Un peligro para la salud humana

Una comisi¨®n coordinada por el Ministerio de Sanidad inspecciona los productos de granja o ganader¨ªa destinados al consumo humano. El a?o pasado impuso 61 sanciones, por un total de 50 millones de pesetas, a los propietarios de granjas, generalmente por haber administrado sustancias prohibidas a los animales. S¨®lo el 2,3% de las muestras analizadas dio positivo para antibi¨®ticos, pero esa cifra no refleja ni de lejos la magnitud del problema.Como explica el director general de Salud P¨²blica, Juan Jos¨¦ Francisco Polledo, los an¨¢lisis realizados sobre el producto final son ineficaces para detectar qu¨¦ animales han recibido antibi¨®ticos prohibidos. Aunque un pollo o una vaca hayan sido alimentados toda su vida con penicilina, basta con que los productores respeten los plazos legales de supresi¨®n (20 o 30 d¨ªas sin antibi¨®tico antes de sacrificar el animal) para que la sustancia no aparezca en los an¨¢lisis.

Por tanto, la ¨²nica forma eficaz de luchar contra esa pr¨¢ctica es controlar a los fabricantes de piensos y, sobre todo, a los establecimientos y cooperativas que venden antibi¨®ticos y piensos que los contienen.

Es importante distinguir entre dos clases de peligros para la salud humana derivados del uso de antibi¨®ticos. El primero es que, si no se respetan los plazos de supresi¨®n, el consumidor ingiere el medicamento con la carne.

El segundo es que el animal puede desarrollar, a lo largo de toda su vida, bacterias resistentes a los antibi¨®ticos. En este caso, lo que puede ingerir el consumidor no es el medicamento, sino la bacteria resistente.