El Numancia ridiculiza al Depor
El equipo soriano dej¨® al descubierto los defectos de los gallegosDEPORTIVO 0 NUMANCIA 2
El Deportivo perpetr¨® una patochada monumental, una exhibici¨®n de desprop¨®sitos que Riazor tardar¨¢ en olvidar. Los ol¨¦s del p¨²blico al final del partido jaleando los toques del Numancia fueron la grotesca culminaci¨®n de una tarde repleta de detalles grotescos. El Deportivo sufri¨® alg¨²n que otro infortunio, como el penalti fallado por Djalminha en la segunda parte, pero ninguna excusa puede mitigar el infame desempe?o del equipo de Javier Irureta, un compendio de todos sus defectos elevados a la m¨¢xima expresi¨®n. El Numancia logr¨® con una facilidad sorprendente su primera gran haza?a del campeonato. No necesit¨® m¨¢s que apretar las filas en su populosa defensa y cazar un par de contragolpes.No hay trago m¨¢s amargo que cuando te hacen probar a la fuerza tu propia medicina. Y eso le ocurri¨® ayer al Deportivo, tan ufano tras haber logrado un puntito la jornada anterior en el Bernab¨¦u con un cerrojo de esos que ya no se ven desde que el m¨ªtico Maguregui se jubil¨® como ch¨®fer de autob¨²s. Andoni Goikoetxea debi¨® de tomar nota y le devolvi¨® la jugada a los blanquiazules en su propia casa. De hecho, Goikoetxea pareci¨® copiar al mil¨ªmetro el ins¨®lito dibujo t¨¢ctico que hab¨ªa planteado Irureta en Chamart¨ªn: nueve hombres para defender y el restante, a pelearse en solitario con la defensa rival.
Deportivo: Songo'o; Scaloni, C¨¦sar, Schurrer, Romero; V¨ªctor (Turu Flores, m
46), Jaime (Jokanovic, m. 85), Mauro Silva, Djalminha; Makaay y Pauleta (Manuel Pablo, m. 82).Numancia: N¨²?ez; Belsu¨¦, Jaume (Eleder, m. 76), Mu?iz, Iv¨¢n Rocha, Octavio; Mor¨¢n, Popescu (Casta?o, m. 70), Nagore, Pacheta; y Barbu (Morales, m. 56). Goles: 0-1. M. 42. Popescu, a centro de Pacheta. 0-2. M. 85. Morales remata a placer anticip¨¢ndose a toda la defensa del Deportivo. ?rbitro: D¨ªaz Vega. Amonest¨® a Scaloni y N¨²?ez. Unos 20.000 espectadores en el estadio de Riazor.
Ante semejante trinchera, el Deportivo demostr¨® lo que le cuesta jugar cuando el partido le impone la obligaci¨®n de tomar la iniciativa. Los gallegos se emplean con una parsimonia irritante. Su f¨²tbol suele reducirse a un est¨¦ril y tedioso tuya m¨ªa en el centro del campo, donde lo ¨²nico que consiguen es ralentizar el juego y dar tiempo a que el rival acomode su defensa. En el libro de instrucciones del Deportivo, el cap¨ªtulo dedicado al desmarque permanece en blanco. Cuando uno de sus futbolistas coge la pelota, los dem¨¢s se limitan a quedarse quietos esperando que se la den al pie. Ayer, por encima, las bandas fueron terreno vedado. Hasta los infantiles de primer a?o saben que ante un equipo muy cerrado hay que intentar tocar r¨¢pido, moverse sin pausa y buscar los costados. Pero el Deportivo se empe?¨® en jugar a ritmo de tortuga avejentada y en penetrar por el centro. Es decir, un puro disparate.
Al Numancia no le cab¨ªa la camisa en el cuello del miedo con que salt¨® a Riazor. No ser¨ªa justo reproch¨¢rselo, porque bastante ha hecho este equipo estando donde est¨¢. Pero del Deportivo lo ¨²nico que asustaba era el nombre, porque en cuanto los dos conjuntos se pusieron a jugar se vio que los gallegos eran mansos como un corderito. El Numancia se fue sacudiendo sus temores, empez¨® a aventurarse al contragolpe y, cerca del descanso, captur¨® el gol en un centro de Pacheta bien rematado por Popescu.
Irureta intent¨® lanzar al equipo tras el descanso con la incorporaci¨®n de Turu Flores, que permiti¨® el inusual espect¨¢culo de ver al Deportivo jugar con tres delanteros. Para ello, el t¨¦cnico prescindi¨® de los interiores y dej¨® toda la banda para que subieran los dos laterales. Ni Romero ni Scaloni supieron cumplir esa misi¨®n, y el Deportivo fue a¨²n peor que el de la primera parte. En realidad, por ins¨®lito que parezca, el Numancia vivi¨® el segundo tiempo instalado en la placidez, porque el Deportivo se anulaba a s¨ª mismo en cuanto sent¨ªa la presencia del ¨¢rea rival. El ¨²nico sobresalto para los visitantes fue un penalti que N¨²?ez, magn¨ªfico toda la tarde, detuvo a Djalminha, habitualmente infalible en esa suerte.
A partir de ese momento, Riazor comprendi¨® que el destino de los suyos estaba decidido. El Deportivo se ofusc¨® cada vez m¨¢s, al mismo tiempo que los contragolpes del Numancia se iban tornando m¨¢s peligrosos. En uno de estos, Morales -puede que en fuera de juego, pero para el caso es lo de menos- se anticip¨® a toda la defensa y bati¨® tranquilamente a Songo"o. La mitad del estadio se levant¨® y se fue. La otra mitad se entreg¨® a las protestas, con silbidos y alg¨²n que otro pa?uelo. Los esforzados chicos del Numancia se tendieron sobre el c¨¦sped para fundirse en un abrazo colectivo y disfrutar de su merecida proeza.
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