El Supremo confirma la condena de 15 a?os al sargento Miravete por matar a un cabo de un tiro en el pecho
La Sala de lo Militar del Tribunal Supremo ha ratificado la condena de 15 a?os de c¨¢rcel impuesta al sargento primero Juan Carlos Miravete por la muerte del cabo Samuel Ferrer Caja, al que mat¨® de un tiro en el pecho en un cuartel de Huesca durante "un alarde absurdo de demostraci¨®n de hombr¨ªa", seg¨²n califica los hechos el tribunal. La sentencia mantiene tambi¨¦n la indemnizaci¨®n de 25 millones de pesetas que deber¨¢ pagarse a los padres de la v¨ªctima y de la que el Estado es responsable civil subsidiario.La Sala de lo Militar ratifica que el suboficial dispar¨® conscientemente su pistola contra el cabo, a corta distancia y apunt¨¢ndole al pecho, lo que le caus¨® la muerte.
El tribunal ha rechazado todos los motivos de casaci¨®n del defensor de Miravete y ha establecido "la condici¨®n de superior" del sargento y que ¨¦ste tuvo una actitud que, "durante un periodo de varias horas excede a un comportamiento que se pueda considerar normal". Tras ingerir pachar¨¢n a lo largo de la tarde, Miravete hizo alarde "de su condici¨®n de valent¨ªa, de unas cicatrices supuestas" y de su "hombr¨ªa ante sus inferiores".
Dado su conocimiento sobre la peligrosidad de las armas, Miravete "se represent¨® en todo momento la posibilidad del desgraciado suceso y, sin embargo, lo acept¨®, asumi¨¦ndolo, aunque no lo quisiera directamente".
Los hechos ocurrieron en la Escuela Militar de Monta?a de Candanch¨² (Huesca) en la madrugada del 19 de abril de 1997. Miravete, oficial de cuartel el d¨ªa del suceso, tras ingerir cerveza, vino y pachar¨¢n, vio la pel¨ªcula El sargento de hierro con un grupo de soldados del destacamento. Sin dejar de beber, relat¨® historias de combates, les mostr¨® cicatrices de acciones de guerra en las que supuestamente hab¨ªa participado en ?frica, y les conmin¨® a realizar con ¨¦l dos series de 50 flexiones. Despu¨¦s, sac¨® una pistola Luger con la que apunt¨® a varios soldados, a los que coloc¨® en una "situaci¨®n l¨ªmite, a todas luces caprichosa e innecesaria". Pasada la medianoche entreg¨® su pistola al cabo Ferrer y le orden¨® que la montase y le disparase. El soldado contest¨® negativamente. Miravete cogi¨® el arma, la enfund¨®, volvi¨® a sacarla y dispar¨® al cabo en el pecho. Samuel Ferrer se desplom¨® balbuceando: "Mi sargento, me ha matado", se santigu¨® y muri¨®.
La sentencia no alude a la intervenci¨®n del abogado del Estado en la vista del recurso, donde argument¨® que la responsabilidad civil subsidiaria del Estado supon¨ªa "engordar el d¨¦ficit p¨²blico" y representaba "una especie de loter¨ªa". Varios partidos pol¨ªticos criticaron este alegato.
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