Un coraz¨®n minado
Sobre la mesa de Abdelhak Chaib Mohamed est¨¢n los documentos de su vida. Los trata con delicadeza, sobre todo el Libro de Familia espa?ol y el acta de matrimonio con una espa?ola, fechado en 1975. Son la prueba, insiste, de que no es ilegal. Lo repite sin cesar."Es que es lo ¨²nico que me queda", explica en su perfecto castellano, mientras se lleva un cigarrillo a la boca. Luego aspira hondo, mira fijo y desgrana su vida. Nacido en febrero de 1947 en El Aai¨²n, trabaj¨® desde joven en la explotaci¨®n de los fosfatos de Bu-craa. Su tarea consist¨ªa en inspeccionar la cinta que transportaba el mineral a lo largo de 140 kil¨®metros. El recorrido estaba sembrado de minas anticarro y antipersona. "Yo he visto morir a muchos amigos y soldados", recuerda.
Tras sufrir una grave enfermedad, busc¨® otro trabajo en el pa¨ªs que considera el suyo: Espa?a. Sin suerte, dio tumbos entre Las Palmas y Lanzarote hasta que una ma?ana lo sacaron de su chabola y lo repatriaron a El Aai¨²n. Pero ¨¦l sigui¨® firme en su prop¨®sito de volver a Espa?a, donde vive su esposa (separada) y sus cuatro hijos.
Por Nador cruz¨® la frontera hasta Melilla. "Salt¨¦ la alambrada y me descubri¨® un guardia marroqu¨ª que me golpe¨® en la espalda. Luego, como yac¨ªa en la parte espa?ola, lleg¨® un Guardia Civil. Desde el suelo, le habl¨¦ en castellano, le dije que ten¨ªa a mi familia en la Pen¨ªnsula. El agente me dej¨® pasar".
En Melilla su estado de salud empeor¨®. Poco a poco los ataques se agravaron, hasta que el 28 de diciembre de 1994 sufri¨® un golpe devastador. "Tuve 18 infartos en tres horas. Permanec¨ª 27 d¨ªas en coma". Ante su gravedad, el cardi¨®logo que le atendi¨® lo envi¨® al hospital de M¨¢laga, donde se le implant¨® un cat¨¦ter. Al salir, cumpli¨® un sue?o en Valencia. Visit¨® a su hija y, con las 10.000 pesetas que ella le dio, se dirigi¨® a Madrid. Fue acogido como indigente por el albergue municipal de San Isidro. All¨ª vive, de la caridad municipal, sin posibilidades de trabajar por su estado f¨ªsico. Va andando a todos los sitios y prefiere "no sacar conclusiones" de lo ocurrido en el Ram¨®n y Cajal. Es m¨¢s, teme disgustar a los m¨¦dicos. "No he protestado porque su tiempo es muy valioso y ellos me han cuidado". Como ¨¦l mismo aclara, sus miras son otras: obtener la nacionalidad espa?ola. Aqu¨ª es donde dice que tiene su coraz¨®n.
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