El sue?o de Zaplana
"?Tan parecidas a los sue?os son las glorias, que las verdades son tenidas por mentiras y las fingidas por ciertas? ?Tan poco hay de unas a otras, que hay cuesti¨®n sobre saber si lo que se ve y se goza es mentira o es verdad!". Hoy, aquellas reflexiones del atormentado pr¨ªncipe Segismundo, que Calder¨®n hac¨ªa clamar venganza contra su padre, deber¨ªan servir al menos para golpear nuestra adormilada conciencia, embelesada por el discurso alegre con el que Zaplana disfraza la cruda realidad de la ideolog¨ªa conservadora y las pol¨ªticas sesgadas de su gobierno. Henchido de optimismo, exultante por la discordia entre sus contrincantes, se permite ahora proclamar, en una jugada de h¨¢bil tah¨²r de la pol¨ªtica, nuevos mensajes: competencia, flexibilidad y valencianismo aparecen como se?as de identidad de una derecha que quiere ser de centro, social y, apurando, de tercera v¨ªa. El vac¨ªo de tal batiburrillo es lo de menos, pues lo que interesa es la apariencia; no importa lo que se sea, o para qu¨¦ se est¨¦ en pol¨ªtica, sino lo que la gente crea que eres. En ello consiste la pol¨ªtica espect¨¢culo, en crear ilusiones. El problema de esta falacia es mayor cuando, adem¨¢s, se acaba confundiendo sue?o y realidad. El lema poder valenciano se convierte as¨ª en trasunto del manido Espa?a va bien, que Zaplana y Aznar adem¨¢s se creen, o no. Quiz¨¢ para despertar nuestra conciencia no s¨®lo sea necesario evidenciar el sustrato conservador del discurso del Partido Popular, aqu¨ª y all¨¢, en Madrid, sino la misma realidad de su pol¨ªtica, pues aunque "toda la vida es sue?o, y los sue?os, sue?os son", a veces la enso?aci¨®n puede terminar en pesadilla. La esencia del proyecto pol¨ªtico conservador no es la preocupaci¨®n por la justicia social y por un desarrollo equilibrado, sino un modelo que reproduce el tipo de gesti¨®n y de crecimiento meramente acumulativo y ca¨®tico que ha caracterizado ciudades como Benidorm, que tan bien conoce Zaplana, o islas vecinas como las Baleares, de las que tanto debiera aprender ahora. Valencia se nos presenta como punto de inflexi¨®n en un presunto arco mediterr¨¢neo frente al extremo catal¨¢n. La falacia de la globalizaci¨®n sirve, adem¨¢s, como oportuno trasfondo ideol¨®gico de lo que no es m¨¢s que una vieja forma de entender el desarrollo, una idolatr¨ªa del mercado. Frente a este escenario de candilejas en el que se nos vuelve a representar La vida es sue?o, hay que comenzar diciendo que se trata de un modelo periclitado en su vigencia, fr¨¢gil en sus resultados y desequilibrado en sus consecuencias al no calcularse adecuadamente los riesgos que todo crecimiento puede entra?ar. La especulaci¨®n inmobiliaria, impulsada por el turismo costero, y las obras p¨²blicas constituyen sus pilares, produci¨¦ndose una peligrosa confusi¨®n entre pol¨ªtica y negocios. Un c¨ªrculo que, en muchos casos, encierra intereses clientelares, al tiempo que coyunturalmente permite incrementar tasas de riqueza y de creaci¨®n de empleo, sin olvidar el impacto medi¨¢tico de las tan queridas inauguraciones por pol¨ªticos fotog¨¦nicos. Sin embargo, se deben recordar algunos riesgos, como la precariedad de estar al rebufo de la fase alcista del ciclo econ¨®mico, el agravamiento de los desequilibrios territoriales si no se aplican adecuadas pol¨ªticas redistributivas, la agresi¨®n a un medio ambiente precario como es el mediterr¨¢neo, el d¨¦ficit de inversiones sociales en obras y servicios para no incrementar el peso del Estado y la presi¨®n fiscal, aspectos que han acabado por poner en riesgo un modelo de crecimiento, tan querido aqu¨ª, que en las vecinas Baleares ha terminado por arrastrar al PP, comprometiendo de paso la estrategia del presidente Zaplana. No hay que olvidar que la originalidad de ¨¦ste ha llegado incluso a imitar aquella operaci¨®n de derribo de Uni¨®n Mallorquina, aqu¨ª UV, buscando copar todo el espacio pol¨ªtico de centro-derecha, maniobra arriesgada que puede revertir a medio plazo. Pero, adem¨¢s, el pretendido poder valenciano se desinfla. No s¨®lo desde 1996 todas las regiones del arco mediterr¨¢neo han crecido m¨¢s que la Comunidad Valenciana, sino que ¨¦sta continuar¨¢ creciendo menos en los pr¨®ximos a?os. Para mayor pena, todos los sectores de la econom¨ªa valenciana crecieron menos que la media espa?ola en 1998 y, para remate, la precariedad en el empleo ha hecho que descienda la tasa de poblaci¨®n activa, en especial entre mujeres y j¨®venes, que tambi¨¦n son quienes, si desean seguir buscando trabajo, peores perspectivas tienen de conseguirlo, am¨¦n de las malas artes en la contrataci¨®n o la extensi¨®n de la econom¨ªa sumergida y, con ello, del fraude fiscal. A?ad¨¢mosle el quehacer en las pol¨ªticas sociales por antonomasia, sanidad y educaci¨®n, para intuir el fondo de la pol¨ªtica de Zaplana, quien bien pudiera repetir aquello de "?qu¨¦ os espanta, si fue mi maestro el sue?o, y estoy temiendo en mis ansias que he de despertar y hallarme otra vez en mi cerrada prisi¨®n? Y cuando no sea, el so?arlo s¨®lo basta; pues as¨ª llegu¨¦ a saber que toda dicha humana, en fin, pasa como un sue?o y quiero aprovecharla el tiempo de que me durare".
Francisco Sevillano Calero es profesor de Historia Contempor¨¢nea en la Universidad de Alicante.
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