El Madrid discute la supremac¨ªa del Bar?a
Encuentro vibrante en el Camp Nou, condicionado por la actuaci¨®n de D¨ªaz Vega
BARCELONA 2 - REAL MADRID 2El ¨²ltimo cl¨¢sico del milenio fue un canto al f¨²tbol, una noche de juego carnoso, un partido sin pausa, un choque para irse a dormir con el poster de Figo y Ra¨²l en la cabecera de la cama, un encuentro emotivo, con todos los ingredientes, incluso con un ¨¢rbitro que si no la li¨® fue porque el partido pes¨® m¨¢s que sus errores. Entre despechado y enrabietado, el Madrid se redimi¨® con un ejercicio de autoestima que oblig¨® al Bar?a a defenderse desde una posici¨®n de inferioridad. La forma en que los azulgrana aguantaron y replicaron a los madridistas ratifica su condici¨®n de l¨ªder fiable, de equipo s¨®lido, pues cualquier otro equipo se habr¨ªa rendido anoche ante la afrenta blanca. La actitud y atrevimiento de los dos le dio a la confrontaci¨®n la beligerancia que no ten¨ªa desde hace mucho tiempo.El Madrid tuvo un dominio de la escena incuestionable desde que lleg¨® al Camp Nou y Toshack cant¨® la alineaci¨®n. El Madrid estuvo en boca de todos. Harto de tanto canguelo blanco, el gal¨¦s mont¨® un equipo que intimidara antes de que se pusiera la pelota en juego. La simple lectura de la segunda l¨ªnea blanca provoc¨® una sensaci¨®n de v¨¦rtigo que le permiti¨® gobernar el entorno. Jugaban Ra¨²l, Morientes, Savio y Anelka. La respuesta de Van Gaal habilit¨® todav¨ªa m¨¢s la propuesta madridista. El t¨¦cnico holand¨¦s despobl¨® el medio campo, menospreciando a Ronald de Boer y retrasando a Cocu a la demarcaci¨®n de segundo central y facilit¨® el cuerpo a cuerpo de punta a punta de la cancha.
Barcelona: Hesp; Reiziger, Abelardo, Cocu, Sergi (Puyol, m
37); Luis Enrique, Guardiola, Zenden; Figo (Ronald de Boer, m.92), Kluivert y Rivaldo. Real Madrid: Illgner; Michel Salgado (Seedorf, m.60), Julio C¨¦sar, Iv¨¢n Campo, Karanka; Geremi, Redondo, Ra¨²l, Savio; Anelka y Morientes (Guti, m.71). Goles: 0-1. M.26. Savio, desde la izquierda, centra al primer palo y Ra¨²l cabecea a la red. 1-1. M.28. Reiziger centra desde la derecha, Kluivert recibe, se gira, pasa atr¨¢s a Rivaldo y ¨¦ste remata duro y por alto. 2-1. M.49. Figo recibe de Guardiola, regatea a Julio C¨¦sar y, desde fuera del ¨¢rea, engancha un zurdazo que se cuela junto al palo. 2-2. M.85. Savio mete un bal¨®n en el ¨¢rea a Ra¨²l, que eleva por encima de Hesp. ?rbitro: D¨ªaz Vega, del colegio asturiano. Expuls¨® con tarjeta roja directa a Kluivert (m.55) y amonest¨® a Reiziger, Sergi, Redondo, Guardiola, Julio C¨¦sar, Savio y Figo. Lleno en el Camp Nou. Unos 98.000 espectadores.
El partido qued¨® parado como quer¨ªa el Madrid, dispuesto a un cuerpo a cuerpo, a intercambiar goles, a retratarse en cada acci¨®n en lugar de en cada jugada. Mandaban los futbolistas m¨¢s que el f¨²tbol y, en esta parcela, el Madrid puede combatir con el Bar?a, m¨¢s hecho, mejor como equipo, m¨¢s proclive al f¨²tbol colectivo. El aclarado de unos y otros propici¨® un mano a mano en cada rinc¨®n del campo: Figo con Michel Salgado o Karanka, Savio con Reiziger, Ra¨²l o Anelka con Sergi. Las rotaciones del cuarteto atacante madridista impidieron el juego de posici¨®n de los azulgrana, que no tuvieron m¨¢s remedio que correr como el Madrid.
La ausencia de volantes dej¨® muy solos a los medio centros, y la divisoria se convirti¨® en un lugar de paso ante el ir y venir de azulgrana y blancos. Las transiciones se impusieron a la posesi¨®n y el ritmo del encuentro result¨® inalcanzable para los defensores, sometidos de forma constante a la voracidad de los delanteros, y tambi¨¦n a los porteros, ambos de manos blandas en los balones cruzados. El Madrid tuvo entonces un mayor sentido de equipo, y combin¨® m¨¢s que el Bar?a, lastrado por el individualismo de Rivaldo, la bondad de Kluivert y muy pendiente de Figo, inmenso en cada jugada.
El Madrid fue punteando con Savio, con Ra¨²l, con Morientes y con Anelka, cargando a los laterales azulgrana con tarjetas, rematando a la cruceta (Anelka), hasta que lleg¨® el gol, el primero en los seis a?os ¨²ltimos a?os, reflejo de su jerarqu¨ªa psicol¨®gica, ratificada cuando Van Gaal se vio obligado a corregir el partido pasada la media hora con el cambio de Sergi por Puyol. El Bar?a, sin embargo, tard¨® apenas un minuto en empatar. Pese al desaf¨ªo del rival, nunca perdi¨® la compostura, ni el sitio ni el sentido de la orientaci¨®n. D¨¦bil en su parte trasera, le bast¨® su tridente atacante para contrarrestar el empuje forastero.
Perdon¨® el Madrid cuando ten¨ªa el partido a su gusto y el ¨¢rbitro tampoco estuvo de su parte pues le birl¨® un penalti y la expulsi¨®n de Sergi cuando el lateral sac¨® con las manos un remate debajo del marco. El Bar?a tuvo tiempo para rehabilitarse en el descanso y agarrarse en la reanudaci¨®n a un gol exquisito de Figo, que remat¨® desde la media luna al poste izquierdo de Illgner. El gol desfond¨® al Madrid y el partido perdi¨® su plasticidad para convertirse durante un rato en un choque confuso, trabado, caliente. En eso que Kluivert mando al carajo al ¨¢rbitro y el ¨¢rbitro mand¨® a Kluivert a la caseta.
El Bar?a recul¨® e invit¨® al Madrid a ir a buscarle, y el partido recuper¨® el tono vibrante del inicio. Agarrados a la zamarra de Geremi, incansable en cualquier demarcaci¨®n, la entrada de Seedorf y Guti le ayud¨® a ligar el juego y a llegar con reiteraci¨®n al marco azulgrana, que se encomend¨® a Figo y Rivaldo para alimentar la opci¨®n de resolver la contienda, dada la capacidad de los dos delanteros barcelonistas para recibir, aguantar y encarar a la zaga blanca. Fatigados los dos equipos, el partido qued¨® roto y a expensas de cualquier acci¨®n puntual, de una jugada, de un remate, pese al control aparente que ejerc¨ªa el Madrid. Y entonces apareci¨® Ra¨²l. En un desmarque prodigioso, el delantero madridista se perfil¨® para recibir de Savio y cruz¨® la bola ante los morros de Hesp, para despu¨¦s salir corriendo al encuentro de sus compa?eros mientras ped¨ªa silencio al Camp Nou.
El Madrid encontr¨® argumentos de peso para reivindicarse en el campo del Bar?a, y el Bar?a tiene motivos de peso para seguir relami¨¦ndose con el liderato. El choque demostr¨® en cualquier caso que la ¨²nica manera de enfrentarse a los azulgrana es como lo hizo anoche el equipo blanco,intercambiando golpes. El asunto es que el Madrid se ha rearmado y ha entrado en juego en el mejor escenario posible, justo donde tend¨ªa a la autodestrucci¨®n, en el campo en que hist¨®ricamente se le ha negado,y el campeonato viene bonito. Los dos grandes salieron fortalecidos, especialmente el Madrid porque resolvi¨® sus dudas frente a un Bar?a por norma fiable, confiado y seguro de cuanto hace desde hace una d¨¦cada.
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