El Gobierno se hace antip¨¢tico
Las ¨²ltimas decisiones de Ru¨ªz-Gallard¨®n irritan a usuarios del metro de Arganda, a padres de Alcal¨¢ y a vecinos de Barajas
Alberto Ruiz-Gallard¨®n, presidente de la Comunidad de Madrid desde hace cuatro a?os y 100 d¨ªas largos, dejar¨¢ de serlo cuando concluya esta legislatura (junio, 2003) para regresar a su oficio de fiscal, abandonado desde tiempos remotos, o escalar posiciones por los muros del palacio de la Moncloa.El interesado ha hablado tantas veces de su futuro, que ha terminado por sacar consecuencias inmediatas para su presente: la forma de gobernar la Comunidad de Madrid en el tiempo que le queda ser¨¢ distinta porque ya no tendr¨¢ que someterse m¨¢s a las elecciones auton¨®micas para revalidar el cargo. Gobernar¨¢ Ruiz-Gallard¨®n sin pensar demasiado en las consecuencias electorales de sus actos; tomar¨¢ decisiones antip¨¢ticas siempre que lo considere adecuado para el buen estado de la regi¨®n, seg¨²n cuenta estos d¨ªas el presidente madrile?o.
Ya no buscar¨¢ contentar a los vecinos de Vallecas para evitar que le persiga por las inauguraciones un hombre disfrazado de gallo; ni utilizar¨¢ medias tintas para tratar con los sindicatos, aunque le convoquen manifestaciones en la Puerta del Sol...
Para demostrar este giro en la gesti¨®n, en los primeros 100 d¨ªas de su segundo y ¨²ltimo mandato ha conseguido cabrear a varios colectivos sociales con sus declaraciones y decisiones.
Primer ejemplo: los vecinos de Arganda del Rey y Rivas-Vaciamadrid sufrir¨¢n uno de los agravios comparativos m¨¢s escandalosos del transporte colectivo madrile?o. El viaje desde Fuenlabrada hasta la capital en metro a partir del 2004 (fecha prevista para la inauguraci¨®n del metrosur) costar¨¢ tres veces menos que el trayecto subterr¨¢neo entre Arganda y Madrid. Un regalo de Ruiz-Gallard¨®n al sur que perjudica claramente al este: reequilibrio territorial.
El presidente tom¨® tan discriminatoria decisi¨®n mientras almorzaba en Legan¨¦s con periodistas que le preguntaron por las tarifas del metrosur. Su consejero de Transportes, Luis Eduardo Cort¨¦s, sugiri¨® que los precios podr¨ªan ser m¨¢s caros que los aplicados en la red de metro de la capital. Ruiz-Gallard¨®n le rechaz¨® con la mirada, corrigi¨® la tarifa en un segundo y decidi¨® que ser¨ªa equivalente a la aplicada en Madrid (130 pesetas el billete sencillo). Y no se hable m¨¢s; es la ¨²ltima legislatura del presidente.
Justificar que un ciudadano pague mucho m¨¢s si coge el metro en Arganda (430 pesetas) que si lo hace en Fuenlabrada (130) puede resultarle al Gobierno regional m¨¢s complicado que llevarse bien con el Ayuntamiento de Madrid.
Unas semanas despu¨¦s de la reprobaci¨®n p¨²blica a las ideas tarifarias de su consejero de Transportes, y ganadas ya las elecciones del 13-J, Ruiz-Gallard¨®n premi¨® al reprobado Cort¨¦s con la vicepresidencia del Gobierno. Un cargo que s¨®lo ha tenido reflejo en el Bolet¨ªn Oficial de la Comunidad y en la n¨®mina del pol¨ªtico. En la gesti¨®n diaria, el vicepresidente Cort¨¦s no ejerce su autoridad sobre el resto de consejeros, que dirimen sus encontronazos ante el ¨¢rbitro Ruiz-Gallard¨®n. Ni siquiera le ha servido al presidente tener un vicepresidente para descargar en ¨¦l tareas protocolarias. De momento.
El eficaz Cort¨¦s, que ha conseguido abrir m¨¢s de 50 nuevos kil¨®metros de metro en cuatro a?os, avanza con las tuneladoras de las grandes constructoras en los proyectos m¨¢s espectaculares pensados nunca para la red de metro madrile?a (el metrosur y la uni¨®n de Nuevos Ministerios con el ramal que conduce al aeropuerto de Barajas).
Tambi¨¦n trabaj¨® de diplom¨¢tico el vicepresidente para evitar que las relaciones entre el ministro de Fomento, Rafael Arias-Salgado, y el presidente regional se despe?ar¨¢n definitivamente por un barranco. Cort¨¦s impuls¨® la firma de la paz de Barajas, aunque para ello Ruiz-Gallard¨®n tuviera que negar por escrito sus declarados principios en contra de la ampliaci¨®n de Barajas y a favor de la inmediata construcci¨®n de otro aeropuerto en Campo Real. En este asunto, Ruiz-Gallard¨®n prefiri¨® optar por la simpat¨ªa que se le supone a un hombre de Estado, aunque para eso tuviera que cargar su cartera de contradicciones.
Se volvi¨® antip¨¢tico el presidente al comenzar el curso escolar. No visit¨® ni un colegio, aunque ya eran de su competencia. Y no le preocup¨® molestar a miles de padres (al menos 7.000) neg¨¢ndoles el derecho a que sus hijos tuviesen jornada continua (de 9.00 a 14.00) en 25 centros p¨²blicos de Alcal¨¢ de Henares. En estos colegios, el 80% de los progenitores hab¨ªa votado a favor del cambio horario, cumpliendo los requisitos que en su d¨ªa impuso el Ministerio de Educaci¨®n para autorizar el horario intensivo.
El presidente regional declar¨® que s¨®lo las familias con m¨¢s recursos econ¨®micos se beneficiar¨ªan de la jornada continua, pues podr¨ªan costear las actividades extraescolares de tarde para prolongar las clases de sus hijos. Ignoraba Ruiz-Gallard¨®n entonces (hace s¨®lo 15 d¨ªas; hoy ya lo sabe) que dichas actividades extraescolares existen con el actual modelo de jornada partida y diferencian entre ricos y pobres, pues son de pago y est¨¢n privatizadas en la mayor¨ªa de colegios p¨²blicos de la regi¨®n (a raz¨®n de 7.000 pesetas al mes por una hora diaria de ingl¨¦s, gimnasia, danza, teatro o inform¨¢tica).
El horario escolar no ha sido el ¨²nico problema en el estreno de las competencias en la gesti¨®n de la ense?anza no universitaria. Tras un alegre pacto con toda la comunidad educativa que garantizaba una inversi¨®n de 131.000 millones para mejorar la escuela p¨²blica en los pr¨®ximos cinco a?os, el presidente ha descubierto ahora que la mayor¨ªa del dinero se quedar¨¢ en los bolsillos de los profesores por las mejoras retributivas pactadas.
M¨¢s problemas: los dos principales gestores educativos con los que el Gobierno regional comenz¨® a administrar la ense?anza en junio, Jos¨¦ Luis Centeno y Juan Aguilar, dejaron sus puestos en octubre por supuestas desavenencias con la Consejer¨ªa de Hacienda, encargada de tramitar el gasto de los 131.000 millones para aplicar el pacto escolar. Ruiz-Gallard¨®n neg¨® las discrepancias; el Gobierno tap¨® los agujeros de urgencia.
Gustavo Villapalos, consejero de Educaci¨®n, ha convocado a todos los sectores para debatir la jornada continua, aunque mantiene su negativa al nuevo horario. Ruiz-Gallard¨®n le busca simpatizantes; su Gobierno se ha vuelto antip¨¢tico.
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