Cientos de comercios de Castilla-La Mancha venden ilegalmente f¨¢rmacos para el ganado
El mercado negro de antibi¨®ticos mueve un bill¨®n de pesetas anuales, seg¨²n los farmac¨¦uticos
S¨®lo cuatro antibi¨®ticos pueden utilizarse para alimentar o tratar al ganado. El uso del resto es ilegal y puede generar bacterias resistentes que infectan al ser humano. Sin embargo, estos f¨¢rmacos prohibidos se venden sin control en centenares de establecimientos de Castilla-La Mancha. La Junta, que es la que deber¨ªa autorizar y controlar esos puntos de venta, ni siquiera dispone de un registro que los enumere. El Ministerio de Sanidad reconoce una gran "econom¨ªa sumergida" en el sector. Los empresarios de farmacia estiman que el mercado negro de los f¨¢rmacos animales mueve un bill¨®n de pesetas al a?o.
La ley est¨¢ muy clara, pero no se cumple. Este diario comprob¨® la semana pasada que los antibi¨®ticos prohibidos pueden adquirirse sin problemas -y sin recetas veterinarias- en cinco tiendas de productos zoosanitarios elegidas al azar en Toledo capital. Muchos establecimientos pueden encontrarse en las P¨¢ginas Amarillas bajo los ep¨ªgrafes "Animales (medicamentos)" o "Laboratorios veterinarios". Los productos adquiridos conten¨ªan penicilina, estreptomicina y tetraciclina, antibi¨®ticos de uso humano cuya administraci¨®n a los animales es por completo ilegal, debido a los riesgos que ello comporta para la salud humana.La aparici¨®n en los seres humanos de bacterias resistentes a los antibi¨®ticos es un grav¨ªsimo problema m¨¦dico que cada vez preocupa m¨¢s a cient¨ªficos, expertos y autoridades sanitarias. La fuente de resistencia mejor caracterizada es el suministro excesivo de antibi¨®ticos a las personas, tanto en los hospitales como en el mostrador de las farmacias. Pero cada vez es mayor la preocupaci¨®n por la pr¨¢ctica, muy extendida, de suministrar rutinariamente antibi¨®ticos a los animales de granja para acelerar su crecimiento, ya sea mediante inyecciones o a trav¨¦s del pienso.
En Espa?a, como en el resto de la Uni¨®n Europea, est¨¢ prohibido suministrar antibi¨®ticos al ganado, con la excepci¨®n de cuatro de ellos muy especiales que nunca se usan en humanos: flavofosfolipol (o flavomicina), avilamicina, monensina y salinomicina. Estas cuatro sustancias, como cualquier otro medicamento, s¨®lo pueden venderse en establecimientos expresamente autorizados, registrados y controlados por las consejer¨ªas de Sanidad.
Puntos de venta
Francisco Garc¨ªa-Merino, inspector farmac¨¦utico municipal de Menasalbas (Toledo), y los farmac¨¦uticos especializados en medicamentos para animales Bel¨¦n Bautista y Miguel Palomino -que est¨¢n preparando una acci¨®n legal sobre este asunto- aseguran que, al menos en las provincias de Toledo y Cuenca, las ventas incontroladas de antibi¨®ticos constituyen una pr¨¢ctica generalizada. Estos f¨¢rmacos se venden en tiendas de "Productos zoosanitarios" y en cooperativas ganaderas. S¨®lo en la provincia de Toledo hay unos 400 puntos de venta de ese tipo.
El marco legal espa?ol sobre medicamentos para animales es estricto, meticuloso y transparente. El Real Decreto 109/95, del 27 de enero de 1995, establece que "nadie podr¨¢ poseer o tener bajo su control, con fines industriales o comerciales, medicamentos veterinarios o sustancias que posean propiedades anabolizantes, antiifecciosas, antiparasitarias, antiinflamatorias, hormonales o psicotr¨®picas que puedan utilizarse como medicamento veterinario, a menos que tenga una autorizaci¨®n expresa expedida por los ¨®rganos competentes de las comunidades aut¨®nomas".
Pero casi cinco a?os despu¨¦s de la entrada en vigor de ese texto legal, el ¨®rgano competente en Castilla-La Mancha, que es la Consejer¨ªa de Sanidad, admit¨ªa por escrito el pasado mes de febrero que "¨²nicamente se han otorgado las autorizaciones en relaci¨®n a la distribuci¨®n y dispensaci¨®n de medicamentos veterinarios" a dos establecimientos, ambos propiedad de Bel¨¦n Bautista y Miguel Palomino (los dos farmac¨¦uticos que preparan una demanda contra la junta).
La gravedad del asunto se puede apreciar mejor con un ejemplo reciente. En diciembre de 1998, todos los pa¨ªses de la UE prohibieron el uso de cuatro antibi¨®ticos para animales por sus riesgos para la salud humana: bacitracina, espiramicina, tilosina y virginamicina. El periodo de gracia para retirarlos expir¨® el pasado 30 de junio. Pero los inspectores de Sanidad no han retirado esos f¨¢rmacos de los puntos de venta. Dif¨ªcilmente podr¨ªan hacerlo, si ni siquiera disponen de un registro de establecimientos.
M¨¢s a¨²n, con registro o sin ¨¦l, las autoridades sanitarias auton¨®micas no hacen gala de una excesiva diligencia para retirar los f¨¢rmacos prohibidos del mercado. Los mismos farmac¨¦uticos que preparan la demanda, y que son los ¨²nicos que figuran registrados por la junta, comunicaron hace meses a la consejer¨ªa que tienen en su tienda 12 garrafas de 5 litros de uno de los medicamentos prohibidos. Ning¨²n inspector ha acudido para retirarlos.
La administraci¨®n a los animales de antibi¨®ticos para uso humano es particularmente perniciosa, puesto que las resistencias bacterianas que generan inutilizan los antibi¨®ticos m¨¢s valiosos para tratar las infecciones humanas.
El decreto 109/95 establece que las comunidades aut¨®nomas deben comunicar al Ministerio de Sanidad la relaci¨®n de distribuidores y detallistas que venden medicamentos para uso animal en sus territorios. Este sistema de control no funciona, como evidencia el hecho de que el Ministerio de Sanidad no dispone de ning¨²n registro de esos establecimientos, seg¨²n reconoce Ismael D¨ªaz Yubero, subdirector de Medicina Veterinaria de ese ministerio.
"No puedo pronunciarme sobre el descontrol en los puntos de venta de medicamentos para uso animal", dice el director general de Salud P¨²blica, Juan Jos¨¦ Francisco Polledo. "Las comunidades aut¨®nomas son las responsables de su autorizaci¨®n y supervisi¨®n y, desde luego, yo soy el primer interesado en que se controlen esas pr¨¢cticas, tanto para el tratamiento del ganado enfermo como para la producci¨®n de piensos".
Polledo admite la existencia de una considerable "econom¨ªa sumergida" en el sector de la fabricaci¨®n de piensos. Seg¨²n ¨¦l, persiste un n¨²mero indeterminado de productores y minoristas de alimentos para animales que no est¨¢n registrados por ninguna Administraci¨®n y, por lo tanto, distribuyen piensos que carecen del m¨¢s m¨ªnimo control sanitario.
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