Libros bajo control

Espa?a es el ¨²nico pa¨ªs de la UE que somete a los libros de texto a un control previo de car¨¢cter auton¨®mico. Y s¨®lo un pa¨ªs ejerce control estatal: Francia. Los editores espa?oles rechazan tajantemente lo que califican de "censura antediluviana", en referencia a los controles de ocho comunidades (las siete que tienen competencias desde hace a?os m¨¢s Baleares). Ninguna de ellas ha seguido el ejemplo del Gobierno central, que los suprimi¨® hace un a?o. Los cambios que imponen esas comunidades obligan a hacer un m¨ªnimo de nueve ediciones por texto, lo que eleva cada a?o de 900 a 6.000 los nuevos libros. Las consecuencias son, seg¨²n los editores, el encarecimiento, la falta de libertad de los autores, los retrasos de las ediciones y la desvirtuaci¨®n del tronco educativo com¨²n.

Si no existieran los controles auton¨®micos habr¨ªa actualmente en el mercado unos 6.000 libros de texto en lugar de 25.000, seg¨²n calculan las editoriales. Y, si en los ¨²ltimos a?os no hubieran aparecido tantos avances tecnol¨®gicos, el aumento de precio provocado por las multiediciones no hubiera sido del 10% al 15%, sino incluso del 50%.Los editores suelen presentar en diciembre a los evaluadores las muestras de los libros, en teor¨ªa, para que vigilen que se acomodan al curr¨ªculo oficial y no tengan errores. Pero los editores aseguran que, en la pr¨¢ctica, se analizan criterios pedag¨®gicos, diferencias ling¨¹¨ªsticas y, adem¨¢s, se hacen peticiones que en ocasiones rayan en el absurdo.

Todos aseguran que no tienen nada contra la gesti¨®n auton¨®mica de la ense?anza y que est¨¢n abiertos a diferentes soluciones. "La cuesti¨®n es c¨®mo administrar la diversidad para no caer en el control y garantizar que haya un juego libre de iniciativas", resume el vicepresidente del Grupo Santillana, Emiliano Mart¨ªnez.

- Grados de control. Las ocho comunidades que realizan controles son Andaluc¨ªa, Baleares, Canarias, Catalu?a, Comunidad Valenciana, Galicia, Navarra y Pa¨ªs Vasco. Hay dos grados de intervenci¨®n, seg¨²n los editores. El primero es el de Catalu?a, Pa¨ªs Vasco y Canarias, que realizan un control absoluto y juzgan p¨¢gina a p¨¢gina. El segundo es el de las otras cinco, que eval¨²an el proyecto en general, aunque solicitan cambios para introducir localismos o matizaciones diversas.

Aparte de estos controles, existe otro, a posteriori, del Ministerio de Educaci¨®n, que realiza la alta inspecci¨®n. Los editores apoyan este examen. "Las objeciones de los inspectores son revisadas con tiempo, y es raro que se retire un libro, porque para ello tiene que haber un delito", se?ala Emiliano Mart¨ªnez.

- Cuadernillos auton¨®micos. Los responsables de las editoriales est¨¢n de acuerdo en que la soluci¨®n m¨¢s razonable es que todas la comunidades eliminen el control previo. "Se seguir¨ªan realizando ediciones especiales cuando fuera necesario, como, por ejemplo, con algunos libros de sociales", se?ala el presidente de la Asociaci¨®n Nacional de Editores de Libros y Material de Ense?anza (ANELE), Mauricio Santos. Los editores est¨¢n abiertos a adoptar el sistema de Alemania: hacer cuadernillos complementarios de algunas materias para las comunidades que lo soliciten.

- Papel de los profesores. Mauricio Santos recuerda que el profesor es el que decide el libro en el que quiere basar la ense?anza: "En algunas ikastolas hay docentes que hacen manuales y los distribuyen por medio de fotocopias. Esos contenidos no pasan ning¨²n tipo de examen previo, lo que demuestra que la supervisi¨®n que nos imponen a nosotros es una censura".

Para el director de ediciones escolares de SM, Fernando L¨®pez Aranguren, "es una censura antediluviana" y deben ser los profesores los que decidan si los libros se adecuan o no a los requisitos de la ense?anza. Un aspecto en el que tambi¨¦n insiste el jefe de publicaciones escolares de Bru?o, Sebasti¨¢n Marsinyach: "Al obligar a los profesores a limitarse a una serie de libros, las comunidades los tratan como menores de edad". "No se est¨¢ teniendo en cuenta que las editoriales hemos hecho un esfuerzo para que se conozcan las comunidades", resalta Marsinyach.

- Arbitrariedad. Emiliano Mart¨ªnez recuerda una frase de un supervisor: "Usted me lo ense?a, y yo lo ¨²nico que le tengo que decir es si vale o no vale". L¨®pez Aranguren resalta que "la censura" no se ejerce igual en todas las comunidades ni entre unos equipos y otros. "Algunas, como Canarias, tienen comisiones de expertos an¨®nimas, que se toman meses y meses para responder o ni siquiera llegan a hacerlo. En Andaluc¨ªa ocurr¨ªa antes, pero ahora ha mejorado mucho la situaci¨®n".

El director de publicaciones de Anaya, Francisco Prior, hace tambi¨¦n hincapi¨¦ en los problemas con Canarias: "Al rechazar un libro a menudo dan como ¨²nica explicaci¨®n que no lo ven bien". Prior, como el resto de los editores, tambi¨¦n se opone al pago de los llamados d¨¦cuplos (el cobro de diez veces el precio de cada libro) que elimin¨® el ministerio hace m¨¢s de una d¨¦cada y que Canarias recuper¨® al recibir las competencias educativas.

- Adaptaciones locales. El jefe de ediciones escolares de Edelvives, Basiliso Mart¨ªnez, dice que el sistema "es perverso en s¨ª mismo": "Es una censura previa que pone en entredicho nuestra madurez y responsabilidad". Lo que perturba m¨¢s es, seg¨²n los editores, "la acomodaci¨®n sociocultural". Aseguran que en Canarias y Catalu?a se pide mucha literatura local y se dejan de estudiar otros autores importantes. Tambi¨¦n destacan los problemas en la Comunidad Valenciana sobre el origen del valenciano y su vinculaci¨®n con el catal¨¢n.