"Nos daba dulces y dinero como aguinaldo"

La aparente frialdad que reinaba en El Puerto con motivo del fallecimiento de Rafael Alberti encontr¨® su contrapunto en dos ni?os que se acercaron a la casa y permanecieron bastante rato a unos metros de su puerta. Ambos fueron all¨ª por la tarde. Sentados en la acera, rele¨ªan las noticias publicadas sobre Alberti en varios diarios que hab¨ªan quedado olvidados en el suelo por los periodistas. Conoc¨ªan a Alberti y le consideraban una especie de abuelo afable que se les hab¨ªa ido para siempre. Javier Crespo, de 10 a?os, y Luis Valero, de 11, hab¨ªan estado varias veces en la casa de Alberti para celebrar su cumplea?os y la Navidad."Mi hermana me despert¨® ayer y me dijo que Alberti hab¨ªa muerto", cont¨® Luis. El cr¨ªo todav¨ªa recordaba los d¨ªas que estuvo en la casa del poeta para "cantarle el aguinaldo en su cumplea?os". El escritor recib¨ªa a los ni?os que acud¨ªan a cantarle. "A veces nos invitaba a merendar. Nos daba dulces y dinero como aguinaldo", explic¨® Luis.

Su amigo Javier dibuj¨® ayer en clase "un barco porque a Alberti le gustaba el mar". "Tambi¨¦n he escrito una poes¨ªa dedicada a ¨¦l en clase", agreg¨® el ni?o. Javier ten¨ªa grabado en el recuerdo un poema que habla de una "corza blanca". "Los lobos la mataron o algo as¨ª", se esforz¨® en evocar Javier.

El poema que intentaba recitar de memoria este cr¨ªo era Mi corza, uno de los m¨¢s delicados y, a la vez, dram¨¢ticos de Alberti, un claro homenaje al cancionero del siglo XV. "Mi corza, buen amigo, / mi corza blanca. / Los lobos la mataron / al pie del agua. / Los lobos, buen amigo, / que huyeron por el r¨ªo. / Los lobos la mataron / dentro del agua", dicen los primeros versos del poema. Aquel anciano de mirada sonriente y perdida en un mundo de recuerdos y ensue?os le hab¨ªa dado algo a Javier para siempre.