Agujeros negros
Un t¨¦rmino procedente de la teor¨ªa general de la relatividad que va introduci¨¦ndose en el l¨¦xico de las relaciones internacionales es "agujero negro". El ?frica subsahariana, se dice, se est¨¢ convirtiendo en un agujero negro. La guerra, el hambre, el sida y la muerte prematura hacen cada vez m¨¢s dif¨ªcil salir de esa situaci¨®n a los pueblos que se ven envueltos en ella. Los jinetes del apocalipsis se llaman ahora agujero negro.Un agujero negro es un objeto celeste que ejerce una atracci¨®n tan fuerte que cualquier cosa que atraviese su umbral no puede volver a salir de ¨¦l. Por grande que sea, un agujero negro no se puede ver, ya que ni la luz puede escapar de semejante sumidero. La met¨¢fora es poderosa. Todos tenemos nuestros agujeros negros. El paro, la pobreza, la marginaci¨®n y la drogadicci¨®n hacen girar el agujero negro de las sociedades ricas y, como ocurre con los agujeros negros de verdad, aunque sabemos que est¨¢n ah¨ª, no los vemos. Pero la met¨¢fora da m¨¢s juego.
El f¨ªsico John Wheeler dijo que "los agujeros negros no tienen pelo". Quer¨ªa indicar as¨ª que, m¨¢s all¨¢ de su masa, sus cargas (el¨¦ctrica, d¨¦bil y fuerte) y su velocidad de rotaci¨®n, los agujeros negros no tienen otros rasgos distintivos. Sin embargo, uno de sus alumnos en Princeton, Jacob Bekenstein, sugiri¨® que los agujeros negros deb¨ªan tener entrop¨ªa. La entrop¨ªa es una medida del desorden que reina en un sistema. Lo razon¨® argumentando que, dado que la materia que absorbe un agujero negro es, como toda materia, portadora de entrop¨ªa, ¨¦sta no pod¨ªa desaparecer, pues el bien probado segundo principio de la termodin¨¢mica dice que la entrop¨ªa siempre aumenta. Este principio es algo que toda ama de casa experimenta al ver c¨®mo al cabo del d¨ªa el sal¨®n y la cocina se desordenan. Pese a ello, la comunidad cient¨ªfica no le hizo mucho caso. A?os despu¨¦s, Stephen Hawking descubri¨® que los agujeros negros no son negros del todo o, lo que es igual, que tienen pelos, porque radian algo de energ¨ªa y se van evaporando lentamente. Si emiten radiaci¨®n, tienen temperatura y tambi¨¦n entrop¨ªa, as¨ª que Bekenstein estaba en lo cierto.
De todas formas, los agujeros negros siguen planteando inc¨®gnitas fascinantes. Una de ellas es la siguiente: ?qu¨¦ pasa con la informaci¨®n contenida en la materia que se traga el agujero negro?, ?desaparece para siempre o vuelve a emerger a medida que el agujero negro se evapora? La f¨ªsica no ha dado todav¨ªa una respuesta convincente, y eso que de ello depende la naturaleza de la indeterminaci¨®n que pende sobre la evoluci¨®n del universo. Aqu¨ª no vamos a ocuparnos de tal cosa, simplemente vamos a usar esa pregunta incontestada para ampliar la capacidad metaf¨®rica de los agujeros negros.
Adem¨¢s de los citados al principio, lo que desde 1991 viene pasando en Rusia y la guerra de Kosovo tambi¨¦n pueden considerarse acontecimientos tipo agujero negro. Situaciones dif¨ªciles en las que un d¨ªa se entr¨® y de las que cada d¨ªa que pasa parece m¨¢s dif¨ªcil salir. Agujeros negros que se han tragado vidas humanas, principios del derecho internacional, normas morales b¨¢sicas, pensiones de jubilados, vidas de ni?os, ahorros de toda una vida, miles de millones de d¨®lares del FMI, etc¨¦tera. Nadie ni nada de lo que ha ca¨ªdo en su interior volver¨¢ a emerger ¨ªntegro, la curvatura del espacio y del tiempo en su seno es tan brutal que todo lo desgarra y hace a?icos. Ni la MIR, que est¨¢ 400 kil¨®metros sobre la Tierra, escapa a la succi¨®n del agujero negro que se ha venido desarrollando en Rusia. Ni los inv¨¢lidos, ni las ancianas serbokosovares escapan al agujero negro de la revancha albanokosovar, aunque la OTAN y la ONU est¨¦n all¨ª para evitarlo.
Esos agujeros negros se han tragado adem¨¢s informaciones que pueden ser decisivas para prever razonablemente la evoluci¨®n futura de la vida internacional. ?Ir¨¢n saliendo a la luz? De momento, confirmando a Hawking, de su horizonte sale una radiaci¨®n hecha, en este caso, de dolor, de odio, de resentimiento, de af¨¢n de revancha y de desesperanza. Una radiaci¨®n letal. Con ella tambi¨¦n parece que salen fragmentos de informaci¨®n, aunque, como se ha dicho antes, esto es s¨®lo una conjetura. Por ejemplo, el agujero negro de Kosovo se trag¨® la siguiente pregunta, ?por qu¨¦ acept¨® Milosevic el acuerdo que puso fin a la guerra? La atenci¨®n se ha centrado en la eficacia del armamento estadounidense de alta tecnolog¨ªa, pero escapes del agujero negro indican que esa supuesta eficacia fue m¨ªnima contra objetivos militares (13 tanques destruidos y 500 soldados muertos; los blancos alcanzados que nos contaban cada d¨ªa resultaron ser se?uelos). Claro que la destrucci¨®n civil, humanos incluidos, fue mucho m¨¢s seria, aunque parece poco veros¨ªmil que eso doblegara la voluntad de un Milosevic que se hab¨ªa manifestado dispuesto a caminar sobre cad¨¢veres. Entonces ?qu¨¦? Algunos efluvios del agujero negro apuntan a que, en cierto momento, el Kremlin se volvi¨® atr¨¢s de promesas de respaldo que hab¨ªa hecho a Belgrado con anterioridad.
En su d¨ªa, todos nos preguntamos por qu¨¦ Yeltsin despidi¨® a Primakov y mand¨® a negociar con Belgrado a Chernomirdin. No es un agujero negro, sino algo claro como la luz del d¨ªa que Chernomirdin responde a unos intereses (los de los oligarcas rusos) que son distintos de los que representa Primakov (la fortaleza del Estado ruso respaldada por los aparatos de seguridad y el Ej¨¦rcito). ?Qu¨¦ le dijo Chernomirdin a Milosevic? ?Qu¨¦ plante¨® Talbot durante sus negociaciones en Mosc¨²? ?stas son otras preguntas que se ha tragado el agujero negro. ?Conseguir¨ªa Talbot que Yeltsin se inclinara a favor de la pol¨ªtica para Kosovo que propon¨ªa Chernomirdin y en contra de la que propugnaba Primakov? El agujero negro moscovita acaba de emitir una se?al significativa a este respecto. Sabemos ahora que, en oto?o e invierno pasados, entre 4.200 y 10.000 millones de d¨®lares procedentes de Rusia llegaron al Bank of New York. No cualquier cliente env¨ªa cantidades as¨ª, la cosa era para llamar la atenci¨®n. ?Se enter¨® alguien en Washington sobre la existencia y el origen de ese dinero? ?Encerraba esa informaci¨®n el poder de cambiar voluntades en el Kremlin? Curiosamente, los colaboradores de Gore han hecho declaraciones que no lo desmienten. ?A ver si la muy moral guerra de Kosovo se gan¨® en Mosc¨² con un chantaje! ?Y los europeos acomplejados por no tener un armamento como el del Pent¨¢gono!
Claro que esa especulaci¨®n, aunque contesta unas, suscita otras preguntas. ?Por qu¨¦ iban a aceptar los militares y los servicios de seguridad rusos un final tan humillante de la guerra? Por disciplina. ?Tan lejos llega su disciplina? La verdad es que a alguien en el Ministerio de Defensa ruso no le gust¨® nada lo que pasaba y dio la orden de que soldados rusos entraran en Pristina. Poco despu¨¦s, en Mosc¨², se regul¨® un organismo con el fin de darle al Ministerio de Defensa la ¨²ltima palabra en la direcci¨®n de la pol¨ªtica en Kosovo. ?Se par¨® ah¨ª la reacci¨®n de los descontentos? Quiz¨¢.
?Y por qu¨¦ ha despedido Yeltsin al sucesor de Primakov y ha nombado en su lugar a Putin? Porque, quiz¨¢, los que reaccionaron no se pararon all¨ª y reclamaron adem¨¢s que al frente del Gobierno est¨¦ alguien de su confianza, como el ex jefe del KGB. ?Y por qu¨¦ iba a acceder Yeltsin a semejante cosa si no era de su gusto? Quiz¨¢ por la misma raz¨®n que meses antes accedi¨® a prescindir de Primakov. A fin de cuentas, si alguien en Washington sab¨ªa algo interesante sobre el dinero del Bank of New York, alguien lo sabr¨ªa tambi¨¦n en Mosc¨². Quiz¨¢ el KGB. Entonces, ?qui¨¦n manda en Mosc¨²? Puede que sea m¨¢s f¨¢cil decir qui¨¦n mandar¨¢ dentro de un a?o. En todo caso, en Rusia y en Kosovo hay entrop¨ªa. ?Y mucha!
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