De risa
MANUEL PERIS Con un espect¨¢culo como este lo inteligente es re¨ªrse. Lo malo es que esto no es El club de la comedia, sino el PSPV-PSOE y uno debe ser bastante idiota tom¨¢ndose a¨²n m¨ªnimamente en serio a semejante pandilla de payasos aficionados. Manda Zaplana. La derecha valenciana est¨¢ plet¨®rica y unida. Se ha desembarazado de aquel caduco regionalismo lizondista que utiliz¨® como ariete contra la izquierda y que acab¨® convertido luego en el gran gorr¨®n del reparto del pollo de Gobierno. Antes del pen¨²ltimo espect¨¢culo de los socialistas, Zaplana les hab¨ªa infringido democr¨¢ticamente una brecha electoral de catorce descomunales puntos abiertos en canal y sin ning¨²n viso de sutura. Hoy la brecha electoral puede que sea un boquete mayor que el que revent¨® la presa de Tous y que acabe llev¨¢ndose los restos del naufragio socialista, en cuya sede s¨®lo falta por colgar el cartel de hasta aqu¨ª lleg¨® la riada. As¨ª, en medio de tama?a tempestad en la izquierda y con semejante clima de bonanza para la derecha pol¨ªtica y econ¨®mica, no es de extra?ar que sea ahora cuando haya podido producirse el relevo en la direcci¨®n de Las Provincias. Un relevo que, seg¨²n la propia empresa editora, el "agiornamento" empresarial reclamaba. En cierta ocasi¨®n Fernando Abril Martorell le dijo a un periodista sorprendido por el repentino cierre de un rotativo madrile?o: "No te enga?es; hoy muchos peri¨®dicos son como las viejas mesnadas de la Edad Media, se organizan y se arman para guerras concretas; luego se les puede tener en la reserva una temporada para otra batalla o sencillamente, disolverlos". El otrora todopoderoso vicepresidente del Gobierno sab¨ªa tambi¨¦n muy bien de lo que hablaba porque entre otros m¨¦ritos fue, junto con Emilio Attard y Manuel Broseta, uno de los "se?ores de la guerra" que organizaron la llamada batalla de Valencia en la que sumergieron, con la inestimable ayuda de Las Provincias, a buena parte de esta sociedad. Hoy no s¨®lo la batalla ha concluido y la transici¨®n ha terminado, sino que Zaplana se enfrenta a la paz de los cementerios en los que se ha sumergido, motu proprio, la supuesta oposici¨®n socialista enzarzada en su particular batalla fratricida. Posiblemente y llegado el PP a este punto de gloria, Zaplana cometer¨¢ m¨¢s errores de la cuenta porque uno, para ser y sobre todo para representar lo que quiere o dice ser, tambi¨¦n necesita de sus adversarios. Y si no que se acuerden de aquellos que "murieron de ¨¦xito". Porque a fin de cuentas la democracia consiste en eso, en un equilibrio de contrapesos. Por algo, desde la Ilustraci¨®n, la democracia e incluso la felicidad, siempre han ido unidas a la idea de tolerancia. Satan¨¢s, un joven ¨¢ngel creado por Mark Twain en El forastero misterioso, sostiene que ante el asalto de la risa nada se sostiene en pie. Y ante la inutilidad de otros artefactos, recomienda el humor como arma. Puede que hoy los socialistas valencianos, ayunos de l¨ªderes y sobre todo de ideas, no tengan m¨¢s armas morales que la risa. Lo malo es que, como ya advert¨ªa el Satan¨¢s de Twain, para usar el humor hace falta tener inteligencia y valor. De momento la nueva gestora puede empezar regal¨¢ndole unos zapatos de la talla 85 a Cipriano C¨ªscar, el resto del atuendo lo lleva puesto.
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