El tigre melanc¨®lico
Por alguna jugarreta de los duendes del estadio, el alma de un muchacho de veinte a?os se ha metido en el cuerpo de un tigre. El resultado es Anelka. A causa de esta mal¨¦vola posesi¨®n, el chico se enfrenta a una paradoja: soporta mal el v¨¦rtigo de la fama, pero se siente perdido cuando no consigue merecerla. A su alrededor todo el mundo ha vivido bajo presi¨®n; una corte de apoderados, mentores, hermanos, padrinos y dem¨¢s parientes ha tenido que multiplicarse para asimilar, explicar y atemperar sus lamentaciones bajo la mirada de un tropel de directivos apurados y reporteros impacientes. ?Ha dicho Nico que est¨¢ pensando retirarse? ?Ha insinuado que Ra¨²l y Moro son gente corriente? ?Ha olvidado el secreto del gol? ?Habr¨¢ sido sincero en sus explicaciones? ?Habremos contratado a un alien¨ªgena? ?Se trata de una desgana pasajera o prepara una fuga como en los d¨ªas del Arsenal? ?Estar¨¢ la Juve malmetiendo en la sombra con la complicidad de Zidane? Todos se preguntan, en fin, c¨®mo remediar el conflicto entre el chico y la fiera.
La primera exigencia para resolver su enigma es empezar por alguna parte. Sabemos que si quiere sobrevivir tendr¨¢ que seguir cazando, as¨ª que conviene que descubramos cuantas rayas tiene este tigre.
La respuesta es que las tiene todas. R¨¢pido, ¨¢gil, el¨¢stico y potente, parece poco dispuesto a los alardes decorativos; prefiere las habilidades aplicadas. Fiel a la estirpe de delanteros de ¨²ltima generaci¨®n, se siente capaz de interpretar las suertes m¨¢s complejas, pero no se permite adorno alguno. Quiz¨¢ nunca sepamos si su grandeza est¨¢ m¨¢s emparentada con la fuerza que con el ingenio. Puede ser un malabarista reprimido o un mago cuyos trucos son una simple cuesti¨®n de rapidez. ?O tambi¨¦n tiene esa capacidad superior que consiste en atrapar la pelota en un campo magn¨¦tico? Fuera del ¨¢rea se revela como uno de esos tipos capaces de conducirla entre chispazos, de ponerla en el claro a un toque, de envolverla con el cuerpo en un gesto de serpiente o de reventarla de un disparo con el empeine. ?Con qu¨¦ empeine? No importa, es ambidextro. Dado que s¨®lo juega para el gol, frente al portero tampoco hace gestos gratuitos: s¨®lo toca para apuntar y s¨®lo tira para matar. Sale por cualquiera de los dos lados, maneja indistintamente las dos piernas y golpea desde todos los ¨¢ngulos posibles con una dureza fulminante.
Por todo ello su caso tiene muy buen pron¨®stico. Podemos decir que ya es uno de los mejores delanteros del mundo y que, escondido en un f¨ªsico imponente, hoy no padece la pretendida soledad del corredor de fondo, sino la temible depresi¨®n del goleador. Como todos los pistoleros, ¨¦l sentir¨¢ que la punter¨ªa no es una cualidad, sino un verdadero producto de la inspiraci¨®n o, si se quiere, un don voluble que puede evaporarse con el viento. Puesto que estamos de nuevo ante un problema de madurez forzosa, puesto que esta opulenta criatura ha pasado de ni?o a multimillonario sin soltar la videoconsola, la soluci¨®n a su fragilidad mental ser¨¢ s¨®lo una cuesti¨®n de paciencia. En alg¨²n momento decidir¨¢ emanciparse, renunciar a la protecci¨®n del clan, descubrir nuevos amigos, establecerse en un lugar, quiz¨¢ en Madrid, y deshacer las maletas para siempre.
Hasta entonces tendr¨¢ que convivir con sus contradicciones. Oculto en su inconfundible piel de cazador, seguir¨¢ siendo explosivo y a la vez, malditos duendes, sensible a su propio estruendo.
Con ¨¦l, sin embargo, no caben equ¨ªvocos.
Tiene los colmillos de cristal, pero es un tigre.
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