"Las 35 horas incitan a los empresarios a abandonar Francia"
El Movimiento de Empresas de Francia (Medef) est¨¢ en pie de guerra contra el definitivo proyecto de ley de la semana laboral de las 35 horas que entra ma?ana en el Parlamento y que ha convocado para hoy en Par¨ªs una multitudinaria concentraci¨®n de empresarios. Su presidente, Ernest-Antoine Seilli¨¨re, opina que la semana laboral de 35 horas incita a los empresarios franceses a abandonar el pa¨ªs, y asegura que si "Jospin habla de la dictadura de los inversores, nosotros podemos hablar de la dictadura de la ley"¡¤Antiguo alumno de la elitista Escuela Nacional de la Administraci¨®n (ENA), compa?ero de estudios y amigo del hoy primer ministro, Lionel Jospin, presidente del grupo financiero CGIP, Ernest-Antoine Seilli¨¨re suma a su t¨ªtulo de bar¨®n el de heredero de la dinast¨ªa Wendel y el de caballero de la Legi¨®n de Honor.
Pregunta. ?C¨®mo justifica esta movilizaci¨®n empresarial cuando los indicadores econ¨®micos del pa¨ªs son declaradamente positivos?
Respuesta.El crecimiento de este fin de a?o y el buen clima econ¨®mico no tienen nada que ver con la ley de las 35 horas, porque ¨¦sta s¨®lo ha sido aplicada hasta ahora por unas 15.000 empresas, un n¨²mero insignificante, una nimiedad, si se compara con el 1,2 millones de empresas francesas existentes. Y no hay por qu¨¦ extra?arse de que los empresarios reaccionen ante una ley que, sin considerar el tama?o, la actividad o la situaci¨®n de la empresa, obliga a todo el mundo a aplicar las 35 horas semanales, con fecha fija, a partir del 1 de enero pr¨®ximo. Los empresarios que piensan en el futuro ven en esa ley una imposici¨®n, ¨²nica en Europa, que atenta contra la libertad de empresa.
P. Y, sin embargo, la moral empresarial es excelente.
R. Por encima de toda coyuntura, le aseguro que todas estas regularizaciones, todas esas intervenciones del Estado desmotivan enormemente el esp¨ªritu empresarial, fomentan las ganas de invertir fuera de Francia. Con nuestra concentraci¨®n, lo que defendemos es la libertad de empresa, al tiempo, que denunciamos, claro est¨¢, una la ley tan anacr¨®nica como la de las 35 horas. Los empresarios van a subir a Par¨ªs con el esp¨ªritu de mostrar claramente que son la fuerza en alza de la sociedad francesa. No somos partidistas, no intervenimos en la vida pol¨ªtica, pero debemos decirles a los pol¨ªticos, con total claridad, y sea cual sea su orientaci¨®n, que no pueden dirigir nuestro pa¨ªs sin o¨ªr y tomar en consideraci¨®n a las empresas. Somos el ¨²nico pa¨ªs en Europa, y probablemente en el mundo, en el que partidos del Gobierno llaman a manifestarse en las calles contra los empresarios.
P. Perd¨®neme por entrar en el terreno de la psicolog¨ªa, pero ?el sue?o secreto de los empresarios no es convocar a una gran manifestaci¨®n, al menos una vez en la vida, para sacudirse el dominio que los sindicatos ejercen tradicionalmente en la calle?
R. Nosotros hemos reflexionado antes de tomar esta iniciativa y, justamente, hemos decidido no desfilar por las calles. No hacer como los partidos pol¨ªticos, ni como los sindicatos, porque nosotros, los empresarios, tenemos otro papel y somos los que con nuestra iniciativa creamos el empleo y la expansi¨®n. Tenemos conciencia de nuestras responsabilidades, y, en esa medida, queremos juntarnos de una forma digna, es decir, compatible con lo que somos. Estoy seguro de que ser¨¢ un gran encuentro, una reuni¨®n gigantesca.
P. ?Cu¨¢ntos empresarios espera usted juntar?
R. Se ha hablado de 10.000, pero creo que vendr¨¢n m¨¢s.
P. Dice que no se opone por sistema a las 35 horas, pero critica duramente la ley. ?Cree en la reducci¨®n del tiempo de trabajo?
R. La reducci¨®n del tiempo de trabajo es un problema de la empresa. A lo que nos oponemos es a la imposici¨®n por ley. Desde la promulgaci¨®n de la primera ley, que, claro est¨¢, hab¨ªa que cumplirla, hemos negociado acuerdos de gremio en 118 oficios. Pues bien, yo creo que la segunda ley de la ministra Aubry pretende ignorar esos acuerdos. Por eso creo que los empresarios llegar¨¢n en buen n¨²mero este lunes a Par¨ªs, porque, adem¨¢s de ser un error, esa ley desprecia y reniega del di¨¢logo social.
P. La ley introduce tambi¨¦n la flexibilidad laboral y facilita cierta moderaci¨®n salarial. Hay incluso quien sostiene que es un regalo para el empresariado.
R. Todo esto es propaganda del Gobierno sustentada en el comportamiento de las 15.000 empresas que se han pasado a las 35 horas y a las que la flexibilidad puede suponerles un plus interesante. Nosotros, en cambio, representamos a la mayor¨ªa de las empresas a las que la reducci¨®n del tiempo de trabajo no s¨®lo no aporta una mejora de la productividad, sino que acarrea incluso una p¨¦rdida de competitividad. El razonamiento de la flexibilidad es adulador, pero sigue siendo un error, un argumento de propaganda al servicio de la pol¨ªtica que presenta las 35 horas como un gran avance econ¨®mico y social.
P. ?Cree que la nueva semana laboral puede llegar a afectar a la productividad de Francia?
R. Si nosotros nos peleamos es porque creemos que la ley va a racionar el trabajo, viciar profundamente el di¨¢logo social, e incitar a los empresarios a desarrollar sus empresas progresivamente fuera de Francia.
P. ?Qu¨¦ datos tienen de que ese proceso est¨¦ en marcha?
R. Actualmente, no hay una sola empresa que no conozca los mecanismos de externalizaci¨®n, que no calibre las ventajas que puede encontrar en los mercados for¨¢neos, que no tenga en cuenta las posibilidades que ofrece la instalaci¨®n en el extranjero. Creo que las 35 horas fomentan las miradas hacia el exterior. Lo que pasa es que estos pasos, estas inversiones o esos traslados no se hacen de manera instant¨¢nea, requieren tiempo, muchas veces entre 5 y 10 a?os. As¨ª que no es un tiempo pol¨ªticamente ¨²til, porque, como sabe, los pol¨ªticos est¨¢n interesados por la siguiente confrontaci¨®n electoral.
P.?Qu¨¦ opina del comportamiento de Michelin?
R. Mi funci¨®n como presidente de la Medef no es hacer juicios sobre una empresa. El presidente de Renault, Louis Schweitzer, un colega de Michelin por tanto, ha dicho, por su parte, que una empresa no puede esperar a verse en dificultades para adoptar medidas que le aseguren el futuro. Le remito a estas declaraciones. P. ?Piensa que el anuncio simult¨¢neo de los grandes beneficios y la dr¨¢stica reducci¨®n de personal es un problema de comunicaci¨®n de Michelin?
R. No voy a formular ninguna opini¨®n sobre la pol¨ªtica de comunicaci¨®n de las empresas del pa¨ªs.
P. Lionel Jospin ha denunciado estos d¨ªas "la dictadura de los inversores", que atienden s¨®lo al incremento de los beneficios sin considerar la empresa y los trabajadores.
R. El se?or Jospin es un hombre pol¨ªtico. ?l habla de la dictadura de los inversores, como nosotros podr¨ªamos hablar de la dictadura de la ley que se impone a los empresarios. Todo eso son palabras. Ahora bien, estamos en un sistema y este sistema ha creado en nuestro pa¨ªs, en dos a?os, 550.000 empleos, que no son fruto de las 35 horas, ni del plan juvenil, sino puestos de trabajo creados por las empresas en los mercados, por empresas que tienen accionistas. Hay que decidirse: o el sistema es malo, o es el que queremos.
P. ?No hay que regular la econom¨ªa?
R. Nosotros somos la sociedad econ¨®mica m¨¢s regulada del mundo. Cuando el se?or Jospin pide m¨¢s regularizaci¨®n es porque se preparan nuevas tasas, un nuevo sistema de cotizaci¨®n social basado en el bonus-malus, o la aplicaci¨®n de las 35 horas.
P. ?El Estado debe pagar las prejubilaciones de un plan de reestructuraci¨®n laboral que no se justifica por la situaci¨®n econ¨®mica de la empresa?
R. En Francia, hemos abusado del sistema de prejubilaciones. Somos completamente conscientes de que los mecanismos que existen para estos fines se contraponen a la realidad demogr¨¢fica que viene. Si queremos poder pagar las jubilaciones, habr¨¢ que encontrar la manera de emplear durante m¨¢s tiempo la mano de obra en muchos sectores. En la renovaci¨®n de los acuerdos de seguros de paro, todo el sistema de prejubilaciones ser¨¢ seguramente revisado. La financiaci¨®n de los jubilados franceses ser¨¢ un problema dentro de veinte a?os, pero hay que abordarlo inmediatamente. Habr¨¢ que alargar el periodo de vida del trabajo y hacer un gran esfuerzo en la funci¨®n p¨²blica donde reg¨ªmenes especiales que cuestan horriblemente caros permiten a los funcionarios jubilarse antes, y trabajar y cotizar menos.
P. ?Por qu¨¦ hay tanto miedo en Francia a la mundializaci¨®n?
R. Por constraste con Espa?a, donde vemos una mentalidad empresarial abierta al mundo y al siglo XXI y una sociedad dispuesta a desempe?ar su papel en la globalizaci¨®n, en Francia estamos acomplejados y dubitativos, porque tanto desde la derecha como desde la izquierda se denuncian persistentemente los riesgos del proceso. Como empresarios, nuestro deber es modernizar Francia, hacer que nuestro pa¨ªs adopte con entusiasmo el camino del mundo que viene.
P. ?Se sienten respaldados suficientemente por la derecha pol¨ªtica? ?Es el gaullismo, la tradici¨®n dirigista, lo que obstaculiza la reacci¨®n?
R. No voy a opinar sobre la fuerzas pol¨ªticas de nuestro pa¨ªs, pero es cierto, desde luego, que en nuestro pa¨ªs hay una gran gusto por el Estado, que eso forma parte de nuestra tradici¨®n y que se da tanto a derecha como a izquierda. Pero es cierto tambi¨¦n que el Estado franc¨¦s est¨¢ obligado ahora a reinventar su papel y su posici¨®n.
P. ?Qu¨¦ relaci¨®n mantiene con su antiguo compa?ero de estudios y amigo Lionel Jospin ?Qu¨¦ piensa de su manera de gobernar?
R. No tengo ninguna opini¨®n que dar sobre eso. Mi papel no es juzgar la eficacia del Gobierno.
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