados con la memoria colectiva, apoyo a la ganader¨ªa o al emprendimiento.
El ingeniero t¨¦cnico industrial Juan Antonio Baena es uno de ellos. ¡°Si no hubiese sido por la fundaci¨®n, no hubiese podido trabajar en mi pueblo¡±, reflexiona el experto. Pero ahora es el responsable de la f¨¢brica de lanopellets que, permisos mediante, espera iniciar su producci¨®n a lo largo de este mes de enero y dar trabajo a dos personas m¨¢s del pueblo. La idea es que la f¨¢brica, ubicada en una nave municipal a las afueras del pueblo, asuma toda esa lana surgida del proceso de esquilado de las ovejas de la Sierra de C¨¢diz para convertirla en pellets capaces de actuar como fertilizantes naturales de liberaci¨®n lenta y retenedores de humedad. El proceso, conocido en Alemania pero sin f¨¢bricas que lo desarrollasen hasta ahora en Espa?a, ser¨¢ capaz de producir a m¨¢ximo rendimiento hasta 20.000 kilos al a?o de pellets.
¡°Es la soluci¨®n a un problema¡±, explica Baena, en referencia a unos ganaderos que, solo en la provincia, generan hasta 100.000 kilos de lana que ya no encuentran salida en el mercado y se ven obligados a destruir. Eso ha hecho que el Ayuntamiento grazaleme?o haya adquirido ya hasta dos esquilados a ganaderos de la zona, con el objetivo de nutrir el arranque del proyecto y evitarles las p¨¦rdidas. El objetivo es que la f¨¢brica LanoPellet ¡ªbajo la marca Maslana¡ª asuma esa compra en el futuro y sea capaz de introducir su proyecto en el mercado. ¡°Los proyectos que estoy haciendo creo que tienen que ser econ¨®micamente viables porque si no, son un problema para el futuro¡±, reflexiona Guelen.
La misma nave donde se producen los pellets ser¨¢ tambi¨¦n sede del lavadero ecol¨®gico a donde ir¨¢n a parar los vellones que den la calidad textil. Ser¨¢ una peque?a producci¨®n, despu¨¦s de que el abandono del aprovechamiento de la lana haya reorientado los ganados de ovejas merinas grazaleme?as hacia una mayor calidad de su leche que de su pelo. Pero se espera que sea suficiente para nutrir de materia prima a la cooperativa de mujeres, inmersas ahora en la formaci¨®n Tejer y tejer que imparte Beatriz Perez bajo el cobijo municipal. ¡°El proyecto intersecciona con la econom¨ªa circular y con el valor de la mujer rural ya que siempre ha existido una misoginia de considerar que tejer es una actividad dom¨¦stica de la mujer¡±, reflexiona Paco Mar¨ªn, t¨¦cnico municipal del Ayuntamiento.
Garc¨ªa reconoce que ni se esperaban la masiva respuesta que encontraron en el pueblo cuando iniciaron la selecci¨®n de las alumnas. Tanto que de las 15 plazas previstas, ampliaron a 30. Algunas, como De la Rosa, no hab¨ªan tocado una aguja de punto en su vida. Otras, como Eva Ram¨ªrez, s¨ª conoc¨ªan el punto y el crochet, pero ni se hab¨ªan planteado que eso pudiese servir ¡°para reinventarse profesionalmente¡±. Todas recuerdan historias contadas por sus madres y abuelas de esos tiempos en los que la lana rellenaba almohadas, colchones y carteras. ¡°Me he encontrado ganas y posibilidades en Grazalema¡±, apunta la profesora P¨¦rez, que ya puso en marcha una cooperativa de mujeres tejedoras en el barrio sevillano de las Tres Mil.
Ahora, con la primera parte del curso concluida en el que han aprendido los principios b¨¢sicos de tejer, las mujeres terminar¨¢n este a?o una segunda parte, m¨¢s enfocada a lo profesional. ¡°La alta costura demanda artesanos. La sostenibilidad va por ah¨ª y, a su vez, tiene potencia en las zonas rurales¡±, asegura P¨¦rez. Ram¨ªrez y De la Rosa la escuchan con atenci¨®n mientras exhiben orgullosas sus primeras creaciones, inspiradas en el bandolerismo andaluz y lo goyesco. El tiempo dir¨¢ d¨®nde les lleva la iniciativa, aunque para Teresa de la Rosa el camino ya ha valido la pena: ¡°Empec¨¦ pensando que no iba a dar la talla, pero que pondr¨ªa toda mi alma. Estaba quemada y al final esto me ha llenado el alma¡±, zanja satisfecha.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.