Achicar un coraz¨®n de ni?a
En los pa¨ªses ricos, o al menos en los que se suele comer todos los d¨ªas, tener el coraz¨®n grande indica candor o generosidad. A los habitantes de muchas regiones de ?frica el m¨²sculo cardiaco se les ensancha y deforma hasta explotar tras generaciones de malnutrici¨®n. La peque?a Gnimasson Amed¨¦ lleg¨® ayer a Sevilla desde Benin para que le achiquen el coraz¨®n el equipo de cardi¨®logos del Hospital del Sagrado Coraz¨®n, para que si alg¨²n d¨ªa alguien le dice que lo tiene grande, sea un figura ret¨®rica de la persona que puede llegar a ser y no un diagn¨®stico de una muerte pr¨®xima.La peque?a de alrededor de dos a?os de edad recibe demasiada sangre por un conducto vestigial de su ¨¦poca embrionaria. El coraz¨®n est¨¢ hipertrofiado y las venas pulmonares dilatadas. Se fatiga, ha crecido poco, tiene que estar constantemente en brazos de alguien. Simplemente no puede hacer casi nada de lo que hace un ni?o.
Tampoco pueden hacer nada por ella ni su paup¨¦rrima familia ni los m¨¦dicos de su pa¨ªs. Para su suerte, el caso de Dalia (que es como sus familiares reducen su largo nombre) lleg¨® a o¨ªdos de los delegados de Tierras de Hombres en el min¨²sculo pa¨ªs incrustado entre Nigeria y Togo.
Esta ONG ech¨® a andar hace alrededor de 40 a?os cuando un periodista suizo se llev¨® a su pa¨ªs a decenas de ni?os abandonados en una de las m¨²ltiples y sangrientas guerras del continente africano. En Espa?a, esta organizaci¨®n funciona desde 1995. Inmediatamente, empezaron a llegar ni?os de pa¨ªses y familias sin recursos y muy enfermos a operarse en La Zarzuela. El Hospital Sagrado Coraz¨®n de Sevilla ha intervenido el coraz¨®n de cerca de 20 ni?os de Marruecos, Senegal, Togo, Angola o Guinea Bissau. Adem¨¢s, de la ¨²nica manera que se pueden hacer estas cosas: sin cobrar un duro.
La trayectoria de Dalia sirve para demostrar la catarata de generosidades que se necesitan para mejorar o, incluso, salvar la vida de uno de estos ni?os. Tras descubrir la grave cardiopat¨ªa de la peque?a y su ojo con cataratas, los voluntarios de Tierra de Hombres presentaron ante el Gobierno de su pa¨ªs los papeles necesarios para que se le otorgara el pasaporte: descripci¨®n de la dolencia, itinerario del viaje e incluso la fecha en la que se la operar¨ªa.
Con el visto bueno oficial en la mano, Dalia vol¨® de Porto Novo a Par¨ªs, de ah¨ª a Madrid y en un tercer avi¨®n hasta Sevilla. En todo momento estuvo atendida por voluntarios de Aviaci¨®n sin Fronteras. En el aeropuerto de San Pablo, el equipo de Tierra de Hombres se hizo cargo de la menor y la trasladaron hasta el centro hospitalario. El min¨²sculo cuerpo de Dalia est¨¢ vigilado y atendido con mimo por un verdadero batall¨®n de voluntarios, alrededor de una treintena, que se reparten el trabajo en tres turnos.
En la tarde de ayer, la ni?a estaba nerviosa y observaba con sus ojos bizcos cosas tan nuevas para ella como unos juguetes de peluche. Dalia es la hija de la segunda esposa de un vendedor ambulante, padre de otros tres peque?os. En un pa¨ªs que vive mayoritariamente de la exportaci¨®n de aceite de palma y los bienes manufacturados son una rareza, eso s¨®lo puede significar miseria, hambre y enfermedad.
La semana que viene, los doctores Carlos Infantes y Alfonso Carmona le abrir¨¢n el pecho y los ojos para remediar con el bistur¨ª lo que la malnutrici¨®n cre¨®. Algo m¨¢s de un mes de recuperaci¨®n, incluida la convivencia con una familia sevillana, y Dalia estar¨¢ lista para volver a casa con el coraz¨®n m¨¢s peque?o para poder hacerse grande.
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