El ¨²ltimo del Tour, l¨ªder de la Vuelta
El franc¨¦s Jacky Durand, farolillo rojo de la carrera francesa, se encuentra con el liderato en Espa?a antes de regresar a casa dentro de unos d¨ªas
El franc¨¦s Jacky Durand es un veterano del pelot¨®n a sus 32 a?os. No es un gregario cualquiera y pasa por ser un hombre de car¨¢cter que se hace simp¨¢tico cuando quiere. Durand es el nuevo l¨ªder de la Vuelta, una situaci¨®n desconcertante para ¨¦l mismo, porque vino a Espa?a a intentar bajar de peso y sin mayores pretensiones que aguantar en lo posible durante una semana para luego tomar el vuelo de regreso a casa. Ahora no puede decir que quiera marcharse, aunque seguramente lo har¨¢ en cuanto las cosas se pongan m¨¢s serias. Durand fue el ¨²ltimo en el pasado Tour, una circunstancia que le rindi¨® alguna notoriedad extra. "As¨ª es el ciclismo", dijo, "no todo son matem¨¢ticas". Fue una etapa con m¨¢s salsa tras la l¨ªnea de meta que buen ciclismo en su transcurso, una etapa de transici¨®n que se dice, una etapa en la que los escapados sufrieron hasta tres fallos mec¨¢nicos en su aventura y en la que fallaron todos los pron¨®sticos, incluso aqu¨¦l un tanto esot¨¦rico que aventuraba ver a Olano luchando por alguna bonificaci¨®n. Desde luego, los c¨¢lculos fallaron para todos porque la concurrida llegada a Benidorm no produjo el sprint que se esperaba ni apareci¨® la tormenta que se anunciaba a bombo y platillo (era para m¨¢s tarde). Los ciclistas atisbaron la meta entre aterradores rascacielos rampantes y miles de ba?istas descuidados de todas las nacionalidades imaginables, porque est¨¢ fuera de toda duda que Benidorm es uno de los para¨ªsos vacacionales de la clase trabajadora europea. Una postrer curva en el ¨²ltimo kil¨®metro dio con varios ciclistas en el suelo y produjo un imprevisto corte en la cabeza del pelot¨®n cuando el TVM estaba en perfecta formaci¨®n para trabajarle la victoria a Blijlevens. De ah¨ª sobresali¨® como una aparici¨®n un surafricano afincado en Italia, la jornada fue ex¨®tica donde las haya, por nombre Robert Hunter, que disfruta de su primer a?o profesional con un historial naturalmente limpio de victorias. Hunter se encontr¨® solo en cabeza, tard¨® en reaccionar, mir¨® a ambos lados, tambi¨¦n para atr¨¢s, se lo pens¨® dos veces, se apercibi¨® de que la meta estaba delante y le invitaba tentadora e inici¨® un sprint largo que le condujo a su primer ¨¦xito. El sorprendido Hunter dio el testigo en el podio al extra?ado Jacky Durand, que casi llega tarde al protocolo porque, sencillamente, no se lo esperaba.
Al margen qued¨® sin premio en met¨¢lico C¨¦sar Garc¨ªa Calvo, jornalero del Fuenlabrada, que cumpli¨® con lo que de ¨¦l esperaban, dio lustre a su equipo y mereci¨® los elogios pertinentes por su valent¨ªa y esp¨ªritu de combate, a la par que la difusi¨®n de su apodo, el jabal¨ª de El Bierzo, al parecer por su parecido con un jugador de f¨²tbol de la localidad (dicen que el eterno Marian¨ªn, de la Cultural, nada menos). Garc¨ªa Calvo escap¨® en el kil¨®metro 12 cumpliendo ¨®rdenes y recibi¨® en poco tiempo la compa?¨ªa de Jacky Durand, que lleva la temporada y la vida prodig¨¢ndose en escapadas. Anta?o le sal¨ªan bien, y as¨ª gan¨® un a?o la Vuelta a Flandes y alguna etapa en el Tour. Este a?o, en cambio, han sido de las que acaban sin suerte: un buen manojo de ellas practic¨® en el pasado Tour donde, a pesar de terminar el ¨²ltimo de la general, le hicieron merecedor del premio a la combatividad. Durand y Garc¨ªa Calvo practicaron una escapada m¨¢s solidaria que otra cosa. A pesar de que llegaron a contar con hasta 12.35 minutos de ventaja (kil¨®metro 81), el pelot¨®n les puso a prueba en alg¨²n momento y consigui¨® una merma de casi cinco minutos en apenas 20 kil¨®metros, se?al evidente de que ambos no iban a ir a ning¨²n sitio, aunque al final no fuera as¨ª.
Durand hab¨ªa confesado a los periodistas que llegaba a la Vuelta gordo y falto de forma, con la idea de perder peso y correr una semana, la t¨ªpica actitud que tanto da?o hace al prestigio de la Vuelta: ?cu¨¢ndo se la tomar¨¢n verdaderamente en serio los extranjeros?. ?l mismo lo explic¨® con una sonrisa en los labios ante la prensa, con su nuevo maillot de l¨ªder: "Estaba en forma en el Tour y acab¨¦ el ¨²ltimo; estaba mal en la Vuelta y ahora soy el primero". "As¨ª es el ciclismo", termin¨® su reflexi¨®n, t¨®pico donde los haya. aplicable a cualquier actividad deportiva cuando nadie quiere llegar m¨¢s lejos o se ha quedado sin argumentos.
Hasta las normas de educaci¨®n alcanzaron un poder impresionante. El jabal¨ª de El Bierzo, esto es Garc¨ªa Calvo, obnubilado corri¨® al lado del galo. "Es que ha sido para m¨ª un gran honor", dijo el corredor del Fuenlabrada. "Escaparme al lado de Durand, nada menos... Menudo superclase he tenido de compa?ero". Y tan honrado estaba, y tan impresionado, que no se sinti¨® capaz de decirle que no. "En la ¨²ltima meta volante, me pidi¨® por favor que le dejase ganar y yo me considero un caballero, y soy incapaz de negarle una cosa a alguien que me pide una cosa as¨ª". Cosas veredes. Garc¨ªa Calvo, evidentemente, es un novato. Este es su primer a?o de profesional.
Durand reconoci¨® que hab¨ªa alcanzado alg¨²n pacto con su colega de escapada, la victoria para t¨ª, el liderato para m¨ª, pacto que suena un tanto ex¨®tico. Lo cierto es que ambos colaboraron con buena fe y que se esperaron el uno al otro hasta tres veces debido a los excesivos fallos mec¨¢nicos que sufrieron, que si un pinchazo, que si la cadena... que la escapada era un desastre. Pero el desastre termin¨® en premio para Durand, un accidente en esta Vuelta, precedido de otro accidente sin demasiadas consecuencias. Hubo ca¨ªda en una curva que anunciaba problemas. Los afectados tuvieron diferente suerte; por ejemplo, el italiano Dario Andriotto (Saeco) se quej¨® de la clav¨ªcula y hubo de tomar la ambulancia; pero su colega, el alem¨¢n Danilo Hondo, con una brecha estimable en la cabeza, acept¨® una cura de urgencia en el mismo bordillo de la calzada, tom¨® la bicicleta y alcanz¨® la l¨ªnea de meta, donde fue vitoreado por los veraneantes y vecinos de la localidad. Unos dijeron algo en alem¨¢n. Otros pronunciaron el grito de ?Bravo machote!. Debi¨® entender lo primero y, naturalmente no comprendi¨® lo segundo en toda su extensi¨®n. Pero Hunter no se inmut¨® ni por lo uno, ni por lo otro.
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