La tercera pirueta del t¨¦cnico vasco le lleva a San Sebasti¨¢n
A Javier Clemente le deslumbra el filo de la navaja. Se dir¨ªa que es su h¨¢bitat natural. Sali¨® del Athletic dejando una sociedad partida y un partido (el PNV) metido en un callej¨®n. Tanto ¨¦l como el entonces presidente, Pedro Aurtenetxe, profesaban la misma fe pol¨ªtica. Nacionalista confeso, dirigi¨® a la selecci¨®n espa?ola sin un asomo de duda met¨®dica. Le faltaba quiz¨¢s una pirueta interior para cerrar el c¨ªrculo: entrenar a la Real Sociedad, siendo socio del Athletic, y hacerlo un par de semanas despu¨¦s de haber anunciado su deseo de volver a entrenar al club bilba¨ªno por tercera vez. La decisi¨®n de la Real puede considerarse una contribuci¨®n a la normalidad. Tambi¨¦n juega en Anoeta el hermano de Julen Guerrero, el ¨²ltimo emblema rojiblanco. Pero Luis Uranga se ha sometido al tercer grado social y se ha jugado su ¨²ltima carta. Dicen de Clemente algunos de sus amigos que se sabe c¨®mo empiezan y c¨®mo acaban sus andaduras. Su llegada y su salida suelen estar precedidas por el mismo estruendo. El misterio est¨¢ en el centro. La frontera del ¨¦xito y el fracaso siempre est¨¢ condicionada por su particular gesti¨®n de lo uno y de lo otro. En San Sebasti¨¢n eleva el reto. Sus enemigos van a encontrar abundante material en las hemerotecas para argumentar lo arriesgado de la decisi¨®n. Sus pol¨¦micas con Toshack (hoy su amigo), con Luis Uranga (hoy su presidente) y con algunos sectores period¨ªsticos y notables del entorno realista son tan abundantes como agrias. Nada que no se explique por el peso de la p¨²rpura que otorga a la trascendencia social de su actividad profesional. Sus ep¨ªgonos apelar¨¢n a su fortaleza psicol¨®gica para levantar ¨¢nimos deca¨ªdos, a su curr¨ªculo deportivo y a su habilidad dial¨¦ctica para aligerar el peso de las hemerotecas. Uranga ha apostado por un material peligroso: durante semanas no se hablar¨¢ de f¨²tbol en San Sebasti¨¢n, sino de territorios y agravios. Nada m¨¢s ef¨ªmero que Krauss: una brisa frente a un cicl¨®n.
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