Bollos y caf¨¦ en el palacio de Viana

Los portavoces de Exteriores de los grupos parlamentarios tuvieron que madrugar mucho ayer. El ministro Abel Matutes les cit¨® a desayunar en el palacio de Viana. Mientras los camareros serv¨ªan churros, bollos y caf¨¦s con leche, el ministro comentaba algunas caracter¨ªsticas geogr¨¢ficas de Timor Oriental, sus habitantes y extensi¨®n. Por fin, Matutes suscit¨® el asunto de Pinochet y de Chile. Matutes les inform¨® de que hab¨ªa decidido anunciar al ministro Gabriel Vald¨¦s el rechazo a la f¨®rmula del arbitraje. No entr¨® en detalles. Por ejemplo, omiti¨® hablar expl¨ªcitamente, seg¨²n varias fuentes consultadas, de la etapa de negociaci¨®n que comenzar¨¢ en breve.El ministro explic¨® que hab¨ªa pensado enviar, a finales de julio, el asunto al Consejo de Estado, pero que el clima creado en Espa?a con la publicaci¨®n de la noticia (sus contactos, a finales de julio, en Rabat y Madrid con Joaqu¨ªn Almunia para sondearle sobre el arbitraje) hac¨ªa imposible dicha consulta.

Matutes fue muy directo. Explic¨® a todos los portavoces all¨ª presentes que hab¨ªa recibido mensajes de Felipe Gonz¨¢lez, ex secretario general del PSOE, en el sentido de que el caso Pinochet se estaba descontrolando y que era necesario hacer algo. Matutes agreg¨® que precisamente por eso decidi¨® solicitar un dictamen al diplom¨¢tico socialista Juan Antonio Y¨¢?ez, quien lo elabor¨® con fecha de 3 de junio pasado. El ministro record¨® que Gonz¨¢lez y el Gobierno socialista fueron garantes, en los a?os ochenta, de la transici¨®n pol¨ªtica chilena. "Buena parte de la transici¨®n chilena se negoci¨® en la embajada de Espa?a en Santiago con el apoyo expl¨ªcito, con el respaldo y con la garant¨ªa del Gobierno espa?ol", dijo. Lo mismo fue repetido por Matutes, m¨¢s o menos, en su comparecencia.

Los madrugadores portavoces tuvieron que levantarse de la mesa a las nueve menos diez de la ma?ana. Matutes les pidi¨® responsabilidad y bajo perfil cuando hablasen de Chile. Todos se marcharon al Congreso a repetir la escena. Sin churros