La coalici¨®n de coaliciones de Pasqual Maragall
Para ganar a Jordi Pujol, Maragall ha intentado hacer lo que Tony Blair hizo para derrotar a los conservadores: Antes de proponer el cambio a los electores se ha propuesto el cambio en su partido. En su caso, sin embargo, se ha quedado a medio hacer y hoy el ex alcalde de Barcelona es el candidato de tres partidos, dos de los cuales pueden ser considerados como el suyo, en lo que a todas luces es un proceso inacabado. La pertenencia al PSC -"el partido de mi vida", dice a menudo estos d¨ªas- le permite reivindicar su condici¨®n de socialista. Al mismo tiempo es el candidato de Ciutadans pel Canvi, una coalici¨®n formada en base a su liderazgo personal por independientes progresistas agrupados en plataformas sectoriales y territoriales. Ambas fuerzas est¨¢n aliadas entre s¨ª y adem¨¢s con los ecosocialistas de Iniciativa per Catalunya-Verds (IC-V) en tres de las cuatro circunscripciones electorales, las de Girona, Lleida y Tarragona. Este conglomerado es el fruto de dos procesos distintos. Por una parte, de una apuesta de la c¨²pula del PSC por la apertura y renovaci¨®n ideol¨®gica y org¨¢nica. Es lo que ha permitido que su militancia y los cuadros territoriales acepten compartir su importante espacio electoral con otras gentes y acepten que Maragall se proclame liberal. Por otra parte, es el resultado del debate abierto entre las izquierdas despu¨¦s de las anteriores elecciones auton¨®micas sobre la mejor forma de levantar una alternativa a CiU tras 19 a?os de fracasos. Ni Esquerra Republicana (ERC) ni Izquierda Unida (IU) quisieron asumir los riesgos de concurrir en una candidatura conjunta, ni con un programa com¨²n, ni siquiera con una mera declaraci¨®n pol¨ªtica pactada. Pero Iniciativa per Catalunya-Verds, s¨ª. Al mismo tiempo, Maragall est¨¢ poniendo en pr¨¢ctica sus ideas personales sobre la evoluci¨®n de los partidos y los espacios pol¨ªtico-electorales. Cree que las actuales formaciones pol¨ªticas deben dar paso a organizaciones mucho m¨¢s flexibles, plurales, con fronteras ideol¨®gicas y organizativas m¨¢s amplias, de manera que en un futuro haya una oferta del espacio progresista que se confronte con otra del espacio conservador. Su modelo es el Partido Dem¨®crata de Estados Unidos. La existencia de Ciutadans pel Canvi prefigura este modelo: Una formaci¨®n de v¨ªnculos internos laxos, integrada por grupos constituidos informalmente, gen¨¦ricamente progresista y liberal, en la que han encontrado refugio personas de variada procedencia e ideolog¨ªa. Aunque, como sucede a menudo con el personal pol¨ªtico en Catalu?a, si se escarba un poco en las biograf¨ªas de los principales miembros de Ciutadans pel Canvi lo que m¨¢s abunda son or¨ªgenes en el entorno del progresismo cristiano y del PSUC. La candidatura de Maragall es por lo tanto una coalici¨®n de coaliciones cuyo eje es el PSC, que, a su vez, es un partido federado con el PSOE. Conseguir que la estructura org¨¢nica del PSC aceptara este planteamiento fue un encaje de bolillos. Porque, a la postre, supon¨ªa que la candidatura que en anteriores comicios integraban los miembros del PSC esta vez iba a ser compartida con otros. Dos semanas antes de confeccionar las listas electorales Maragall advirti¨® a la direcci¨®n del PSC que quer¨ªa un tercio de las candidaturas para sus independientes, sus ciudadanos para el cambio. Anunci¨® tambi¨¦n que quer¨ªa un tercio de mujeres en las listas. Y que de las cuatro candidaturas provinciales, dos deb¨ªan ser encabezadas por ellas. La perspectiva de un crecimiento electoral actu¨® como linimento para lo que el aparato del PSC ve¨ªa que iba a ser un sacrificio. Sucedi¨® as¨ª. La comisi¨®n electoral del PSC, encargada de decidir quien integra las cuatro candidaturas provinciales y en qu¨¦ orden, se reuni¨® en la tercera planta de la sede central del PSC en Barcelona, en la calle de Nicaragua. El primer secretario, Narc¨ªs Serra, les present¨® la lista con los independientes de Maragall, que deb¨ªan ser incluidos en la candidatura y se fue a su despacho, en la cuarta planta del edificio. Maragall estaba en la sede de campa?a, en el centro de Barcelona, que es tambi¨¦n la sede de Ciutadans pel Canvi. Cada vez que surg¨ªan problemas, el secretario de organizaci¨®n Jos¨¦ Montilla, iba al despacho de Serra y regresaba con instrucciones. Montilla es, adem¨¢s, uno de los dirigentes territoriales que en 1994 organizaron la ca¨ªda del anterior primer secretario del PSC, Raimon Obiols, y a principios de 1998 prepararon el lanzamiento de la candidatura de Jos¨¦ Borrell a la presidencia del Gobierno. Controlan totalmente el aparato del partido, desde el que organizan los congresos. Los testimonios recogidos sobre la elaboraci¨®n de la candidatura de Maragall indican que Montilla actu¨® con absoluta lealtad a Serra. El resultado fue que Maragall obtuvo su tercio de la candidatura y los dirigentes territoriales se quedaron con los otros dos tercios, en los que dejaron s¨®lo las m¨¢s m¨ªnimas muestras de la diversidad interna del PSC. Quedaron Higini Clotas, como recuerdo hist¨®rico de la vieja Federaci¨®n Catalana del PSOE; Llu¨ªs Armet, como ¨²nico exponente del extinto obiolismo; y Josep Maria Carbonell, un hombre de Serra. Todo los dem¨¢s son candidatos gratos al aparato, afines al grupo de los hijos pol¨ªticos de Josep Maria Sala, el que fue secretario de organizaci¨®n. Los aspirantes que no ten¨ªan estas agarraderas fueron sacrificados. Eso signific¨® que se cayeran cinco diputados que han demostrado su val¨ªa en anteriores legislaturas: Joan Ganyet, en la lista de Lleida; Daniel Tarradellas en la de Girona; Rosa Barenys, Antoni Dalmau y Xavier Guitart en la de Barcelona. Condenado por el caso Filesa, Sala est¨¢ esperando que el Tribunal Constitucional le reconozca la inocencia de la que est¨¢ convencido. Tiene su despacho en la segunda planta de la calle Nicaragua y conserva una importante influencia a trav¨¦s de dirigentes como Miquel Iceta, un ex director general en la etapa de gobiernos socialistas; Jos¨¦ Zaragoza, un dirigente del Baix Llobregat; Manuel Bustos, hoy alcalde de Sabadell y Joan Ferran, secretario de organizaci¨®n de la federaci¨®n de Barcelona del PSC, entre otros. El poder de este n¨²cleo ha sido relativizado en esta campa?a porque Maragall ha creado su propio equipo, al frente del cual ha puesto a su antiguo jefe de gabinete en la alcald¨ªa de Barcelona, Xavier Roig.
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