Harvey Keitel afirma que su pelea con Kubrick fue "un asunto personal"

Bajito y compacto, con los ojos peque?os enrojecidos y los labios apretados, Harvey Keitel (Nueva York, 1939) despleg¨® ayer en Madrid su fama de dulce tipo duro. Cuando un periodista le pregunt¨® que si es un hombre tan solitario como lo son sus personajes, el actor contest¨®: "Si quiere un d¨ªa nos emborrachamos juntos y le contesto. De momento, ni siquiera nos hemos dado un beso". Keitel, que no quiso hablar de su enfrentamiento con Kubrick en el rodaje de Eyes wide shut, a?adi¨®: "Fue un asunto personal, s¨®lo entre ¨¦l y yo".

Keitel viaj¨® a Madrid para apoyar la primera pel¨ªcula del cineasta Tony Blui, un americano de origen vietnamita que ha rodado Tres estaciones (cuyo estreno en Espa?a ser¨¢ el pr¨®ximo 12 de noviembre) gracias a la financiaci¨®n de la productora del actor. Keitel eludi¨® las preguntas que no fueran sobre este proyecto, "podr¨ªa contarles muchas historias, pero ahora prefiero centrarme en una sola. He venido para hablar de esta pel¨ªcula y prefiero que as¨ª sea". Cuando se le pregunt¨® por su enfrentamiento con el cineasta Stanley Kubrick y su pol¨¦mico abandono en pleno rodaje de Eyes wide shut (donde interpretaba al personaje que finalmente da vida Sidney Pollack), el actor, con una fr¨ªa sonrisa, se?al¨®: "Efectivamente, no pienso hablar del se?or Kubrick, y menos ahora que se ha muerto. Prefiero que tan s¨®lo quede la memoria de sus pel¨ªculas".

Mecenas

Formado en el Actor"s Studio de Nueva York ("yo creo en la t¨¦cnica y en el estudio, adem¨¢s de en la suerte"), Keitel, que durante a?os fue el actor fetiche de Martin Scorsese, ha sabido convertirse en una estrella que vive al margen del star system de Hollywood, que sin apenas concesiones a la comercialidad trabaja para directores europeos como Theo Angelopoulos o para cineastas desconocidos como el que ayer present¨® en Madrid. Keitel, que fue uno de los impulsores de la primera pel¨ªcula de Quentin Tarantino, Reservoir dogs, explica que el apoyo a los nuevos cineastas se ha convertido en uno de los objetivos de su carrera; para ello afirma que se deja guiar por su olfato. "Tengo buen olfato porque tengo los reflejos de alguien que se ha curtido en el teatro", se?ala. "Son los reflejos de alguien que le gusta vivir bien y que quiere contar las historias que cree que le gustar¨ªan a sus amigos".

"Los j¨®venes directores de EEUU", contin¨²a el actor, "como los de Espa?a, necesitan nuestra ayuda y tambi¨¦n nuestro dinero. El de la industria y el de las instituciones. S¨®lo desde ese apoyo sin reservas se encontrar¨¢n los nuevos caminos y los nuevos lenguajes que necesita el cine hoy para poder avanzar y enfrentarse a su futuro. Creo que es un asunto prioritario para todos los que nos dedicamos a esto".

Keitel, que en la ¨®pera prima de Tony Blui interpreta a un ex marine ("yo tambi¨¦n fui marine pero lo dej¨¦ antes de Vietnam", dijo ayer el actor) que vuelve al pa¨ªs asi¨¢tico en busca de su hija y que durante horas se sienta a fumar en la puerta de una pensi¨®n, no neg¨® que se utiliza su nombre como un reclamo publicitario del filme: "Es evidente". Con apenas 10 minutos de aparici¨®n, el actor encabeza los nombres de un reparto de actores vietnamitas. "Bueno, ¨¦sta era una buena historia, una de esas historias que pueden llegar a ser algo, y cualquier forma de apoyo es buena", dijo mientras el joven director, sentado a su lado, se limit¨® a defender que su pel¨ªcula no es ni americana, ni vietnamita, sino suya.